Cáritas Diocesana pone el acento en mejorar el acceso al empleo de la mujer y favorecer su autonomía

Cáritas Diocesana pone el acento en mejorar el acceso al empleo de la mujer y favorecer su autonomía

Cáritas Diocesana de Sevilla continúa su apuesta por el trabajo y la formación a la mujer a través de 13 proyectos en Cáritas parroquiales y el Centro Diocesano de Empleo.

Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, el próximo 8 de marzo, Cáritas Diocesana de Sevilla recuerda la necesidad de combatir los factores de exclusión y vulnerabilidad que afectan a las mujeres; tales como las actitudes machistas o la violencia en el hogar, la mayor dificultad en el acceso a la vivienda y a las prestaciones sociales o la brecha de ingresos en el empleo… Frente a ello, el trabajo de la entidad se encamina a la promoción social y educativa y al acompañamiento de las mujeres en situación de vulnerabilidad, a proporcionar herramientas necesarias para romper barreras, con el objetivo de que ocupen el lugar que les corresponde dentro de la sociedad.

FOESSA: la exclusión severa es mayor en los hogares sustentados por mujeres

Si miramos los datos ofrecidos por la Encuesta de Población Activa (EPA) publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), Andalucía terminó 2019 con 824.000 personas paradas (10.000 menos que en 2018), 438.000 eran mujeres y 386.000 hombres. En la provincia de Sevilla, por primera vez desde 2013, es cuando empezaron a darse datos positivos sobre el mercado laboral, las mujeres presentaron mejor balance que los hombres en 2019: 2.132 mujeres abandonaron las listas del desempleo frente a 722 hombres, y de las algo más de 16.000 nuevas personas trabajadoras en 2019, 10.632 fueron mujeres y 6.144 hombres. Sin embargo, pese a esta tendencia, las mujeres trabajadoras siguen siendo menos (352.412 frente a 402.363 hombres) y las paradas, muchas más (110.422 frente a 77.376 hombres).

El empleo es el principal factor de exclusión en Andalucía, lo que conlleva la falta de recursos económicos. Ya no solo hablamos de paro, también del asentamiento y la normalización del trabajo precario, cada vez más habitual. Casi cuatro de cada diez personas trabajadoras en situación de exclusión son pobres.

Son datos del VIII Informe FOESSA sobre exclusión y desarrollo social de Cáritas, en el que se puede ver cómo en Andalucía la incidencia de la exclusión severa es mayor entre los hogares sustentados por mujeres (10,2%) comparado con los sustentados por hombres (8,7%). Además, según este informe, el 95% de las personas que tienen trabajo a tiempo parcial para poder dedicarse a cuidados son mujeres, sin olvidarnos de que una mujer tiene que trabajar una hora y media más, dos si es inmigrante, para ganar lo mismo que un hombre.

Transformar su realidad personal desde su valía e identidad para conseguir un empleo

Ante esto Cáritas Diocesana de Sevilla responde con la promoción y la formación de la mujer a través de dos vías de acción: los 13 proyectos de mujer de las Cáritas parroquiales y el Centro Diocesano de Empleo (CDE). El objetivo principal de ambas es potenciar su autoestima y autonomía personal y facilitar el acceso al empleo como vías de salida de la exclusión.

Los proyectos de mujer de las Cáritas parroquiales trabajan con más de 140 mujeres en situación de vulnerabilidad y exclusión social. Se ofrecen talleres y actividades adaptadas a sus necesidades e intereses, encaminadas a transformar su realidad personal desde su valía e identidad para, a partir de ahí, buscar alcanzar una fuente de ingresos, un empleo o la capacidad de gestionar las dificultades de su propia casa. La participación de mujeres migrantes, en su proceso de integración, no es una realidad generalizada pero sí presente en muchos de ellos.

El CDE trabaja con realidades complejas y diversas, sin atender a un perfil concreto. Se atiende a mujeres que afrontan solas la maternidad, que están en procesos de separación, mujeres cuyas ex parejas incumplen el convenio regulador o son o han sido víctimas de maltrato. Mujeres al cuidado de sus hijos con escasos apoyos emocionales y económicos, agravado además por la falta de conciliación, también en la cobertura de las medidas escolares. Muchas no pueden acceder al aula matinal sin un contrato, con lo que sus opciones de formación y búsqueda de empleo se reducen.

La pobreza, rasgo común

Como corrobora el Informe FOESSA, son personas nacidas en hogares con limitados recursos materiales e ingresos, han tenido dificultades para terminar la ESO y a la precariedad económica se unen dificultades relacionadas con la vivienda, la salud y el acceso a las prestaciones.

La principal preocupación siempre es la económica. Afrontar el pago de un alquiler o si llegan imprevistos son preocupaciones constantes que alteran su estado de ánimo. Sin seguridad económica, todo es más incierto.

En 2020 se han iniciado diversas formaciones que buscan profesionalizar a las mujeres en sectores con opciones de inserción laboral. De esta manera, en el curso de ‘Ayudante de cocina y ayudante de camarero’ hay 7 mujeres (de 16 plazas), entre los 21 y 54 años de diversas nacionalidades; en el curso de ‘Cuidado de mayores en el domicilio’ se están formando 14 mujeres, entre los 19 y 56 años; sigue suponiendo un reto que las mujeres se animen a realizar las formaciones relacionadas con el mantenimiento, aunque en este año el curso ‘Mantenimiento de edificios’ cuenta con su primera alumna; y hay una formación específica para mujeres en situación de vulnerabilidad, ‘Limpieza y camarera de pisos’, pensada para desarrollar competencias técnicas y potenciar su autoestima, autoconfianza y favorecer el liderazgo, con unos resultados de inserción laboral muy elevado, ya que en torno al 80% de las alumnas que realizan con éxito la formación acaban trabajando en el sector.

Lograr la autonomía e independencia económica de la mujer, intención del CDE

La intención final del CDE es lograr la autonomía e independencia económica de la mujer, que se consigue contando con la responsabilidad en el ámbito de la empresa y del mercado de trabajo. Los empleos desempeñados por mujeres siempre han tenido un menor reconocimiento social, se han considerado de ‘segundo nivel’ y, por tanto, con menor salario. Desde el CDE se forman profesionales, por lo que merecen un sueldo acorde. La subida del sueldo mínimo interprofesional es un elemento positivo, pero aún quedan derechos vulnerados, como en las trabajadoras del hogar.

Es cierto que cada vez más se va evolucionando y avanzando en la igualdad entre hombres y mujeres, pero no es menos cierto que las mujeres se enfrentan a unos retos distintos ante el mercado laboral. La imagen de la mujer sigue estando infravalorada y el empleo que desempeñan se sigue considerando con menor valor que el desarrollado por un hombre. Esto afecta a su promoción, salario y a la falta de apoyo a la maternidad, por lo que tienen más dificultades para acceder a los derechos laborales de cualquier trabajador.

Frente a esto, Cáritas Diocesana de Sevilla llama al compromiso social y político para que la igualdad entre hombres y mujeres sea real. Una igualdad que contemple a todas las personas bajo la misma dignidad y los mismos derechos. Un compromiso de todos, y de todas, por mejorar un mundo injusto y excluyente.


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