La Archidiócesis de Sevilla lamenta que la eutanasia esté más cerca de ser una realidad en España

La Archidiócesis de Sevilla lamenta que la eutanasia esté más cerca de ser una realidad en España

España se despierta hoy con una nueva mala noticia. A las cientos de muertes provocadas por el coronavirus diariamente y la crisis social y económica que esta pandemia está provocando, ahora se suma la aprobación ayer en el Senado de la proposición de la ley orgánica de regulación de la eutanasia. Desde ahí pasará nuevamente al Congreso para ser definitivamente ratificada, probablemente la semana próxima, ya que durante su trámite en la Cámara Alta el texto ha sufrido algunos cambios. Entre estos, destaca el acceso de los médicos al registro de últimas voluntades para poder ejecutar la eutanasia sin necesidad de tener que consultar con los familiares del paciente o la agilización de la tramitación de las solicitudes.

De esta forma, la ley que despenalizará la eutanasia en nuestro país está a un solo paso de ser una realidad, previendo los expertos que empiece a aplicarse a mediados del mes de junio de este año.

Voces en contra de la eutanasia

La aprobación de esta norma ha seguido su curso pese a las múltiples voces que se han posicionado en contra a lo largo de todo el proceso. Así, la Asociación Médica Mundial (AMM), que representa a las organizaciones médicas colegiales de todo el mundo, afirmaba en su resolución adoptada en octubre de 2019 que se oponía “firmemente a la eutanasia y al suicidio con ayuda médica”. Al respecto, la declaración de la AMM defendía que el deber hipocrático del médico es conservar la vida del paciente y acusa de falta de ética cualquier acción conducente a acabar con ella.

Por otra parte, en nuestro país, la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) sostiene que “la legalización de la eutanasia en España no es oportuna, ni prioritaria”, alegando que la petición de eutanasia por parte de los enfermos “disminuye al mejorar la formación de los profesionales en el tratamiento del dolor y en Cuidados Paliativos”. Esto mantiene, es “congruente en las comunicaciones de las unidades especializadas de Cuidados Paliativos de nuestro entorno donde el número de peticiones de eutanasia es muy bajo. Todo ello permite aventurar la hipótesis de que una legislación permisiva con la eutanasia frenaría la implicación, tanto científica como asistencial, de algunos médicos y profesionales de la salud en la atención a unos enfermos sin posibilidad de curación que requieren una considerable dedicación de tiempo y recursos humanos”.

En esta línea se posiciona también la Asociación Española de Enfermería en Cuidados Paliativos (AECPAL) que manifiesta en un documento hecho público en noviembre de 2016 que “no podemos apoyar la legalización de la eutanasia ni el suicidio asistido en un contexto que no garantiza la cobertura al 100 % de la población que necesita Cuidados Paliativos, habiendo gente que sufre y sin contar con los medios necesarios para que estas personas y sus familias tengan los cuidados a los que tienen derecho”.

No en vano, según datos de la SECPAL, estos cuidados especializados apenas llegan al 50 % de los pacientes que lo requieren y, en consecuencia, 80.000 personas fallecen cada año sin acceso a Cuidados Paliativos.

Finalmente, el Comité de Bioética de España se ha pronunciado recientemente sobre el final de la vida y la atención en el proceso de morir. En su informe expresa que “existen sólidas razones para rechazar la transformación de la eutanasia y/o auxilio al suicidio en un derecho subjetivo y en una prestación pública. Y ello no solo por razones del contexto social y sanitario, sino, más allá, por razones de fundamentación ética de la vida, dignidad y autonomía”. Al igual que las asociaciones médicas mencionadas anteriormente, desde este Comité defienden que “el deseo de una persona de que un tercero o el propio Estado acabe con su vida, directa o indirectamente, en aquellos casos de gran sufrimiento físico y/o psíquico debe ser siempre mirado con compasión, y atendido con una actuación eficaz que conduzca a evitar los dolores y procurar una muerte en paz. Sin embargo, tal compasión no consideramos que legitime ética y legalmente una solicitud que, ni encuentra respaldo en una verdadera autonomía, atendido el contexto actual de los cuidados paliativos y sociosanitarios, ni, además, queda limitada en sus efectos al propio espacio privado del individuo”. Por tanto, concluyen, “la eutanasia no es signo de progreso, sino un retroceso de la civilización”.

La Iglesia apuesta siempre por la vida

Asimismo, la Iglesia Católica también ha publicado algunos documentos con el fin de rechazar la práctica de la eutanasia y orientar en el proceso de final de la muerte. Entre ellos resaltan por su contenido el texto ‘Sembradores de Esperanza: Acoger, proteger y acompañar en la etapa final de esta vida’ y la declaración ‘No hay enfermos “incuidables”, aunque sean incurables’.

Por su parte, la Archidiócesis de Sevilla también ha apostado por la vida y ha expresado su oposición firme a la aprobación de la eutanasia en España durante estos meses. Para ello, ha elaborado numeroso material informativo y de formación, como un Dossier de Prensa. Igualmente, ha desarrollado la Campaña ‘Cada Vida Cuenta’ en redes sociales que incluye vídeos de expertos en los que se aclaran conceptos y se presentan algunas alternativas a la eutanasia respaldadas por la comunidad médica, la bioética y el Magisterio de la Iglesia. De igual forma, en esta campaña se comparten una serie de vídeo-testimonios de profesionales sanitarios, de enfermos o sus familiares que desmontan los mitos sobre el sufrimiento, la enfermedad, los cuidados y el final de la muerte.

Accede a materiales descargables e información de interés sobre la eutanasia en España AQUÍ 


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