HAY QUE NACER DE NUEVO

 

¿ Has visto el azahar en los naranjos, te ha seducido su olor?,  ¿ has escuchado el nuevo piar de los pájaros?, ¿ has visto el maravilloso  azul del cielo en estos días?,… La pascua es un tiempo precioso,  tiempo del renacer,  despertar y despuntar de las plantas, de los días más largos, de las noches más cortas. La pascua es el tiempo donde el sol se despierta y nos habla de vida. La pascua también es el tiempo de la primavera y tambíen de la alergia (que este año promete pegar fuerte). El tiempo de pascua es precioso y cada día, desde el domingo de resurrección, la liturgia nos susurra al oído una pregunta ¿ has nacido de nuevo?, esas son la palabras que Jesús dijo a Nicodemo y que hemos de grabar en nuestra mente: “ es necesario nacer de nuevo. El que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios” Las palabras de Jesús sorprendieron al teólogo y religioso Nicodemo. Él era un judío fariseo, celoso cumplidor de la Ley. No era un mentiroso, inmoral, ladrón o asesino. Todo lo contrario. Se esforzaba por hacer el bien, estudiaba las Escrituras, asistía fielmente a la sinagoga  y esperaba así poder entrar al reino de Dios. Por eso le era incomprensible que tanto él como el más vil pecador, ambos, de igual manera necesitaran nacer de nuevo.

 

¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo siendo viejo? ¿Puede entrar por segunda vez al vientre de su madre y volver a nacer? ¿Existe la reencarnación? ¿Hay otras vidas por vivir? Jesús respondió que no. Él no se refería a otro nacimiento físico sino a uno nuevo, de naturaleza espiritual: “El que ha nacido de la carne, es carne. Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. El ser humano sólo puede reproducir la vida humana, pero la vida espiritual sólo la produce el Espíritu de Dios. Sin esa vida ninguno podrá entrar en el reino de Dios.

 

Y es que aunque los seres humanos respiran, se mueven y hablan, espiritualmente estamos muertos cuando no vivimos desde Dios. Para Dios, la humanidad está muerta en su espíritu, “en sus delitos y pecados”. Al apartarsnos del Creador vamos perdiendo la vitalidad que Dios nos da,  Por eso todos sin excepción, ricos y pobres, sabios o ignorantes, presos y libres, religiosos o no, todos, según Jesús, necesitamos nacer otra vez, nacer a Él, a su Palabra, a su mensaje, a su Santo Espíritu.

 

¿Pero cómo se puede “hacer vivir el espíritu”? ¿Cómo se nace a la vida espiritual? Jesús también respondió a esta pregunta de una manera simple: “Por el agua y el Espíritu”. El agua que limpia, y que el mismo Jesús explicó, simboliza su Palabra*, su Verdad, que incluye su llamado al arrepentimiento; actitud que se representa también por el agua de un bautismo consciente y voluntario con fe en él. Así, el arrepentimiento y la fe son las actitudes imprescindibles para el nuevo nacimiento. Lo demás, lo hace el Espíritu, “el soplo”, “el aliento” de Dios. 

 

Los nacidos de nuevo muestran los frutos del Espíritu. Y se les reconoce, porque como dijo Jesús: “por sus frutos los conoceréis”. Tienen una nueva vida, un nuevo propósito, nuevas prioridades, nuevos valores. Sus vidas son transformadas día a día y crecen en amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fe , fidelidad, mansedumbre, y dominio propio. Quien nace de nuevo nunca más es el mismo. Es otra persona: “Quien está en Cristo, es una nueva criatura. Las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas”.

 

En estos días hemos de hacernos una continua pregunta ¿Y yo, he nacido  de nuevo?,¿ Y yo he resucitado en estos días y he dejado atrás el hombre viejo? ¿ Se reconocen los frutos del Espíritu en mi vida?… Tenemos que nacer de nuevo, nacer a la esperanza, a la paz, a la alegría, al perdón. Nacer a Cristo y a María. Nacer al amor de ese Dios que te llama por tu nombre para seguirle y amarle. Nacer a la vida del que es la Vida.

 

Acabo mi reflexión con este poema de M. Benedetti, porque aún estás a tiempo de empezar de nuevo, de nacer de nuevo:

 

No te rindas, aún estás a tiempo

De alcanzar y comenzar de nuevo,

Aceptar tus sombras,

Enterrar tus miedos,

Liberar el lastre,

Retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,

Continuar el viaje,

Perseguir tus sueños,

Destrabar el tiempo,

Correr los escombros,

Y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,

Aunque el frío queme,

Aunque el miedo muerda,

Aunque el sol se esconda,

Y se calle el viento,

Aún hay fuego en tu alma

Aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo

Porque lo has querido y porque te quiero

Porque existe el vino y el amor, es cierto.

Porque no hay heridas que no cure el tiempo.

Abrir las puertas,

Quitar los cerrojos,

Abandonar las murallas que te protegieron,

Vivir la vida y aceptar el reto,

Recuperar la risa,

Ensayar un canto,

Bajar la guardia y extender las manos

Desplegar las alas

E intentar de nuevo,

Celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,

Aunque el frío queme,

Aunque el miedo muerda,

Aunque el sol se ponga y se calle el viento,

Aún hay fuego en tu alma,

Aún hay vida en tus sueños

Porque cada día es un comienzo nuevo,

Porque esta es la hora y el mejor momento.

Porque no estás solo, porque yo te quiero.

 

No tengáis miedo, un abrazo a todos.

 

Adrián Sanabria.


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