Homilía en la misa de apertura del curso académico 2023-2024 en la Universidad de Sevilla

Homilía en la misa de apertura del curso académico 2023-2024 en la Universidad de Sevilla

Homilía en la Santa Misa de la Apertura del Curso Académico 2023-2024 en la Capilla de la Universidad de Sevilla. Misa del Espíritu Santo. Capilla universitaria, 9 de septiembre de 2023.

  1. Queridos hermanos y hermanas que participáis en esta celebración: Señor Delegado episcopal de Pastoral Universitaria y sacerdotes concelebrantes, Excelentísimo Sr. Rector Magnífico, autoridades académicas y claustro de profesores de la Universidad de Sevilla y Centros afiliados, Personal no docente, alumnos, hermanos todos en el Señor.
  2. Un año más nos encontramos aquí para de Inicio de Curso Académico. Celebramos la Misa del Espíritu Santo pidiendo su luz y sabiduría en el comienzo del nuevo curso. Estamos celebrando la misa votiva del Espíritu Santo. Recordemos que Nuestro Señor Jesucristo, antes de la Ascensión a los cielos, prometió a los discípulos el envío del Espíritu Santo. Ellos volvieron a Jerusalén para esperar el cumplimiento de lo prometido, tal como hemos escuchado en la primera lectura (cf. Hch 2, 1).
  3. Tras la llegada del Espíritu Santo, aquellos hombres que habían estado antes encerrados y temerosos por sus vidas, comienzan a entender y a proclamar un mensaje: “se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería” (Hch 2, 4). Lo cual causó una gran sorpresa a todos los judíos que por entonces estaban en Jerusalén, y que venían de todas las naciones de la tierra (Hch 2, 5).
  4. En contraste con el episodio de la construcción de la torre de Babel, con la que los hombres trataban de desafiar a Dios construyendo su propia obra y manifestando su autonomía y grandeza (cf. Gén 11, 1-9) ahora, en Jerusalén, ocurría lo contrario: son testigos de los prodigios que Dios obra, y lejos de acabar siendo víctimas de la confusión y la división, aun procediendo de lugares diferentes y comunicándose en lenguas distintas, todos oían hablar a los apóstoles de las grandezas de Dios y los entendían debidamente.
  5. Los discípulos de Jesús, que formamos su Iglesia, con nuestras cualidades y dones, con nuestras carencias y pecados, en nuestro tiempo y lugar, estamos llamados a continuar lo que Jesús comenzó con sus palabras y obras. El Espíritu nos da su fuerza, su luz, su consejo, su sabiduría para que otras personas, otras culturas, otras situaciones también puedan seguir escuchando las maravillas de Dios y puedan participar de su proyecto de amor y de vida nueva. Hoy son diferentes los lugares de encuentro, y se hablan otras lenguas, pero el corazón humano tiene la misma necesidad de escuchar una buena noticia. El Espíritu nos mueve a proclamar el anuncio de la Buena Nueva. Este es el don que pedimos para esta querida Universidad de Sevilla al comienzo del curso académico 2023-2024.
  6. El Papa Benedicto XVI subrayó en diferentes ocasiones que “el verdadero e íntimo origen de la universidad está en el afán de conocimiento, que es propio del hombre. Quiere saber qué es todo lo que le rodea. Quiere la verdad”. En efecto, el deseo natural de conocer en todos los hombres, de acuerdo a la célebre sentencia de Aristóteles en su Metafísica, encontraría su justo cumplimiento, si la razón no se limita a sí misma a dar cuenta sólo de lo ya conocido, o a limitarse a un único método de acceso a lo real, o a conocer fragmentariamente la realidad, o a no confrontarse y dialogar respetuosamente con otras posiciones razonables.
  7. La Universidad se encuentra hoy en diferentes encrucijadas y debe responder a diversos desafíos. Uno de ellas es consiste en armonizar la especialización extrema, la cuasi profesionalización del alumnado con la búsqueda del sentido de la vida y con su fundamentación en la verdad. No se puede evitar la especialización y la profesionalización, y de hecho cada año se proponen nuevas carreras y especialidades, pero no podemos olvidar el marco más amplio y profundo: la verdad de las cosas y su sentido en la vida. Porque, en definitiva, la universidad fue creada ‘impartir sabiduría’, esa es su finalidad primera y esencial. La tarea de un profesor no es sencillamente comunicar información o proporcionar capacitación en unas habilidades orientadas al beneficio económico de la sociedad; la educación no es y nunca debe considerarse como algo meramente utilitario. Se trata de la formación integral de la persona humana. Este es el fundamento por el cual la universidad ensancha su misión más allá de la sola investigación, de la sola docencia y del mero asesoramiento. Una universidad no es solamente un ámbito de investigación, sino una institución más ambiciosa, porque la investigación tiende al conocimiento, pero la persona necesita también la sabiduría.
  8. La Universidad es un lugar privilegiado para preguntarse por el sentido de la vida, para encontrar respuestas razonables a los interrogantes más profundos; es la etapa en que el joven compromete su existencia en los ideales más nobles. Si la docencia y el asesoramiento son incapaces de ofrecer elementos de reflexión ante los interrogantes existenciales, y sólo se reducen a cualificar técnicamente a los individuos, podemos decir que, estrictamente hablando, más que universidad en el sentido etimológico y completo de la palabra, estaríamos hablando de un instituto tecnológico.
  9. Hay un deseo natural del ser humano por saber, una búsqueda de sabiduría, un anhelo de plenitud, y la “universitas” de profesores y alumnos está llamada a ser un camino de sabiduría. Una es la universidad y su fin, diversa y complementaria en las personas que la componen; una es la sabiduría, diversas las ciencias para llegar a adquirirla; una es la verdad, diversas los caminos de aproximación a la misma. Un lugar privilegiado tanto por la tierra, como por el clima y por la semilla, es la universidad. Como diría Alfonso X el Sabio, es un “ayuntamiento de maestros y escolares con voluntad y entendimiento de aprender los saberes”.
  10. Que el Espíritu del Señor nos conceda el don de la sabiduría y que nuestros trabajos fructifiquen con abundancia en todos los ámbitos de esta gran familia universitaria. Con esta esperanza ponemos bajo el amparo de la Virgen María, Virgen de la Angustia, Trono de la sabiduría, el nuevo curso que comienza en la Universidad de Sevilla y el Centenario de la Hermandad de los Estudiantes. Así sea.

 

 


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