Archidiócesis de Sevilla

Este Cristo de la Sangre, llamado también Cristo de los Maestres, es el tercero de los grandes Crucifijos góticos de la diócesis de Sevilla: el Cristo del Millón, que corona el Retablo Mayor de la Catedral de Sevilla; el Cristo de San Pedro, de Sanlúcar la Mayor, y este Cristo de la Sangre, en San Isidoro (Sevilla).

A todos se les pueden aplicar las palabras que escribe del Cristo de la Catedral el Prof. Hernández Díaz: Iconográficamente, ofrece extraordinario interés por la profunda unción sagrada, acorde con los conceptos propios de la medievalidad, que dramatiza el naturalismo escolástico, propio del gótico medio.

El Cristo de la Sangre tiene también la cabeza reclinada sobre el hombro derecho, en un gesto de inefable entrega al acabar de expirar. Ya no tiene ni la posibilidad de inclinar solamente la cabeza, sino que busca el hombro para reclinar su reciente muerte. Es una obra del siglo XIV, como los otros dos grandes Crucifijos. El paño de pureza es casi idéntico en los tres, y cubre gran parte de las piernas, con un mismo moño atado a la derecha. El cuerpo, con un arqueamiento muy señalado, está clavado en la cruz con tres clavos.

El Cristo de la Sangre es conocido también como el de los Maestres, por haber presidido una capilla familiar. Ahora está en la capilla del lado derecho del altar mayor de San Isidoro, que tiene el interés de un zócalo de azulejos de tipo pisano de comienzos del siglo XVII.

La serenidad divina de estos Crucifijos se va a mantener aún en la época barroca de la Escuela Sevillana de Escultura, donde nunca podemos encontrar estridencias ni exageraciones en la manifestación del dolor, como en otras escuelas.

Fernando Gª Gutiérrez, S.J.

Delegado Diocesano del Patrimonio Artístico