EL COLEGIO ESPAÑOL DE ROMA
Nada de lo expresado en este blog desde sus inicios hubiese sido posible sin la oportunidad de vivir en el lugar que, desde hace algo más de dos años, se ha convertido en mi casa española en Roma: El Pontificio Colegio Español San José, iniciado en 1892 por el Beato Manuel Domingo y Sol, a su vez fundador de la Hermandad de Sacerdotes Operarios, y bajo la ayuda y dirección espiritual del Cardenal Merry del Vall.
Primero con sede en el Palacio Altemps, desde 1894, y posteriormente trasladado a la via di Torre Rossa, el Colegio es no solo residencia para los sacerdotes de las diócesis españolas, sino “cenáculo y hogar” en Roma para los obispos y sacerdotes que, por diferentes motivos, llegan a la ciudad eterna. Es cenáculo porque su fuente radica en la Eucaristía, siendo el Señor, Reservado en Sagrario, el Rector Mayor de la casa. Y es hogar porque su fundador expresó desde el inicio su deseo que aquel que lo visitase o residiese se sintiera “en su casa”.
Todas estas “consignas” fueron repetidas por en nuevo Rector, D. Ángel Pérez Pueyo, antiguo Director General de los sacerdotes operarios, en el Acto de Inauguración del curso académico 2013-2014.
Pero el Colegio Español de Roma supone una riqueza no solo por la confortabilidad del nuevo edificio, estrenado hace ahora 50 años, sino por las personas que lo habitan. Es el lugar donde convivimos sacerdotes de la mayoría de las diócesis españolas, pudiendo compartir la vida eclesial de nuestras Iglesias locales. Durante el periodo de estudios se forjan amistades auténticas entre los sacerdotes de distintas diócesis que duran para toda la vida. Es también el sitio donde se nos facilita poder estudiar sin mayor preocupación que superar los exámenes y las tesis doctorales, a ser posible con una buena calificación.
El Papa Benedicto XVI, en la Audiencia concedida al Colegio el 10 de mayo de 2012, memoria de san Juan de Ávila, expresó: “El itinerario de la formación sacerdotal es, también, una escuela de comunión misionera: con el Sucesor de Pedro, con el propio obispo, en el propio presbiterio, y siempre al servicio de la Iglesia particular y universal.” Por este motivo creo la comunión es la experiencia teológica que aporta la etapa romana a los sacerdotes que tiene la oportunidad de vivirla.
Por este motivo es justo agradecer la dedicación a este proyecto eclesial no solo al equipo de sacerdotes operarios que forman su Equipo Directivo y los trabajadores de la casa, sino a la Conferencia Episcopal Española que lo sostiene económicamente (uno de los tres patronos del Colegio es nuestro Arzobispo, d. Juan José). La Iglesia Católica es la institución que mayor tiempo y esfuerzo dedica a la formación permanente de sus miembros y uno de los exponentes de esta apuesta es el Pontificio Colegio Español de San José.
Vivimos un cambio de época a nivel social -también en la Iglesia- y este hecho requiere personas capacitadas para dar respuestas a las nuevas necesidades e interrogantes. Los sacerdotes vemos también la urgencia de anunciar el Evangelio en medio de estos cambios, y de las crisis que estos conllevan. Por eso las mediaciones que la Iglesia nos ofrece, como el Colegio, se convierten es una oportunidad de crecer interiormente, humanamente e intelectualmente para a tarea que se nos avecina.
La intuición de Mosén Sol no pertenece al pasado sino cobra siempre actualidad. Así ocurrió con los sacerdotes que recibieron la formación después del Concilio Vaticano II y así sigue sucediendo con los que somos preparados para la Nueva Evangelización.
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