Una de las cosas de las que hemos podido “disfrutar” en los días de confinamiento es de las comidas en familia. El necesario “parón” en nuestras vidas nos ha podido llevar a rescatar esas comidas relajadas, con la familia alrededor de la mesa. Son momentos importantes de la familia, en los que de siempre se han producido charlas, transmisión de conocimientos, intercambio de impresiones,… “La cena familiar imprime al día un ritmo y una alegría especial, y en ella los niños aprenden qué es lo importante” . Así nos lo dice Emily Stimpson, en la Revista Misión, donde habla incluso de una “teología de la comida”. Aquí podéis leer el artículo completo.