Archidiócesis de Sevilla

 

En la bella región del Aljarafe aparece el Monasterio de Loreto, lleno de historia y de riqueza artística. En estos días se habla mucho de él, al conmemorarse el cuarto centenario de la Misión Keichó, que llegó a Sevilla desde Japón, de la que un grupo de japoneses se quedó en el Aljarafe, para dar nombre a todos los que todavía se llaman Japón, que son descendientes de aquellos japoneses.

 

 

En este monasterio hay una imagen pequeña de la Virgen que es el corazón de la región. Tiene una historia deliciosa unida a la Leyenda. La primera noticia que se tiene de la Virgen de Loreto es en 1384: dos cristianas cautivas de los musulmanes se despertaron al lado de la Virgen. Al enterarse de lo ocurrido, los habitantes de la región se llevaron la imagen a la parroquia y la cobijaron en sus casas a las dos cautivas; pero, de forma milagrosa, la Virgen volvió al lugar de su aparición.

 

 

Al principio se llamó Nuestra Señora de Valverde por el nombre de la finca donde tenía su capilla, y en 1525, cuando se edificó una nueva iglesia, se llamó Nuestra Sra. De Loreto, por el nombre de la hacienda en que estaba que se llamaba Loreto.

 

 

La imagen actual de la Virgen fue muy restaurada en 1732: anteriormente era sólo de vestir y lo que queda de la primera imagen de la Virgen es la cabeza, el Niño, las manos y las dos cautivas arrodilladas.

 

 

La gran iglesia fue completada en el siglo XVIII, y el convento fue tomando su forma actual, manteniendo las partes más antiguas, sobre todo un bellísimo claustro mudéjar. En este convento estuvieron los que formaban la misión japonesa, que venía acompañada por Fray Luis de Sotelo, natural de esta región, que acompañaba al embajador Hasekura. Su estancia aquí fue larga, hasta que a su vuelta a Japón fue martirizado Fray Luis de Sotelo, porque ya se había desatado allí una terrible persecución contra los cristianos.

 

 

Esta imagen de la Virgen de Loreto recibiría acogedora a aquellos japoneses, que a los comienzos del siglo XVII llegaron a Sevilla.

 

 

Fernando Gª Gutiérrez, S. J

Delgado Diocesano de Patrimonio Cultural