Archidiócesis de Sevilla

 

San Juan Bautista es uno de los santos con una iconografía más abundante. Se le representa como niño, como joven y en sus años de madurez.

 

 

 

 

En una vitrina del Museo del Monasterio de Santa Paula, de Sevilla, aparece la representación de San Juanito, como un niño pequeño; es una bellísima escultura de José Risueño (1665-1732). Este artista se forma en el taller de Diego de Mora, y en su obra se percibe la influencia de Alonso Cano y Pedro de Mena. En este San Juanito aparece toda la dulzura de la mejor escuela granadina de escultura.

 

 

 

 

 

 

 

 

Como niño ya más crecido aparece la figura de San Juan Bautista, que está a la izquierda de la Inmaculada (La Cieguecita) en su retablo de la Catedral de Sevilla. Es una obra de Juan Martínez Montañés (1568-1649), que el Prof. Hernández Díaz la sitúa entre 1628 y 1630, y dice de él: Figura delicadísima de aires donatellianos… en la que vuelve por su interpretación infantil con matices de misticismo. Aquí ya se adivina la misión increíble de precursor que se va a realizar.

 

 

 

 

 

 

La tercera interpretación del Bautista como un joven ya perfecto la podemos ver en la obra de Juan de Mesa (1583- 1627), realizada entre 1623 y 1624, que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Su mirada penetrante, perdida en la lejanía, anuncia la llegada de Cristo. Esta figura extraordinaria del Bautista lo representa en plena juventud, como consciente ya de la misión que va a desarrollar en la obra de la redención.

 

 

 

Por último, San Juan Bautista en plena madurez aparece en la obra de Juan Martínez Montañés, que se conserva en la Iglesia del Monasterio de Santa Paula. La realizó en 1638, y está situada en un retablo realizado por Felipe de Rivas. Esta imagen del Bautista lo describe en plena madurez, en el desarrollo de su misión de señalar al Redentor. De ella escribe el Prof. Hernández Díaz: sedente, composición de raigambre torrigianesca, señala el Cordero inmaculado con la diestra mano, mientras la izquierda se abre en elocuente gesto que subraya la profunda meditación de su rostro… Espléndida obra de la madurez del genio de nuestra imaginería.

 

Fernando Gª Gutiérrez. S.J.

Delegado del Patrimonio Artístico.