Monseñor Valdivia: “Con la admisión a órdenes es la misma Iglesia la que se compromete con vosotros”
La Catedral de Sevilla acogió el pasado 12 de mayo la admisión a órdenes de ocho seminaristas: Alberto Jesús Campos, Manuel Carrasco, Javier Llorente, Ángel López, Teodomiro Ortega, Lukas Pysz y Sujith Vidhyadharan, del quinto curso del Seminario Metropolitano de Sevilla; y Andrés Urtasun del Seminario Redemptoris Mater.
La celebración estuvo presidida por el obispo auxiliar, monseñor Ramón Valdivia, y contó con una amplia participación de la comunidad del Seminario, familiares y numerosos sacerdotes.
El obispo explicó en su homilía que la admisión a órdenes “no es el paso emotivo por el que entramos en el Seminario, ni siquiera los ministerios laicales que habéis recibido, sino que ahora es la misma Iglesia la que se compromete con vosotros, la que ha verificado vuestra vocación y la que acepta vuestra entrega”. De esta forma, señalaba, “ya no es una vocación individual, sino que hay un reconocimiento implícito de lo que la Iglesia tiene preparado para vosotros”.
Durante su alocución, monseñor Valdivia recordó que los seminaristas fueron “plantados en el seno de vuestras familias, pero ahora el Señor os quiere trasplantar. Esto supone en desarraigo, porque hay que aceptar ser llevado por otro; aceptar que tú no eres el protagonista. Ser trasplantados significa ser arrancado de tu sitio, de tu voluntad”. En este sentido, añadió, “comienza el misterio de una obediencia que va más allá de la humanidad”.
Igualmente, el obispo disertó sobre cómo la Iglesia les proponía ser “hombres celestiales”. Esto -matizaba- “no significa que andéis por encima del mundo, sino que, perteneciendo a nuestra cultura, podáis, a través de esa configuración del Señor, ser también voces, manos, caminos y corazón que puedan contagiar la vida del Señor”.
A continuación, insistió en que están llamados a difundir la Buena Noticia: “Sois enviados por la Iglesia y por el Espíritu Santo, que os capacita para hacer lo que el Señor tiene previsto para cada uno de vosotros”. Para ello, se refirió a la disponibilidad y la humildad como valores necesarios del sacerdote.