Archidiócesis de Sevilla

¿Qué destacaríais de esta etapa de formación que habéis vivido?

Manolo. Son, sobre todo, cinco años en los que te encuentras verdaderamente con Dios y pones realmente tu vida en las manos del Señor, con autenticidad y sin ningún tipo de velos. En cinco años da tiempo para todo. Te encuentras con el Señor cada día en la oración, en la celebración de la liturgia, en la eucaristía, en la confesión, con el director espiritual, con los formadores. Te encuentras con el Señor, también, a través de compañeros, en la convivencia diaria y a través del estudio. Son cinco años en los que te conoces a ti mismo en relación con el Señor y lo que el Señor va pidiendo de ti en tu vida.

Para Samuele Saccetti han sido algo más de cinco años, ya que él pertenece al seminario Redemptoris Mater de Sevilla. Será el primer seminarista que reciba el orden del diaconado en nuestra diócesis. ¿Qué aporta y qué peculiaridades tiene el seminario Redemptoris Mater, que lleva poco tiempo de andadura en Sevilla?

Samuele. El seminario Redemptoris Mater nació de una idea de San Juan Pablo II en 1986 mirando la situación del cristianismo en el mundo, en particular en Europa, donde se padece una descristianización. De aquí nace la necesidad de tener misioneros en todo el mundo y no sólo en aquellos lugares denominados típicamente de “misiones”. Actualmente, hay más de cien seminarios Redemptoris Mater y el de Sevilla se abrió en 2012. Cuando yo llegué, ya había realizado seis años de seminario en Finlandia. Tenemos este carisma: somos seminaristas y futuros sacerdotes diocesanos pero con esta particularidad de la misión a todo el mundo.

El diaconado forma parte de la entrada en el orden sacerdotal. ¿Qué destacaríais como particularidad de este nuevo ministerio que vais a estrenar?

Federico. Destacaría la labor de escucha a los demás, ya que la gente necesita ser escuchada y además, buscan a Dios. Necesitan que nosotros le transmitamos a Dios.

Genaro. La celebración de los primeros sacramentos. El hecho de que, a través de nosotros, Cristo puede actuar en la vida de las personas y esto es muy importante para la vida de la Iglesia.

Manolo. Es un ministerio de servicio, la misma palabra lo dice: diaconía significa servicio, ponerse en el último lugar para servir a todos, a la comunidad y allá donde seamos enviados en nuestros destinos. De servir en el seminario, ya que seguimos viviendo allí durante un año más, y de servir de manera especial, de manera consagrada, al Señor y a la Iglesia.

Cuando se alcanza el diaconado, al que vosotros habéis llegado, supone un punto de inflexión: miramos atrás y damos gracias. ¿Por qué queréis darle gracias al Señor en este momento de vuestras vidas?

Samuele. En este momento que vamos a recibir el diaconado es necesario ponerse totalmente en las manos de Dios, sabiendo que la historia la marca Él. También mirar atrás con agradecimiento y mirar hacia adelante siempre con esperanza, ya que si el Señor ha sido fiel conmigo hasta ahora, lo será también en el futuro. Es un abandono en las manos de Dios.

-¿Qué importancia ha tenido la familia en vuestra formación, en vuestra vocación y en vuestras vidas?

Federico. Mucha porque siempre, desde pequeño, he ido viendo que mis padres trataban que el Señor fuese lo primero en sus vidas. Eso nos lo han transmitido a nosotros, ofreciéndonos la alegría que ellos encontraban siguiendo a Cristo, amando a la Virgen y tratando de vivir esa vida nueva de amistad con Cristo, a la que Él nos llama. Estos son los pilares de mi infancia que después se han desarrollado en la parroquia, con el trato con otros miembros de la Iglesia y en el seminario.

A Genaro lo ha acompañado, además, el carisma franciscano a lo largo de estos años. ¿Qué crees que te ha aportado este acompañamiento del espíritu de San Francisco?

Genaro. Los franciscanos despertaron en mí la llamada de Dios cuando tenía 21 años y también acogieron mi vocación. He estado cinco años con la espiritualidad franciscana y han sido unos años donde he aprendido mucho en su forma de acercarse a Dios y también la formación que me han facilitado. Siempre les estaré muy agradecido.

Manolo, además de futuro sacerdote, es periodista. ¿Qué dimensión puede cobrar el ejercicio de tu ministerio desde el punto de vista de la comunicación?

Manolo. El Señor me llamó en un momento determinado de mi vida: sentí la vocación cuando había terminado la carrera. Quiero poner al servicio del Señor y de la Iglesia lo que soy y lo que sé. Si puedo servir a la Iglesia siendo periodista, desde la comunicación, los talentos hay que ponerlos al servicio de los demás.

¿Cómo os vais a preparar para vivir plenamente conscientes y espiritualmente esta ordenación?

Samuele. Es un tiempo de oración intensa, de comunión, como el mismo Jesús marchaba a la montaña a orar antes de tomar decisiones importantes para el ejercicio de su magisterio, así nosotros nos preparamos.

Genaro. La preparación viene de estos años atrás. Como dice Samuel, estos días han sido especiales de unión con el Señor.

¿Con qué ilusión esperáis ser diáconos en el futuro, con esa mirada esperanzadora?

Federico. Servir cada vez más a Dios y a todas las personas con las que me encuentre en mi ministerio.

Manolo. Tengo muchas ganas e ilusión de vivir esta consagración especial de servicio a la Iglesia y al Señor, por lo que la Iglesia en este momento me vaya a pedir, en el destino al que seamos enviados.

Samuele. Es un tiempo fuerte para ponerse en las manos de Dios y ver cómo Él nos lleva y se sirve de nosotros para evangelizar.

Genaro. Me gustaría que toda persona que se acercara este año a mí, pudiera conocer un poco más a Dios, que viera en mis las aptitudes de Cristo y pueda ver reflejado el rostro de Dios.

-Viviréis un día emocionante, por propia experiencia, una celebración que se quedará grabada como sello en vuestro corazón.