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Sinodalidad, comunidad y evangelización

Del congreso de laicos me quedo con tres palabras: sinodalidad, comunidad y evangelización.

Sinodalidad es un término que se está aplicando a todos los aspectos de la vida de la Iglesia, tanto en los ámbitos clericales como en el ámbito laical.

¿Qué es la sinodalidad?, bueno la sinodalidad para mi es, desde mi asistencia a este congreso, el propio congreso; es escuchar a las personas que resultarán afectadas por una decisión antes de tomarla, es el mecanismo que permite decidir con conocimiento de causa, es “discernir” desde el conocimiento.

El otro término estrella de este congreso ha sido “comunidad” y todas sus variantes, “tejido comunitario”, “comunidad eclesial”, “comunidad parroquial”. Desde los equipos de nuestra señora, donde milito, siempre hemos reivindicado el papel primordial de la familia en el tejido comunitario; pues bien, este será el congreso a partir del que se reivindique la comunidad como la forma más perfecta de vivir la espiritualidad. Quizá me estoy quedando corto, he oído ponencias donde se hablaba de que, “en los tiempos que vivimos, es imprescindible vivir la fe en comunidad”. En muchos movimientos y asociaciones se vive ya la espiritualidad en una comunidad. La comunidad es fundamental, pero la familia sigue siendo la célula de la Iglesia (y de la sociedad); es en la familia donde debe germinar y se debe potenciar la vida de Fe, la familia es el primer agente evangelizador, esto también se ha repetido en muchas ocasiones.

Pero si hay algo que tenemos que tener muy claro, es que, desde este congreso, vamos a potenciar el sentido comunitario de la evangelización, las ponencias nos han llevado a recordar que los primeros cristianos se reunían en comunidades y que Jesús formó su propia comunidad para llevar a cabo su misión.

Las comunidades se desarrollan dentro de los carismas, y son las distintas comunidades con la variedad de carismas las que deben conformar la trama del tejido parroquial, la parroquia es el poliedro al que se refiere el papa Francisco, un único ente con distintas caras, por eso, la parroquia debe ser una comunidad de comunidades.

También se ha oído hablar de otras realidades sociales dentro de la Iglesia, se habla de comunidades de separados ya funcionando en algunas diócesis con magníficos resultados, de acompañamiento en la fe de Cristo a familias rotas y otras realidades; esto es un soplo de esperanza, es la realidad del laicado, una realidad social que no se puede obviar y que se va integrando en la vida de la Iglesia.

La renovación de la parroquia, ha sido otro tema recurrente. La parroquia del siglo XXI debe ser un crisol de todas las realidades eclesiales que hay al servicio del laicado. Tiene que ser abierta y cercana, la nueva parroquia debe ser una comunidad de comunidades muy orientada a la familia.

También se ha oído mucho la palabra evangelización y es normal, ya lo dijo San Juan Pablo Segundo, la evangelización del nuevo milenio la harán los laicos o no se hará. En este congreso comienza la nueva evangelización y se fija el papel imprescindible y trascendente que los laicos tienen que jugar en ella. Este congreso supone un cambio radical, es el punto de inflexión, a partir de ahora el laicado debe tener un nuevo papel en la iglesia del nuevo milenio.

Tuve la suerte de asistir dos grupos de ponencias distintos. La primera relacionada con el acompañamiento a la familia y especialmente al matrimonio y entre las aportaciones que me parecieron novedosas cito las más interesantes cito las dos siguientes:

Hablaron los ponentes de la necesidad de potenciar la acogida en la iglesia de las nuevas realidades sociales en la situación familiar.

En cuanto a la actitud de la iglesia frete a los dolorosos procesos de ruptura se habló de evitar actitudes moralistas y potenciar actitudes sanadoras y acogedoras. La actitud en la acogida debe ser de esperanza.

El otro grupo de ponencias a que tuve la suerte de asistir versaba sobre el primer anuncio. En estas ponencias se escucharon cosas tan interesantes de las que cito algunas.

  • Se aprecia una falta de conversión personal de cristiano que se integra en las parroquias, y hay un excesivo personalismo en los fieles laicos. Esto puede ser contraproducente para el primer anuncio.
  • Los laicos tenemos que evitar los espacios de confort y estar abiertos a la escucha del Espíritu Santo en todas las realidades.
  • Es necesario coordinar los movimientos de primer anuncio con las comunidades parroquiales. Buscar un hilo común que evite las intersecciones.
  • Sinodalidad entre los carismas, la diversidad de carismas es beneficiosa, pero es necesaria una coordinación.
  • El planteamiento del primer anuncio realizarse y potenciarse en la propia familia.
  • En todas las parroquias debe haber un camino iniciación cristiana

En conclusión, el congreso fue enriquecedor, hay mucho de lo hablado que nos resulta conocido, pero aun así es importante su consideración y sobre todo hay mucho en marcha que espera de orientaciones y directrices.

Miguel Ángel López


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