Archidiócesis de Sevilla

Mis queridos amigos,

¡ Feliz Pascua de Resurrección!

 

Iniciamos un tiempo precioso, el tiempo más bello de la iglesia, el que da sentido a nuestra fe, el que hace  que la iglesia encuentre su razón de ser, estamos en Pascua. Celebrar la Pascua  es tomar conciencia de que también nosotros estamos llamados a resucitar a una vida nueva. La victoria de Jesús continúa hoy en todo creyente que es capaz de abrirse al poder de Dios. Creer en la Resurrección es creer en la acción de Dios en la historia; Es creer en el poder de Dios que actúa en los pequeños e indefensos; Es creer que la lucha a favor de la vida de los pobres y desvalidos es mucho más fuerte que las bombas más poderosas de cualquier nación o pueblo. Es creer que hasta de lo más débil y frágil, Dios puede hacer surgir algo nuevo. Hasta la persona más aplastada por el pecado, Dios puede levantarla y convertirla en discípulo.

 

 

Creer en la Resurrección es ser capaz de romper con la mezquindad y la mediocridad que todavía queda en nosotros. Es poner la fraternidad por encima de rituales, por encima de movimientos y grupos, por encima de tantas pequeñeces que con frecuencia nos apartan unos de los otros. Es sentir que pertenezco a la comunidad cristiana; que en ella soy acogido y amado; que en mí no hay exclusión para nadie. Es echar fuera de mí todo egoísmo, toda hipocresía, todo orgullo, todo miedo, todo aquello que no me deja ser yo mismo. Es sabernos protagonistas de esta historia, injertados y sumergidos en el camino de Jesús. Un camino que es de lucha, pero también de esperanza y amor. Un camino que da plenitud al hombre y a la mujer y nos abre al gozo de la creación, liberándonos de la maldad para conducirnos hacia la gran fiesta del Reino eterno.

 

 

Puede surgir una pregunta ¿Cómo VIVIR HOY la resurrección? Sirvan estas pistas:

 

1.- Viviendo con esperanza y contagiando esperanza allí donde estemos, esa esperanza nos viene de la certeza de sabernos amados y acompañados por Dios. ¡ Ahora más que nunca hace falta esperanza, ten esperanza, pon esperanza, el dolor no tiene la última palabra!

 

2.- Viviendo con alegría y transmitiendo alegría, no una alegría light y vacía, de anuncio y sin sentido. La alegría debe tener su centralidad en saber que Dios nos alienta y escribe en el guión de nuestras vidas. En nuestro mundo hay mucha tristeza y hace falta una nueva alegría. ¡ Pongamos alegría, demos alegría, sonríamos a pesar de las dificultades!

 

3.- Siendo testigos de Jesús, con obras y palabras, obras de solidaridad y servicio y palabras de anuncio y confianza en el Señor. Hablando de nuestra fe con sencillez y serenidad y dando razones de nuestra fe allí donde estemos.

 

4.- Buscando, como nos dice la carta a los Colosenses, los viene de allá arriba, es decir, aprendiendo a vivir, descubriendo qué cosas son importantes y cuáles no, situándonos ante los criterios del mundo desde la fe, dándole al dinero el verdadero valor que tiene, teniendo para vivir y no viviendo para tener. Buscando la verdad como norma de vida, siendo comprensivos y reconociendo nuestras miserias, pidiendo perdón cuando nos equivoquemos, teniendo empatía con los demás, evitando los continuos juicios  y las canceríjenas críticias.

 

5.- Buscando cada día momentos de encuentros con el Señor resucitado, desde la oración y vivencia profunda de la Eucaristía.

 

6.- Y por último descubriendo que Jesús resucitado está tan cerca de ti que hasta lo puedes tocar, Él se hace presente en cada persona. Tengamos los ojos abiertos, muy abiertos, Jesús resucitado está a nuestro lado y toma rostro de anciano, de niño , de pobre, de inmigrante, de vecino , de compañero de trabajo, de hermano….

 

 

El mundo necesita testigos del resucitado y esos testigos tenemos que ser nosotros. Muchas felicidades a todos , no tengáis miedo. 

 

Un abrazo grande,

 

 

Adrián Sanabria.