Author image

SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO, APÓSTOLES

 

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?".

Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas".

"Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?".

Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".

Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.

Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.

Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".

 

Comentario de Pablo Díez

 (Hch 12,1-11; Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9; 2Tim 4,6-8.17-18; Mt 16,13-19)

 

La experiencia de ser librado por Dios de un peligro extremo es común al texto de Hechos (Hch 12,11), al salmo (Sal 33,5) y al pasaje de segunda Timoteo (2Tim 4,17-18). Se acumulan expresiones acuñadas en la literatura bíblica para describir el dramatismo de la situación, tales como: “de la boca del león” (Sal 22,21; 35,17; Dan 6,20); “ansias” o “temores”, que pueden entenderse, bien como los miedos más profundos, o como la desazón por la inminencia de un porvenir aciago (Gn 25,22); “expectación”, que  corresponde más bien a las expectativas hostiles de los enemigos.

 

Esta asistencia especial de Dios tiene una finalidad concreta, defender, no sólo la propia causa, sino principalmente la del evangelio. Tal causa es defendida de modo ejemplar por Pedro al confesar la verdadera identidad de Jesús como el Mesías de Israel, que es el verdadero Hijo de Dios, en el que el Dios vivo actúa en medio de nosotros. La centralidad de esta confesión se pone de manifiesto en el hecho de que, por ella, Pedro recibe en la Iglesia una función intransferible: él es el cimiento, diferente de todo lo que se construya luego sobre él. Recibe el poder de interpretar la Ley a la luz de la enseñanza de Jesús (atar y desatar), distinguiendo lo fundamental de lo accesorio. Debe exponer la voluntad de Dios, revelada en Cristo, para conducir a los hombres por el camino estrecho, al final del cual se abre la puerta estrecha del Reino de los Cielos (Mt 7,13s).

 

Asimismo, la protección divina le alcanza en su grado máximo, anunciándole incluso una victoria sobre las puertas del mundo de los muertos, “Hades” (Mt 16,18), de modo que el verse librado de la muerte física (Hch 12,11) no es ya lo máximo, como nos muestra Pablo, que, intuyendo el fin de su vida, espera ser preservado, no de los peligros que amenazan su integridad física, sino de los que le pueden impedir llegar a su meta final, el Reino de los Cielos: la falta de valor o fidelidad a su Maestro. De este modo, la confesión de Pedro y la fidelidad de Pablo en el anuncio íntegro del evangelio los convierten en las columnas apostólicas que cimentan la fe de la Iglesia.


Article   0 Comments

Calendario de Eventos

« mayo 2024 » loading...
L M X J V S D
29
30
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
1
2
Ver más

Síguenos

TeamViewer para soporte remoto Archidiócesis

Intención de oración. 2024