Orientale Lumen| El Akathistos ante el icono de la Anunciación de Homs (Siria)

Orientale Lumen| El Akathistos ante el icono de la Anunciación de Homs (Siria)

El artículo de hoy debería ser continuación del anterior, dedicado al “sustrato histórico-cultural de las Iglesias orientales”. Sin embargo, un hecho de “connotaciones” cristianas orientales acontecido en la Archidiócesis de Sevilla me ha llevado a considera oportuno hacer un paréntesis y a dedicarlo a algo relacionado con ese hecho.

Como muchos, o algunos, sabrán, durante prácticamente todo el mes de junio la Delegación de Sevilla de la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada ha acogido un icono de la Anunciación del Señor procedente de una parroquia greco-ortodoxa de la ciudad de Homs (Siria) con las “heridas” ocasionadas por el odio anticristiano y la violencia de los islámicos fundamentalistas del DAESH. El icono ha sido acogido por distintas parroquias, iglesias, conventos, para ser venerado, pero también para concienciarnos a todos, que tan cómoda y aburguesadamente vivimos, en general, la fe cristiana en Europa – al menos hasta el momento; el futuro se vislumbra incierto – de la realidad de los cristianos perseguidos en el mundo, y concretamente en Medio Oriente, a causa de su fe. Una de esas parroquias fue la de San Ildefonso, en unión con la de San Isidoro, en la que además de celebrar la Eucaristía “por los cristianos perseguidos”, hubo una celebración de oración consistente en el canto del himno mariano Akathistos, propio de la tradición bizantina, es decir, la misma a la que pertenecía el icono. Fue una lástima que tuviera poca repercusión.

El Akathistos es un himno a la Theotokos (Madre de Dios), el más célebre en las Iglesias de tradición bizantina, tanto ortodoxas como católicas.

Inspirado en la Sagrada Escritura, la doctrina definida en los concilios de Nicea (325), Éfeso (431) y Calcedonia (451), y en la reflexión de los Padres de la Iglesia orientales de los siglos IV y V, contiene en forma orante todo lo que la Iglesia de los primeros siglos ha creído sobre la Virgen María. Refleja, y al mismo tiempo emana, una piedad mariana genuina y auténtica, porque contempla a María dentro del gran misterio de la encarnación del Hijo de Dios.

Actualmente se considera que fue compuesto entre mediados del siglo IV y del siglo V. En su forma actual, fue oficialmente aceptado por la Iglesia bizantina en el año 626 e incluido en su liturgia como la más alta expresión del culto a la Madre de Dios.

Su nombre hace referencia a la posición corporal en que debe ejecutarse: en efecto, el término griego akathistos significa “estando de pie” o, más propiamente, “estando no sentado”.

Está compuesto por 24 estrofas, cada una de las cuales empieza, de forma correlativa, por una letra del alfabeto griego, formando así un “acróstico”. Las estrofas impares son más extensas que las pares: constan de un breve texto introductorio seguido de una letanía de 12 salutaciones (cada una de ellas comienza con el saludo “Salve”), caracterizadas por una gran riqueza poética y teológica, que desarrollan el texto que las introduce; siempre se concluye con la aclamación “Salve, Virgen y Esposa”. Las segundas están constituidas sólo por un breve texto que introduce la aclamación: “¡Aleluya!”.

Estas estrofas se distribuyen en dos partes o secciones, de 12 estrofas cada una. La primera sección es denominada “evangélica o histórica”, porque escenifica la narración de la anunciación del evangelio de Lucas y los episodios de los magos y la huida a Egipto del de Mateo. La segunda sección es de carácter dogmático, y expone algunos de los más importantes artículos de la fe mariana de la Iglesia: virginidad perpetua, maternidad divina, medianera de gracia.

Canto en español de 2 estrofas del Akathistos 

Miguel Ángel Sánchez


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