PRESENTACIÓN DEL DIRECTORIO DIOCESANO DE LA INICIACIÓN CRISTIANA

PRESENTACIÓN DEL DIRECTORIO DIOCESANO DE LA INICIACIÓN CRISTIANA

 

Un saludo afectuoso y fraterno para todos: Sr. Arzobispo, Vicarios, sacerdotes, catequistas.

Nos hemos reunido en nuestra casa –S.I.C.M.P- para la inauguración del curso pastoral 2014-15, en la cual vamos a recibir dos instrumentos de singular importancia para la tarea que todos en la Iglesia llevamos entre manos, que no es otra que evangelizar. Estas herramientas son: El Directorio de la Iniciación Cristiana de nuestra archidiócesis de Sevilla y el Catecismo Testigos del Señor de la Conferencia Episcopal Española.

Deseo con estas palabras iniciales animaros para vivir una mañana de familia de Dios, ilusionada con la tarea que tiene entre manos, alegre por este encuentro de hermanos y, sobre todo, porque el Señor Jesús está en medio de nosotros. A la vez, que nos ayudamos unos a otros a recibir con responsabilidad el Directorio y el Catecismo, porque nos hacemos conscientes de la trascendencia que tienen estos dos instrumentos para la trasmisión de la fe.

Resulta imprescindible que la Iglesia se sitúe con realismo en la sociedad actual, revise consecuentemente sus estilos pastorales y trate de responder a las nuevas necesidades religiosas de nuestros conciudadanos con nuevas formas de acción pastoral decididamente más misioneras.

Nuestra realidad eclesial se puede describir como lo hacía san Juan Pablo II refiriéndose a Europa: “Muchos europeos contemporáneos creen saber qué es el cristianismo, pero en realidad no lo conocen. Muchos bautizados viven como si Cristo no existiera. Se repiten los gestos de la fe, pero no se corresponden con una acogida real del contenido de la fe y una adhesión a la persona de Jesús. Un sentimiento vago y poco comprometido ha suplantado las grandes certezas de la fe.” (San Juan Pablo II, Ecclesia in Europa, 2003, 46 y 47)

El problema fundamental de la Iglesia es la deserción y la descristianización, incluso de muchos que se siguen considerando cristianos. ¿Hay un problema más grave que la dificultad que todos sentimos para evangelizar a las nuevas generaciones? Vosotros, queridos catequistas, sufrís en primera persona estas dificultades.

No podemos seguir actuando como si continuáramos viviendo en una sociedad homogéneamente cristiana. Cada vez nos damos más cuenta que los niños y adolescentes que vienen a la catequesis están más alejados de la experiencia cristiana, esto los que vienen, porque otros ni acuden a nuestras convocatorias; cada vez nuestras catequesis son menos influyentes; cada año vemos que no son muchos los niños que continúan en la catequesis después de la primera comunión, y son menos todavía los que perseveran en una vida cristiana normal después de la confirmación. Es una experiencia dura que nos hace sufrir a todos.

Y si miramos sinceramente a las familias de estos chicos, tenemos que reconocer que muchos padres no están en condiciones de educar cristianamente a sus hijos, porque ellos mismos no han descubierto el valor de la fe, ni desean hacerlo seriamente porque consideran que la religión es indiferente para el futuro de sus hijos. El ambiente exterior a la familia, particularmente los colegios, no van a suplir esta deficiencia, más bien van a agravar la situación. Es dramático e injusto el hachazo que el gobierno central y el autonómico van a dar a la clase de religión, reduciendo a 45’ a la semana el tiempo dedicado a esta materia, la mitad de lo que ocupa actualmente. Si no reaccionamos con prontitud y celo apostólico muchos de esos niños no llegarán nunca a conocer ni a vivir la realidad de su bautismo.

La reacción no puede ser la queja, el lamento y el reproche a unos y a otros. El camino que la Iglesia nos señala es otro: tenemos que aprender a vivir todos como miembros de una Iglesia verdaderamente evangelizadora y misionera. Y para ello hoy os entregamos el Directorio de la Iniciación Cristiana y el nuevo Catecismo Testigos del Señor. El proceso de la iniciación cristiana tiene que ser el primer cauce de una pastoral misionera. Evangelizar es precisamente iniciar a la vida cristiana.

El nuevo Directorio de la Iniciación Cristiana, confiamos que lo conozcáis a lo largo de este curso pastoral, quiere ayudarnos a reaccionar en clave misionera, planteando algunas medidas con una doble finalidad:

La primera, aprovechar la petición de los sacramentos (sobre todo del bautismo, la comunión y la confirmación), que hacen con frecuencia cristianos alejados para ellos o para sus hijos, y convertirlos en un encuentro con la Iglesia que pueda propiciar el inicio de una relación evangelizadora.

En la exhortación postsinodal Sacramentum caritatis, el Papa Benedicto XVI nos decía: “En la acción pastoral se tiene que asociar siempre la familia cristiana al itinerario de iniciación. Recibir el bautismo, la confirmación y acercarse por primera vez a la eucaristía, son momentos decisivos no sólo para la persona que los recibe sino también para toda la familia, la cual ha de ser ayudada en su tarea educativa por la comunidad eclesial, con la participación de sus diversos miembros” (nº 19).

La segunda finalidad, el nuevo Directorio busca garantizar en cuanto sea posible las condiciones no sólo para la validez de los sacramentos, sino también para que den fruto en la vida personal de los bautizados. Sabemos que la fuerza santificadora de los sacramentos es de suyo infinita, de la acción de Dios en ellos no podemos dudar. Sin embargo, la doctrina de la Iglesia nos dice también que esta fuerza santificadora sólo alcanza su efecto en nosotros en la medida en que es acogida mediante la fe y las disposiciones requeridas en quienes los reciben.

En el 1231 el Catecismo se hace cargo de la situación actual y dice que “el bautismo de niños exige un catecumenado posbautismal. No se trata sólo de la necesidad de una instrucción posterior al bautismo, sino del desarrollo necesario de la gracia bautismal en el crecimiento de la persona”.

Nos habremos de acostumbrar a considerar la catequesis como el camino que se sigue para llegar a ser cristiano, que es –decía el cardenal Ratzinger- “algo completamente distinto de una instrucción religiosa; es parte de un sacramento; no instrucción preliminar, sino parte constitutiva del sacramento mismo. Además, el sacramento no es la simple realización del acto litúrgico, sino un proceso, un largo camino, que exige la contribución y el esfuerzo de todas las facultades del hombre, entendimiento, voluntad, corazón”.

¿Los años de catequesis hacen las veces de un verdadero catecumenado? En la mayoría de los casos la respuesta es no. Sin embargo, es claro que debemos poner todo nuestro empeño en que sea así.

Es el camino normal de una Iglesia que se estima a sí misma, se preocupa de engendrar nuevos cristianos y confía en la verdad y el valor de su mensaje. El camino de una Iglesia que sabe en qué mundo vive y es capaz de afrontar las nuevas exigencias de la misión recibida, de manera sincera y eficaz.

Una parroquia misionera tiene que contar con una catequesis de este estilo, que ofrezca un camino de iniciación cristiana para adultos y otro para niños, adolescentes y jóvenes. Este es el contenido fundamental del Directorio diocesano de la Iniciación Cristiana, que hoy promulga nuestro Arzobispo. Acogedlo, y respondamos todos a la invitación del Papa Francisco (EG 25) “constituyámonos en todas las regiones de la tierra en un «estado permanente de misión”.

Y no penséis que toda esta problemática es algo propio de sacristías, de gente beata, que no tiene nada que ver con lo que a la mayoría de la gente le preocupa en la calle. Anunciando a Jesucristo a los niños, adolescentes, jóvenes o adultos contribuimos a despertar las energías espirituales más nobles y a reavivar las fuerzas morales que cada uno lleva dentro, sin las cuales no habrá ciudadanos capaces de sacrificarse y trabajar por instaurar una sociedad justa y solidaria, sin renunciar a ese ideal por la dificultad del empeño. Sí, del bautismo se deriva también un modelo de sociedad: una sociedad de hermanos. Eso es lo que Dios quiere, y a trabajar en su viña estamos invitados.

Gracias.


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