LA FOTO CON EL PAPA
Los acontecimientos vividos en Roma en estas dos últimas semanas me han provocado un examen de conciencia que me gustaría compartir en este espacio que se me ofrece.
La semana pasada el Santo Padre recibió la visita del Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama. El Corriere de la Sera abrió la pagina de la jornada con una entrevista al presidente a dos páginas donde éste proclamaba a los cuatro vientos la gran admiración por Francisco, precisamente aquél que había interrumpido su firme intención de bombardear Irak con una Vigilia de Oración que marcó la conciencia de paz en todo el mundo, incluidos sus ciudadanos americanos. Paradojas de la vida…
Obama manifestaba su intención de aliarse con el Santo Padre en la lucha por la erradicación de la pobreza. Sin embargo se topó con un pontífice que lo recibió con un semblante serio, y que se explayó en un encuentro que duró casi el doble de lo acostumbrado en la Audiencia a un Jefe de Estado. Sabemos además que los temas tratados fueron marcados por el pontífice, y que versaron más sobre aspectos morales (la defensa de la vida, el derecho a la objeción de conciencia, la trata de personas o la resolución de los conflictos internacionales por la vía del dialogo y el consenso) que por los temas que traía el jefe de la mayor potencia mundial en su cartera.
Pero al Presidente americano parecía que de poco le importaba el verdadero contenido del encuentro. La prensa italiana, y gran parte de la internacional, señalaba que lo significativo era hacerse la fotografía con el que es considerado el personaje de mayor prestigio mundial en estos momentos, incluso entre los ciudadanos estadounidenses: el Papa Francisco.
Los mismo ha sucedido con otra Jefe de Estado esta semana, que es además máximo
representante de la Iglesia anglicana: La Reina Isabel II de Inglaterra. Parece que ya no escuecen las salidas de miles de anglicanos para incorporarse a la Iglesia Católica y que se han olvidado los ecos de las duras críticas de muchos ingleses al Papa Benedicto XVI con motivo a la visita a su país donde pudo beatificar al Cardenal Newman. Lo importante, vuelvo a repetir, es salir en la foto.
Y mejor no hablar de la Presidenta Kirchner, de Argentina, que en más de una ocasión reusó encontrarse el Cardenal Bergoglio, haciendo manifiesto su claro distanciamiento, y ahora es la Jefe de Estado que más ha visitado a Francisco.
No tenemos que irnos a estas alturas para encontrar esta superficialidad de intención. También entre nosotros mismos, y reconozco haber caído en la misma trampa, hacemos lo imposible para ser fotografiados saludando al Papa. No importa que no nos hable, o que nos diga cosas desconcertantes. Lo importante es salir en la foto, y mejor si parece que ha habido hasta una conversación profunda, aunque no sea verdad.
Esto consecuentemente ha producido el desbordamiento de trabajo del Servicio Fotográfico de L’Osservatore Romano, que cada miércoles, después de la Audiencia, ve sus oficinas invadidas de público, especialmente argentino, pero no solo, y durante toda la semana no para de recibir miles de encargos de fotos con Francisco saludando.
En un esfuerzo de rectitud de intención debemos preguntarnos si no hemos
minusvalorado el encuentro personal, sin tanta repercusión mediática, si la intención es encontrarnos con el Vicario de Cristo o con un personaje famoso. Repito que una vez que he caído en la misma situación, necesito volver a una rectitud de intención que me centre en lo esencial del seguimiento del Señor, que buscaba encuentros cara a cara y corazón a corazón. Más de dos mil años después esos Encuentros se siguen produciendo en el interior de muchas personas, en medio de su vida cotidiana, sin fotos que lo inmortalicen y que, sin embargo, van siendo almacenados en el interior de cada persona, como una memoria imborrable.
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