Archidiócesis de Sevilla

Mis queridos amigos dentro de algunos días, el sábado, podremos gozar del musical no tengáis miedo, espero que tengáis ya las entradas."No tengáis miedo" fueron las primeras palabras que Juan Pablo II lanzó al mundo entero desde la Plaza de San Pedro, cuando inauguró su pontificado, el 22 de octubre de 1978. Esas palabras recorrieron, como una melodía, todo su trabajo como Vicario de Cristo, hasta su muerte santa en el 2005.
 

"No tengáis miedo a la verdad de vosotros mismos"; es decir, el Papa propuso superar el miedo "del hombre y de lo que ha creado": " ¡no tengáis miedo de vosotros mismos porque sois la obra preferida de Dios!".
 

Desde el inicio hasta el fin de su pontificado el Papa exhortó a confiar en el hombre, desde la humilde aceptación de su contingencia y de su pecado, dirigiendo la mirada al único horizonte de esperanza: Jesucristo.
Jesucristo es el vencedor del mal y del pecado, el Autor de una nueva creación y de una humanidad reconciliada por su Muerte y Resurrección.
 

¡No tengáis miedo a abrir de par en par las puertas a Cristo! Esta expresión es, posiblemente, uno de los gritos más esperanzadores y revolucionarios del mundo contemporáneo, que se debate entre la angustia y los miedos hacia los monstruos que él mismo ha creado: la guerra, la cultura de la muerte, la pérdida de la dignidad humana…

Hay personas a las que les gustan pasar miedo,  que disfrutan viendo películas de terror,  viviendo situaciones de miedo. He de confesaros que no me gusta pasar miedo y que evito todo lo que tenga alguna chispa de miedo o terror, tengo conocidos que dicen que el miedo les sube la adrenalina y que tiene algo que les atrae. Evidentemente hay muchos tipos de miedos , pero bien es verdad que los miedos son los que hacen poner barreras y paralizarlo todo. El miedo paraliza los reflejos, paraliza todo, no podemos negar que el día a a día nos depara muchas situaciones de miedo y pánico.  Cuando analizamos  los miedos descubrimos que vienen de la desconfianza y de no sentirse protegido. Una persona tiene miedo porque no se siente protegida, porque no tiene confianza, porque se siente impotente y no domina la situación; Por eso tiene miedo.
 

La persona que tiene fe no puede tener miedo, porque la fe es como una armadura de oro que no deja pasar el miedo, pero aún así lo tenemos, al menos yo lo tengo en muchas ocasiones. Estoy convencido que muchos de los que estáis leyendo esta reflexión estáis pasando o habéis pasado por situaciones de  miedo: enfermedad, muerte de un ser querido, soledad, incertidumbre económica, cambio,… Incluso podemos sentir miedo ante la indiferencia religiosa que observamos en nuestra sociedad…     ¿ Qué hacer para no tener miedo?, la respuesta es fácil de escribir pero difícil de vivir: confiar, confiar en Dios, confiar en que nos acompaña, confiar en su Palabra, confiar en que nos sostiene, confiar en que pase lo que pase Él estará a nuestro lado. Os invito a que depositemos nuestros miedos junto al sagrario, confiemos en el Señor, Él continuamente nos susurra al oído: hijo mío, no tengas miedo porque yo estoy a tu lado.

Termino mi reflexión semanal animándoos a que recéis la siguiente oración:

Padre hay momentos en los que he sentido mucho miedo,
momentos desconcertantes y tormentosos y es cuando digo:
Padre acude a mí en éste momento en que tengo miedo.
Acude a mí cuando dudo, cuando me atormento por el dolor y la incomprensión.
Acude a mi cuando el mundanal ruido me afecta y no soy capaz de oírte.
Acude a mí en todo momento en que me veas atormentado por la ignorancia de
pensar que no estás cerca.
Acude a mí cuando estoy enfermo no solo del cuerpo, sino del espíritu.
Acude a mí a perdonarme por pensar que no estás cerca.
Acude a mí; pues yo te alabo y te quiero. amén

 

Feliz semana a todos, nos vemos el sábado en el musical.

 

Adrián Sanabria.