PROLIBERTAS: UNA RESPUESTA

PROLIBERTAS: UNA RESPUESTA

 

¿A quiénes atendéis desde la Fundación?

En general, la Fundación Prolibertas atiende a dos tipos de colectivos: los procedentes del ámbito penitenciario y los reclusos inmigrantes. En Antequera tenemos una casa de acogida para los inmigrantes junto a otra para los internos que han terminado su tiempo en prisión o están en libertad provisional. Allí los atendemos de forma permanente hasta que encuentren casa, trabajo, la forma de valerse por sí mismos o restablecer sus relaciones familiares.

¿Y en Sevilla?

En la capital tenemos una casa para hombres y en Los Molares otra para mujeres, madres reclusas con hijos. Atendemos a los que salen con permisos penitenciarios y después vuelven a prisión, pero tenemos en proyecto aumentar el servicio como en Antequera. En Córdoba ofrecemos un comedor social.

¿Cómo ocupan el día los acogidos en Sevilla?

Vienen con permiso de segundo grado. Lo máximo que están es seis días a la semana. Tienen un horario que cumplir, se organizan actividades grupales en la mañana y en la tarde talleres de cocina, informática, valores, inserción laboral, visitas culturales y sesiones de grupos con psicólogos. Dependiendo de sus necesidades, les proporcionamos asesoramiento individualizado con la psicóloga o la asistente social si tienen que solicitar algún documento, resolver algún asunto con la justicia o contactar con abogados. Evidentemente tienen su tiempo libre. Por la mañana salen a firmar en comisaría, se dan su paseo, hacen alguna compra, quedan con amigos o familiares. Tenemos concertadas visitas familiares en la casa, para que se vayan reestructurando poco a poco las relaciones. En Los Molares las mujeres salen con un permiso máximo de tres días a la semana y seguimos el mismo programa con ellas.

¿Cómo es el proceso de normalización con la familia, la sociedad y el trabajo?

Los técnicos son los que trabajan directamente con los internos e inmigrantes. Van preparando a los que tienen permisos penitenciarios para cuando salgan en libertad. Solicitan estar en la casa unos meses, haciendo trabajos como pintar, arreglos en la casa y mantener la limpieza.  Tienen cursos de formación cultural, electricidad…  Algo que les prepare para encontrar un trabajo. También les ayudan a hacer el currículum y a resolver problemas con papeles en caso de los inmigrantes. Los que más necesitan estas casas son los inmigrantes que no tienen familia en España o cerca.

¿Hay empresas o instituciones que trabajen con los mismos objetivos que ustedes o colaboren con su proyecto?

La Fundación sobrevive con ayuda y subvenciones  oficiales, tanto públicas como privadas y un grupo muy grande de voluntariado en el que colaboran hermandades  de Sevilla,  personas que van a nuestras casas y les ayudan haciendo la comida o les hacen la tarde de los domingos más amena merendando con ellos. En Antequera fue donde comenzamos.  Al principio se creó un poco de recelo pero ahora nuestra casa se ha establecido con mucho arraigo y tiene muchísima gente e instituciones ayudando. Hay  empresas que han contratado a antiguos acogidos sabiendo que provenían de nuestras casas. Cuando hay época de recogida de aceitunas ellos mismos se ofrecen y los que los contratan saben que vienen de la casa de acogida.

Jesús miró al buen ladrón y lo invitó a su Casa ¿Qué ven ustedes en estas personas?

Somos cristianos y creemos que tenemos que hacer algo más por los demás. Lamentablemente nuestra sociedad crea muchísimas diferencias, hay distancias entre unos colectivos y otros, y hay personas que se quedan completamente descolgadas. Desde los que necesitan un bocadillo a un lugar donde estar, un empleo, vida familiar. Intentamos ver en ellos a personas que tienen una necesidad, sufren y necesitan alguien que les ayude e intentamos llenar ese vacío. No miramos lo que han hecho porque eso no nos lleva a ningún sitio.

¿Se necesita una forma de ser especial para humanizar este trabajo?

En el fondo no es tan difícil, como la pastoral penitenciaria, porque la gente que hace uso de nuestros recursos está muy agradecida a lo que se hace por ellos. Saben que la única forma de salir con un permiso penitenciario es si alguien les acoge y, si no tienen familia, la casa es la única alternativa. En consecuencia, nos respetan. No creo que sea necesario un carácter especial.  Al principio suena raro, pero el que empieza no tiene problemas.

¿Cómo trasladan a la sociedad esa sensibilidad que les empuja a trabajar en este sector?

Pues entrevistas como ésta dan a conocer lo que hacemos y lo que se puede hacer por parte de otras personas. También damos charlas en parroquias y presentamos nuestros programas y actividades. Nuestra página web y los mismos voluntarios ayudan mucho a que la gente conozca  la situación.

Jesús se relacionó en su vida con muchas personas excluidas o marginadas ¿Qué diría a los cristianos que vivimos ajenos a esta realidad?

Cuando damos charlas en parroquias decimos que se animen a colaborar, que miren la situación que Jesús planteaba y cómo se relacionaba con personas excluidas y las acogía siempre a todas. Nosotros podemos hacer lo mismo.  Podemos intentar trabajar por aliviar esa situación de exclusión. Son situaciones en las que los cristianos nos podemos distinguir por hacer algo productivo. Yo invito a quienes lean la entrevista, a través de la página web o por teléfono, que contacten con nosotros para que nos conozcan más, porque se puede ser voluntario o colaborador de muchas maneras.

 

Autora: Loli Ramírez

 

 
 

Contacto:

www.prolibertas.org

delegación.sevilla@prolibertas.org

Teléfonos: 954 57 51 68- 685 059 198

 

 

 


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