“Educar a los hijos en un entorno tecnológico” éste es el título que hemos escogido para esta charla, que no pretende ser una serie de recetas para el día a día, ni mucho menos una clase magistral; más bien pretendemos abrir un espacio para el diálogo entre todos, para la reflexión y para encontrar caminos para que nuestros hijos avancen hacia el futuro como personas plenas.

Comencemos por ver cuál es ese “entorno tecnológico”.

Hoy todos (casi sin excepción) tenemos teléfono móvil. Hace unos años (no hace tantos), cuando no teníamos teléfono móvil, si alguien nos trataba de localizar realmente llamaba a un sitio: a casa, a la oficina, al colegio… Ahora nos llaman personalmente a nuestro número móvil.

Nos hemos convertido, básicamente, en un número conectado a WhatsApp. Sin embargo lo más humano sería no tener móvil, puesto que estamos “programados” para la relación persona a persona, mirándonos a los ojos, no mediante una pantalla o dispositivo en el que escribimos.

Nuestros hijos tienen móvil y viven en un entorno puramente digital. Son hábiles en el manejo de las tablets, ordenadores, videoconsolas, televisores y otros dispositivos.

Así pues estamos (todos) expuestos a diversidad de medios de comunicación por el entorno digital en el que vivimos.

Cada vez más, nuestros hogares en los que hay hijos menores, se han convertido en entornos multipantalla, pues en ellos tenemos, con mucha frecuencia, un Smartphone, una tablet, un ordenador y una videoconsola.

Esto está transformando aspectos importantes de la vida dentro de nuestras familias. Las pantallas contribuyen a facilitar la gestión familiar (podemos hacer trámites en banco, contactar con familiares que están lejos…) pero, a la vez se han convertido en una fuente de conflictos y preocupaciones para los padres.

Este mundo digital que pone todo al alcance de un solo clic tiene una serie de peligros. Enumerando sólo unos pocos podemos hablar del ciberacoso, relaciones con desconocidos, adicciones (juegos, pornografía, apuestas…).

Pasamos a analizar tres de estos peligros, la pornografía, los videojuegos y los altavoces “inteligentes”.

No hay que tener miedo a la tecnología, pues es como un folio en blanco; depende del uso que les demos, así será el “cuadro” con el que nos encontraremos.

Y ante todo esto, ¿Qué hacer?

Pues ante todo esto: “educar”. Y, ¿Qué es educar? Educar es enseñar a sacar lo mejor que hay dentro de cada persona, es enseñar a pensar y ver lo bueno que hay en el ser humano, y eso se traduce en desarrollar sus virtudes humanas principalmente.

Tenemos que educar del mismo modo que sin tecnología; formamos a personas, no a usuarios de NNTT.

Un móvil no es peligroso en manos de alguien muy educado, formado; es peligroso en manos de alguien poco educado. Y peligrosísimo en manos de alguien mal intencionado. Todo depende de quién y para qué lo use.

Por tanto, si nuestros hijos están educados para la vida, lo estarán para la tecnología, ya que todas las habilidades para aplicar en la vida las podrán aplicar en el entorno tecnológico.

Podemos plantearnos la pregunta: ¿Quién está realmente enganchado al móvil? ¿Los hijos o los padres?; ¿cómo podremos inculcar a nuestros hijos un uso responsable de las NNTT si nosotros no somos capaces de hacerlo?

Otro de los problemas que también nos dan las redes sociales es el aislamiento, no sólo en el ámbito “real”, también en el virtual. Nuestros hijos pueden sentirse aislados si no tienen seguidores.

Hay una serie de puntos importantes que nos pueden ayudar en esa educación:

  • Subir la autoestima de nuestros hijos.

Esto es algo práctico, decisivo e importante. No olvidemos que estamos en un mundo emocional. Pero ¿Qué es la autoestima? La autoestima es el valor que cada uno le da a su propia vida.

¿Cómo podemos hacerlo? Resaltando sus aspectos positivos desde el tamiz de la verdad, de la realidad; es el antídoto de la vanidad. Siempre buscar lo positivo pero sin mentir.

Si queremos que su autoestima suba, debe tener más “likes” en su casa que fuera de ella.

 

  • Educar en la familia

Tenemos que fomentar momentos en familia, momentos que no dependan de la tecnología. Hay que cultivar las relaciones personales en casa, pues aquellos huecos que no rellenemos nosotros, otros lo harán.

No olvidemos que todo lo que tenga que ver con afectividad hay que hacerlo cara a cara; somos seres sociales programados para relacionarnos y tenemos que hacerlo en persona, nunca por otros medios.

Si los hijos van a estar a su bola con el móvil, que no sea en su cuarto, mejor que sea en un espacio en familia: en el salón, que no se meta en la cueva. La cueva es para aislarse, para estudiar.

  • Ojo con las “neuronas espejo”

¿Qué significa eso de “neuronas espejo”? Que los hijos hacen un reflejo de aquello que nosotros hacemos. No podemos pedirles que hagan algo que nosotros no somos capaces de realizar, no podemos decirles que dejen la Tablet, el móvil o cualquier otro dispositivo si nosotros no hacemos lo mismo. Lo que ven en nosotros tiene efecto en ellos, así que si nos ven muy enganchados al móvil… Tenemos que enseñar que nos interesa más una conversación con ellos que el uso del móvil.

  • Para conectar con ellos comenzar por las emociones.

Tenemos que partir de los sentimientos de la empatía cada vez que queramos conseguir algo de nuestros hijos. Si partimos de la empatía podremos acercarnos a ellos y conseguir que reflexionen sobre su situación.  Esto no solo es válido para nuestros hijos o para los adolescentes. Vale para todos… partimos del “estoy contigo” hasta llegar a la solución lógica. El ser humano es emocional y lógico a la vez; hay que hacer uso de ambos aspectos.

Hemos hablado de los hijos… pero y el ambiente familiar y en casa ¿qué? ¿Y nosotros?

Todos usamos el móvil para muchas cosas, no sólo para divertirnos; hemos de reconocer que es una herramienta de trabajo y también una ayuda en las gestiones de casa (el banco, la compañía de electricidad…).

Nuestros hijos tienen que saber que son lo primero para nosotros, ¿lo pensarán si estamos contestando correos desde el móvil? ¿Cómo podemos conseguir esto? Hay 8 claves para conseguirlo (ojo no basta con intentarlo pues nos estamos jugando mucho).

  • Gobiernas tú.

La tecnología, los móviles, han proporcionado grandes ventajas en la vida del día a día. Es posible realizar un uso responsable y saludable de ellos. Tenemos que ponerlos a nuestro servicio, y no al revés. Si yo gobierno mis dispositivos, soy yo el que les hace en mi vida el hueco que yo quiero. Si no es así, son ellos los que acaban gobernando. Los hijos tienen que vernos que, lo mismo que intentamos comer sano, hacer algo de deporte, hacemos el esfuerzo de controlar nuestro uso del móvil.

 

  • Aparca la pantalla

Cada familia debe ponerse e imponerse cuáles son los momentos del día en los que se prescinde por completo de las pantallas. Es bueno que se establezca un lugar donde dejarlas todas juntas y a la vista de todos. Estos momentos de “desintoxicación digital”

son necesarios para hablar, hablar y volver a hablar. Haced cosas a solas con cada uno de ellos, como jugar al baloncesto, pasear en bici, leer algo juntos, ver esos videos que te han contado mil veces de YouTube tan interesantes y que no has visto…

 

  • Centra tu atención.

Cada vez somos más incapaces de centrarnos en una cosa. Vamos saltando de un lugar a otro, de un chat a otro, de una noticia a otra… tenemos una atención parcial. Eso hace que nos cueste más escuchar a un amigo que habla despacio, a un abuelo que repite las cosas; si pudiéramos cambiaríamos de pantalla, pero eso no es posible. Tenemos que cultivar la espera, la escucha.

 

  • No metas el trabajo en casa.

Las NNTT nos hacen que el trabajo invada el ámbito familiar. Hay hijos que se quejan de que sus padres están siempre hablando por el móvil. Y es que aunque estemos en casa, si estamos enredados con el móvil, realmente no estamos en casa. Hay que planificarse y establecer claras prioridades. Sólo debemos meter el trabajo en casa si es una urgencia.

 

  • Evita las interrupciones

La generación actual es incapaz de mantener una conversación sin interrupción. Tenemos que luchar contra esto. La conversación entre padres e hijos sin interrupciones es fundamental para el desarrollo del lenguaje en los niños y para mejorar su rendimiento escolar.

 

  • Vive el presente

¿No da pena ver a un padre columpiando a su hijo mientras mira el móvil? ¿A qué le está dando prioridad? Debemos vivir el presente, el aquí y el ahora y si, por alguna causa, tenemos que tirar del móvil, explicarlo a nuestro hijo: “Luis no te preocupes, papá está enviando un correo urgente para poder comprar una cosa de la oficina, pero enseguida estoy contigo otra vez”.

 

  • Baja el ritmo.

No nos engañemos, la multitarea no llegó con la mejora de los microprocesadores, ya existía mucho antes… o si no ¿qué es una madre que ayuda en los deberes a un hijo mientras prepara la cena y piensa en la reunión del día siguiente?. Esto implica también una pérdida de atención. Tenemos que recuperar la capacidad de sopesar las cosas, reencontrarnos con nosotros mismos y alimentar nuestro interior, echando el freno. Recuerda que es necesario parar también para rezar. Así aprenderemos a estar en cada momento en lo que nos toca.

 

  • Muéstrate disponible.

Esto debemos grabárnoslo a fuego… Tenemos que estar accesibles para nuestros hijos, para que puedan contarnos cosas, preguntarnos… Si nos ven con el móvil todo el día pensarán que no tenemos tiempo para ellos y se alejarán de nosotros. Así perderemos buenos momentos para educar, charlar, para quererles como ellos esperan y necesitan.

Resumiendo… No tenemos que temer a las NNTT, todo depende del uso que les demos. Pueden ser beneficiosas o perjudiciales. Y tenemos la responsabilidad de construir a los hombres y mujeres del mañana que hoy los tenemos en casa. Hay que educarlos para sacar todo lo mejor que tienen y lograra así que sean, fundamentalmente, unas buenas personas. Si les damos valores, si les damos formación como personas, sabrán desenvolverse en la vida tanto en el mundo real como en el digital.

 

Rafael E. Muñoz Benítez

30/01/2020

Salón multiusos Ayuntamiento de Constantina