Archidiócesis de Sevilla

Son tantos los Crucificados extraordinarios que se encuentran en Sevilla, que a veces no nos fijamos algunos de una calidad artística muy alta. En un altar lateral de la parroquia de San Lorenzo hay un Crucificado que puede pasar desapercibido: el Cristo del Amparo. Es una talla del siglo XVII, de autor anónimo que algunos atribuyen a Felipe de Rivas, en que aparece Cristo ya muerto, con la llaga del costado abierta.

Su advocación del Amparo dice bien con esta escultura en la que el rostro admirable de Cristo tiene un atractivo especial en un gesto de amparo y acercamiento. La rigidez de la muerte no se refleja en su semblante, sino que hasta parece que quiere iniciarse una sonrisa en su boca semiabierta y en los ojos cerrados bondadosamente. Nada hay en esta imagen que no muestre el amparo del  Redentor al que se le acerca y lo mira fijamente.
Esta imagen de Cristo crucificado es una entre las muchas de la Escuela Sevillana de Escultura del siglo XVII, en la que la madera parece que se adapta al sentimiento que el artista quiso dejar plasmado en ella. Aquí está expresada esa sensación de amparo, que atrae al que se le acerca y encuentra allí su acogimiento.

Dicen que esa imagen fue realizada para coronar el gran retablo de la iglesia de San Lorenzo, pero que resultó pequeña y fue sustituida por otra de mayor tamaño. Mejor así: de este modo se puede sentir más cercano el amparo de Cristo, que se manifiesta de un modo particular en esa muerte dulce, que parece quiere disimular los horrores de la pasión sufrida, y ya no queda más que un amparo acogedor…

Fernando Gª Gutiérrez, S.J
Delegado Diocesano del  Patrimonio Artístico.