Archidiócesis de Sevilla

En el panteón ducal de la Colegiata de Osuna hay una bella tabla que describe el tema de la Anunciación de la Virgen. Está a un lado del altar con el grupo del Enterramiento de Cristo, y hace pareja con la tabla de Esturmio que está al otro lado del altar central, con el tema Alegoría  de la Inmaculada Concepción de la Virgen. Son dos tablas de una belleza singular, que aumentan todo lo extraordinario de aquel panteón.

Esta obra es de una claridad de ambiente, que pone de manifiesto esta cualidad en las mejores obras de la pintura holandesa del siglo XVI. Fue pintada por Gerard Wytevel, artista de Utrecht, en 1555. El ángel es una figura alada, que trae en la mano el mensaje redentor, mientras que la Virgen, en un gesto inefable de humildad, acepta el anuncio del mensajero celestial. La claridad de las figuras, vestidas de colores casi transparentes, aumenta el ambiente translúcido. La escena se desarrolla en una habitación de la época, con una columna clásica en el centro, y un pavimento de losas con dibujos geométricos completa el cuadro. Este pavimento es típico es de la pintura holandesa de esta época y, curiosamente es reproducido en pinturas japonesas de influencia de la pintura holandesa del mismo tiempo. Holanda fue la única nación que pudo permanecer en Japón en los siglos de cierre total a la cultura occidental.

El marco en que está colocada la tabla es también del siglo XVI, y es un marco- retablo en que encaja perfectamente la pintura. Tiene en la parte alta un escudo nobiliario, dos cenefas con motivos decorativos vegetales tallados arriba y abajo, y dos columnas labradas que enmarcan la escena.

El tema de la Anunciación de la Virgen es de los más tratados en arte, tanto en pintura como en escultura. Sin embargo, esta tabla de pintura holandesa en la Colegiata de Osuna destaca por haber sabido Gerard Wytevel plasmar la claridad diáfana del misterio con  medios materiales: parece como si el Espíritu, que desciende sobre la cabeza de la Virgen, llenara de transparencia sobrenatural el momento del comienzo de la Redención. El contraste de la postura inclinada de la Virgen con la figura alada del ángel es sencillamente inefable. Se completa con el signo de pureza de la jarra de azucenas que hay sobre el pavimento.

Fernando Gª Gutiérrez, S.J.

Delegado diocesano del Patrimonio Artístico