ROMERÍA DE VALME ESPECIAL CON LA OBRA DE LA IGLESIA
La Romería de Valme de este año ha sido especial. Especial para la Hermandad de Valme, que ha celebrado el 120º aniversario del traslado de la sagrada imagen a la ermita de Cuarto. Especial para los valmistas, que han vuelto a ver, tras 40 años, la carreta de la Virgen exornada exclusivamente con tuya y flores blancas. Especial para el nuevo párroco de Santa María Magdalena, Manuel Sánchez, que por primera vez presidía los actos en honor de la Protectora de Dos Hermanas. Y especial para los 350 peregrinos de La Obra de la Iglesia, de ellos más de 70 venidos desde Roma y de las parroquias a ella encomendadas, que durante el pasado fin de semana han vivido una experiencia inolvidable.
«Hemos venido para conocer mejor las raíces de la Madre Trinidad», afirmaba Massimiliano, un romano absolutamente entusiasmado con el colorido, el arte y la alegría que se respiraba en la Romería; «el año que viene repito pero a caballo», decía entre risas. «Yo voy a proponer que en nuestra parroquia de Nostra Signora di Valme de Roma vengamos en más ocasiones a esta magnífica romería», decía Pino, otro peregrino del barrio de Villa Bonelli de Roma. La expedición de la Ciudad Eterna, con el párroco Alfredo Fernández a la cabeza, ha vivido toda una experiencia de fraternidad con el pueblo de Dos Hermanas.
Pero no sólo de Roma venían los peregrinos; Madrid, Valladolid, Toledo, Guadalajara y Gerona estaban también representadas. Miembros de La Obra de la Iglesia y feligreses de las parroquias a ella encomendadas formaban un grupo cohesionado y feliz de poder vivir juntos una experiencia para muchos inolvidable en Sevilla, por ser la cuna de esta institución que a ellos les ha ayudado a descubrir y amar más a Dios, a Cristo, a María y a la misma Iglesia. «La Madre Trinidad dice muchas veces que ella se enorgullece de ser andaluza, sevillana y nazarena. Ahora lo entiendo», aseguraba Juan, un universitario madrileño que hasta ahora no conocía Andalucía.
Y a este numeroso grupo no dudaron en unirse los que «jugaban en casa»: los miembros de La Obra de la Iglesia de Sevilla, Dos Hermanas y Cádiz, junto con los feligreses de S. Bartolomé y S. Esteban de Sevilla. «Los italianos nos acogieron en Roma de mil amores, así que ahora nos toca a nosotros, ¡y se van a enterar! », aseveraba Carmen, nazarena risueña.
Todos juntos, formando un grupo de unas 500 personas, dieron comienzo oficial a la peregrinación con la misa en la parroquia del Sagrario de la Catedral, presidida por el obispo auxiliar, mons. Santiago Gómez, quien culminó la celebración con un emotivo acto en la Capilla Real. Allí, bajo la atenta mirada de la Virgen de los Reyes, se hizo entrega a la parroquia de Roma de una reliquia del Rey San Fernando, que fue agradecida con una ofrenda floral a la patrona de la Archidiócesis. Terminado el acto, breve visita al barrio de Santa Cruz y traslado a Dos Hermanas para llenar de nuevo la parroquia, esta vez de Santa María Magdalena, de amor y devoción a la Virgen de Valme con esa multitud de acentos que se unieron para rezarle una hermosa plegaria mientras una familia ofrecía un ramo de flores en el sábado del besamanos. Terminó el día con un acto de acogida en la casa natal de la Madre Trinidad, a pocos metros de la parroquia, y la visita a la casa de la Hermandad de Valme en el Ave María, donde el hermano mayor, Francisco Javier Díaz, explicó personalmente todo tipo de detalles y anécdotas acerca de las tradiciones que rodean al tercer domingo de octubre.
El domingo, todos a esperar la salida de la Virgen a las ocho de la mañana en la Plaza de los Jardines. Las carretas, los caballos, los cohetes, los cánticos, los vestidos de flamenca… Todo estaba a punto para honrar a la Virgen e impresionar a los peregrinos. Por la tarde se celebró la misa en italiano en la capilla de la casa de la Madre Trinidad, lugar donde ella nació en 1929 y donde más tarde el Señor la llamó para sí, hace ya 68 años. Finalmente, todos acompañaron de nuevo a Santa María de Valme en su entrada a la ciudad, cansados pero sensiblemente conmovidos.
Y el lunes, el párroco de Santa María Magdalena, Manuel Sánchez, junto con su vicario parroquial Rafael Gutiérrez, y el párroco de Ntra. Sra. de Valme en Roma y varios sacerdotes de La Obra de la Iglesia, concelebraron la Eucaristía de acción de gracias en una parroquia llena de luz y de fieles con una participación activa y emocionada en una celebración de acción de gracias en la que se contó también con la presencia del hermano mayor de Valme, Francisco Javier Díaz, y de Enrique Belloso, delegado diocesano de Apostolado Seglar.
