No son pocos los jóvenes que consumen habitualmente alcohol, tabaco u otras sustancias asequibles como el cannabis. Aunque según Damián Martín, experto en Psicoterapia Dinámica, “es aventurado hablar de adicción en jóvenes, ya que este concepto supone un recorrido temporal. Por eso es preferible hablar de consumo inadecuado o problemático”.  Martín explica que durante la adolescencia se dan los primeros contactos con estas sustancias y que más adelante se inician en la cocaína. Igualmente, señala que a estos consumos se añaden adicciones a las nuevas tecnologías y al sexo.

La facilidad con la que este consumo se extiende entre la juventud se debe, según Martín, a la “la banalización actual del consumo, la fácil accesibilidad a un gran número de sustancias desde edades tempranas y la presión ambiental”, así como a la vulnerabilidad del niño y del adolescente (los mayores índices de vulnerabilidad se dan en las familias en las que no existe la referencia de un padre y una madre). En esta línea, apunta que, hasta hace no mucho, existían frenos al consumo como “la autoridad de los padres, la escasa aceptación social de algunas sustancias, el limitado repertorio y tiempo en las actividades de ocio, etc.”.  Sin embargo, actualmente, aunque se hacen campañas de prevención muy acertadas, no se atiende en las verdaderas causas: “Desde las mismas instancias gubernamentales, sean del color que sean, se lanzan mensajes contradictorios, pues si bien se anima a la contención en el consumo o su abandono, se diseñan materias en los planes de estudio que alientan al disfrute máximo en otras esferas de la personalidad, cruciales en la maduración, como la sexualidad”. Por ello, para Martín, la manera más eficaz de acabar con las adicciones es “crear una conciencia social amplia que anime a los padres a implicarse en cuerpo y alma en la educación de los hijos”. Precisamente esta tarea de formación continuada se da en los distintos Centros diocesanos de Orientación Familiar (este experto en Psicoterapia acoge a familias desde hace tres años en el COF San Sebastián). Al respecto, Martín explica que al COF acuden familias muy diversas y a todos se atiende, orienta y acompaña en esa travesía. “No se entra en competencia con los distintos dispositivos asistenciales que ya existen porque en los Centros de Orientación Familiar no se hace ninguna intervención médica o psicológica: muchos vienen siendo tratados ya; a otros se les sugiere donde pueden ser tratados profesionalmente. En algunos casos la persona para la que se solicita la ayuda no quiere acudir y entonces se escucha a los padres y se les aconseja en el trato que deben tener con ella o cambios que deben realizar”.