María Albendea, delegada-presidenta de Manos Unidas Sevilla: “Debemos ser solidarios más allá de nuestras fronteras”

María Albendea, delegada-presidenta de Manos Unidas Sevilla: “Debemos ser solidarios más allá de nuestras fronteras”

Con más de 60 años luchando contra el hambre y la pobreza en el mundo, Manos Unidas trabaja ahora para dar respuesta a una emergencia que está haciendo que las cifras del hambre y la malnutrición se incrementen de manera alarmante.

Para concretar la ardua tarea que Manos Unidas Sevilla está realizando durante eta pandemia, Adrián Ríos, delegado diocesano de Medios de Comunicación, entrevistó a María Albendea, delegada-presidenta de esta oenegé católica presente en la Archidiócesis hispalense, en el programa El Espejo de la Iglesia, en COPE Sevilla, el pasado viernes, 15 de mayo.

Reproducimos, a continuación, parte de esta entrevista. Puede escucharla de forma íntegra aquí.

 

¿Se han visto afectados muchos proyectos de Manos Unidas a causa de esta pandemia?

Sí, desde el principio de la pandemia sabemos en Manos Unidas que se está viviendo una situación de alerta, por eso teníamos los ojos puestos en los países donde más trabajamos. La crisis de la COVID-19 ha puesto al límite de la supervivencia a millones de familias que viven en países muy empobrecidos económicamente, que no pueden dar una respuesta a estas necesidades o su respuesta es muy limitada. Y ahí es precisamente donde tiene que estar Manos Unidas.

De hecho, si nosotros estamos experimentando el límite en nuestros Estados para dar respuesta a estas necesidades, me imagino que supondrá una dificultad aun mayor para los países con menos recursos.

Efectivamente. Allí, en los países empobrecidos, verdaderamente se plantean la disyuntiva entre morir de COVID o morir de hambre. Estamos hablando de familias que tienen una economía de subsistencia, que viven completamente al día y que las medidas de confinamiento tomadas por los Estados, totalmente lógicas, les están impidiendo, sin embargo, salir a trabajar y ganarse el jornal para poder comer.

Por eso la mayoría de nuestros proyectos van en esa línea, en ofrecer alimentación y productos de higiene, y también en educar en una nueva forma de vivir después de la pandemia.

Son muchos los proyectos con los que la Delegación de Manos Unidas en Sevilla colabora, ¿cómo comprobáis que los recursos llegan y se usan adecuadamente?

En primer lugar, desde el inicio de la crisis hemos tenido que priorizar y hacer un balance de la situación. Como respuesta hemos desarrollado 45 proyectos de emergencias, que suman un importe de 1,2 millones de euros y de los que se han beneficiado 500.000 personas.

Frente a esta pandemia se nos ha planteado un reto que no hubiéramos imaginado; un reto en la forma de actuar al que intentamos dar respuesta sin perder de vista los cuatro pilares que mueven a Manos Unidas: la cercanía (a través de nuestros socios locales), la solidaridad, el respeto y la agilidad. Esto último más que nunca, porque es muy urgente que llegue la ayuda.

A veces cuando llegan tiempos de crisis tenemos la tentación de salir a ayudar a lo más cercano, a los que ponemos rostro. ¿Cómo suple esa lejanía de los colaboradores o posibles colaboradores Manos Unidas?

Es el riesgo que siempre tiene Manos Unidas, pero yo recordaría que todo está conectado. Al igual que nosotros estamos superando la COVID-19, hay otros países que están pasando por sus peores momentos y tenemos que ayudarlos.

Además, debemos ser solidarios más allá de nuestras fronteras. Debemos entender también que esta situación de vulnerabilidad que hemos vivido durante apenas dos meses, es la misma que los empobrecidos para los que trabaja Manos Unidas sienten de forma permanente. Y ahora, incluso, de forma más agravada.

Esto, por tanto, tiene que hacernos más cercano a su situación ¿no?

Exactamente, creo que Sevilla, donde especialmente la gente es tan solidaria, se ha volcado con Cáritas, con la Iglesia, con los ancianos, etc. Por ello, hay que sentir también esa cercanía con los empobrecidos de los países en desarrollo. Tenemos que apoyar estas necesidades.

Finalmente, ¿podría darnos algunos ejemplos de proyectos que esté desarrollando actualmente Manos Unidas a raíz de la pandemia?

Estamos trabajando en lugares como Cabo Delgado, la provincia más castigada de Mozambique, donde hay más de mil familias desplazadas. Se les ha enviado cincuenta mil euros para alimentos y material higiénico.

En Haití también tenemos un área rural donde el confinamiento ha provocado graves problemas. Así que se les ha enviado cuarenta mil euros para 350 familias.

Otro ejemplo es India, donde hemos enviado kit de comidas, mascarillas, guantes y gel desinfectante para más de 1.700 familias, especialmente para personas de riesgo (enfermos, tuberculosos, ancianos, etc.). Son personas que no pueden salir adelante por sí mismas y a las que el Estado no sabe dar respuesta.

 


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