Archidiócesis de Sevilla

Hasta el 21 de marzo puede visitarse en la Colegiata de Osuna una exposición original: “A imagen y semejanza”, una colección de esculturas de pequeño formato, en su mayoría procedentes del Patronato Artístico de Osuna. Nos fijamos en dos de estas imágenes.

“El Niño Jesús Salvador del mundo” es una obra de la Escuela Hispano-Filipina, hecha de marfil en el siglo XVII. Seguramente llegó esta imagen a Osuna en alguna de las naves que seguían la ruta del “Galeón de Manila”. Era la primera vez que España entraba en contacto con Oriente, a través de Filipinas. Por eso esta figura, hecha por artistas filipinos, tiene influencia del arte español que se conocía allí por primera vez, junto a datos estéticos de Filipinas, en que se descubre la influencia oriental. Los rasgos del rostro del Niño, la talla del marfil y el mismo detalle de la mano derecha apoyada en la mejilla, son orientales. Este detalle de la mano apoyada en el rostro se da con frecuencia en esculturas budistas de Japón y Corea desde el siglo VI. A Filipinas llegaba el arte budista desde esos países de Oriente. Este Niño es un ejemplo de unión de la cultura española con las del Lejano Oriente.

"La Virgen de la Aurora” es una obra anónima del siglo XVIII cercana a la Escuela Sevillana de Escultura. Presenta a la Virgen en una actitud de pasmo ante el Hijo que le ha nacido. Es como si Ella misma se admirara de lo que ha dado a luz: Dios y Hombre al mismo tiempo. El estofado de la Virgen contrasta con la blancura limpia del Niño dormido. Un dato simbólico y original: en el pequeño brazo del Niño, tiene atada una campanilla, que anuncia a los que duermen la llegada de esta Aurora. Es la Virgen la que quiere dar a conocer la llegada de esta amanecida, para despertar a los que duermen en la ignorancia de este misterio de acercamiento: Dios ya ha llegado y la Virgen de la Aurora los presenta.

Fernando García Gutiérrez, S.J.

Delegado diocesano de Patrimonio Cultural