Archidiócesis de Sevilla

Hay veces que reaccionamos a la defensiva y nos obsesionamos por levantar pulsos que nos hacen perder mucha energía.

Parece que en la Iglesia nos ha entrado la obsesión de “contrarrestar” la proliferación  de fiestas de Halloween  que a través del mercado ha entrado de lleno en nuestra sociedad  como un día se extendió la Coca Cola y los Mcdonalds. Es cierto que todo procede de la misma potencia y que solo persigue crear nuevos sectores de mercado y ampliar el consumo. Pero es igualmente cierto que esta fiesta pagana se ha colado quizás en la vieja Europa cristiana en medio del vacío creado por una fiesta litúrgica que no se le ha dado la importancia que tiene en nuestra Iglesia: La Solemnidad de Todos los Santos.

Nuestro Arzobispo relata los orígenes de esta fiesta litúrgica y su sentido más profundo en una Carta Pastoral. No es una fiesta cualquiera, celebramos los méritos de los que nos precedieron y nos sentimos interpelados por la llamada a la santidad. Por eso es necesario recuperar la importancia de esta fiesta, no como reacción a fiestas paganas que se van imponiendo por modas, sino por el convencimiento de su importancia en la vida de los cristianos.

Por este motivo son muchas las iniciativas pastorales que en la Iglesia se empiezan a organizar para recuperar la tradición de manera actualizada. En Roma, en la noche de Todos los Santos, el Teatro Orione colgaba el cartel de “no hay billetes” (aunque fueran gratuitos) en una noche donde más de mil jóvenes coreaban las canciones del grupo de rock cristiano The Sun , escuchaban los testimonio de jóvenes, como ellos, comprometidos con su fe,  y terminaban la velada con  Adoración Eucarística.  Otra iniciativa parecida se vivió en Turín, a la que se sumó un grupo de trescientos jóvenes de la diócesis de  Módena.

En nuestras parroquias también debemos aprovechar pastoralmente esta fiesta de la Iglesia, quizás sea un día propicio para invitar a jóvenes y  adolescentes a conocer los santos que se veneran en los altares de nuestros templos, a presentar sus vidas. La liturgia vuelve a convertirse en fuente y oportunidad de evangelización, por la gracia que se recibe en los sacramentos y por la catequesis que nos ofrece tanto la palabra como la fiesta que celebramos. 

Ver video de promoción