La discapacidad no es impedimento para recibir la Buena Noticia del Evangelio
“La discapacidad no es impedimento ni para recibir la Buena Noticia del Evangelio, ni para ser testigos de la acción salvadora de Dios en la propia vida, sencillamente hay que saber abrirse y acoger a estas personas; ayudarlas y dejarnos ayudar por ellas para comprender cómo reciben ellas el anuncio, qué pueden llegar a conocer, cómo suscitar la dimensión orante y celebrativa de la fe”, ha escrito monseñor Romà Casanova, responsable del Área de Discapacidad de la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado de la Conferencia Episcopal Española, quien ha tenido el encargo de publicar recientemente las orientaciones sobre la acción evangelizadora, catequética y pastoral de la Iglesia con y para personas con discapacidad.
En Sevilla, la atención a las personas con sordera o sordoceguera de la diócesis comenzó hace décadas atrás, en 1990 existía un equipo de trabajo denominado Catequesis Especial, dedicado a adaptar los materiales catequéticos a las personas con alguna capacidad diferente. Años después, se creó el Departamento de Pastoral del Sordo, de la Delegación diocesana de Catequesis.
A esta pastoral está vinculada desde sus inicios, María de la Peña Madrid, quien se capacitó en Comunicación Avanzada en Lengua de Señas Española en la Universidad de Sevilla. Desde hace más de 30 años está luchando “con perseverancia para que las barreras se conviertan en accesibilidad para las personas con discapacidad”, y advierte que “falta mucho por hacer, pero vamos dando pasos”.
Es miembro del equipo de trabajo, imparte catequesis a personas adultas y acompaña su vida de fe, participa y colabora en todos los encuentros diocesanos y nacionales. María de la Peña, a propósito del Sínodo sobre la sinodalidad convocado por el papa Francisco, exhorta a quienes lean estas líneas, a pensar ¿Cómo acogemos la diversidad en nuestras parroquias. ¿Hay inclusión, comunión y participación de las personas con discapacidad en nuestra comunidad?
Orientaciones en la acción evangelizadora para personas con discapacidad
La Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado ha publicado las Orientaciones en la acción evangelizadora, catequética y pastoral de la Iglesia con y para personas con discapacidad. La finalidad de este documento no es otra que servir de ayuda a todas y cada una de las Iglesias particulares, ofrecer pistas para vivir aún más la «inclusión» en su pastoral diocesana de todos aquellos miembros que, por tener alguna discapacidad, a veces pueden quedar al margen, tanto como sujetos activos de la comunidad, como en calidad de receptores del servicio pastoral y evangelizador propio de la Iglesia.
Al respecto, de la Peña manifiesta que “las personas con discapacidad quieren experimentar y vivir esta salvación y misericordia de Dios nuestro Padre en el seno de las comunidades cristianas”.
Inclusión de las personas con discapacidad en la vida de la Iglesia
Por ello, la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado de la Conferencia Episcopal Española ha creado el Área de Discapacidad. Esta tiene como objetivos suscitar el interés y la preocupación por incluir a las personas con discapacidad en la vida de la Iglesia, animar a la creación de equipos en las diócesis de España que sean responsables de apoyar a las personas con discapacidad en su inclusión pastoral efectiva en la vida de la Iglesia, ofrecer orientaciones y pautas prácticas para incluir a las personas con discapacidad en la vida de la Iglesia: catequesis, formación, sacramentos, compromiso por los más necesitados, piedad popular, peregrinaciones y santuarios en el contexto de estos destinatarios y formar a los agentes de pastoral: catequistas, monitores, responsables de áreas pastorales, sacerdotes para afrontar las necesidades que presentan las personas con discapacidad. Formar a las personas con discapacidad para que sean agentes de pastoral y protagonistas en primera persona de la evangelización y escuchar, acompañar y apoyar el trabajo de las diferentes realidades cristianas.
Así, la discapacidad es un fenómeno complejo que no contempla al individuo de forma aislada, sino en su interacción con la sociedad en la que vive. “Esta definición reconoce, por primera vez, el contexto social como factor determinante en la discapacidad de una persona. Pero ¿Qué sucede en la práctica? En la actualidad, persisten aún multitud de tics históricos y culturales y aún hay mucho desconocimiento, factores que perpetúan las actitudes de sobreprotección”, refiere el documento.
La acogida de la diversidad en la Archidiócesis hispalense
María de la Peña hace especial énfasis en que la inclusión conlleva la comunión y participación y, “para que esto se dé es necesario un cambio de mentalidad y de corazón”. Ciertamente, el Departamento de Pastoral del Sordo lleva muchos años trabajando en este campo “bastante bien, cuando hablamos de acogida para la Iniciación Cristiana”. En el año 2014, cuando se publicó el Directorio Diocesano “ya se tuvo en cuenta a este colectivo y se incluyó a lo largo de toda su redacción”, reconoce.
Lamenta que siempre las prisas, incluso en las celebraciones y reuniones, imposibiliten una mayor participación. “Para incluir a las personas con discapacidad, necesitamos todo lo contrario, calma, paz, tranquilidad. Una persona ciega para que participe con una lectura, es necesario que se le diga con antelación para que pueda adaptarla al Braille. Para que una persona usuaria de sillas de ruedas pueda asistir a una reunión, necesita que la sala sea espaciosa y no haya barreras arquitectónicas. A pesar de todo, vamos caminando en positivo, paso a paso.
De la Peña considera que “la diversidad siempre enriquece y aporta mucho, pero no le damos la oportunidad de que manifieste”. Por tanto – sería fantástico – dice, “como sucede en Francia, que tuviésemos conventos de personas con discapacidad intelectual o que hubiese más formadores y catequistas con discapacidad. La persona con discapacidad tiene mucho que aportar y aprender tienen que pasar de ser fieles pasivos a miembros activos de la parroquia”.
Para esta voluntaria de la Pastoral del Sordo en Sevilla, “una persona con discapacidad tiene los mismos derechos y deberes que cualquier otra sin discapacidad, por el hecho de estar bautizado, con derecho a recibir los dones de los sacramentos”.
La discapacidad no es impedimento para recibir la Buena Noticia del Evangelio
En esta línea, “debería también poder prepararse y ser destinataria de la evangelización, con los apoyos necesarios. En definitiva, vivir su fe a lo largo de toda su vida”.
Sobre las orientaciones en la acción evangelizadora, catequética y pastoral de la Iglesia con y para personas con discapacidad, María de la Peña las describe como un “gran avance”, porque, a su entender, “son muy pocos países donde hay criterios o guías pastorales en este ámbito”.
En la Archidiócesis hispalense, “gracias al trabajo de personas con inquietud en este campo, la Comisión Episcopal para la Evangelización, Catequesis y Catecumenado – Área de Discapacidad- ha publicado el referido documento que se convierte en una buena base para suscitar en las diócesis el interés y la preocupación por incluir a estas personas en la vida de la Iglesia, así como animar a la creación de equipos o departamento que sean responsables de dar apoyo a estas personas.
Baja la premisa de “Una Iglesia de todos y para todos”, se procura la inclusión de las personas con discapacidades o enfermedades crónicas que llegue a las distintas parroquias, es decir, personas ciegas, con discapacidad intelectual, física, autismo, asperger, TDAH, trastornos psico-sociales. En este sentido, el Área de Discapacidad estará a disposición de todas las diócesis, para prestar apoyo formativo a quienes lo requieran.
