“Estamos llamados a tener el máximo respeto por la dignidad de cada migrante”

“Estamos llamados a tener el máximo respeto por la dignidad de cada migrante”

El domingo 24 de septiembre, la Iglesia celebra la 109ª Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado, una llamada a la reflexión y al compromiso de las comunidades cristianas ante el fenómeno migratorio.

El Santo Padre en su mensaje anual ha instado a reconocer y valorar lo que cada uno de los migrantes puede aportar al proceso de edificación.

Sevilla tiene censados casi dos millones de habitantes y, de ellos, un cuatro por ciento son personas que han llegado procedentes de otros países. El grupo mayoritario lo ha hecho desde el norte de África y, buena parte de ellos saben que cuentan aquí con una referencia acogedora: la Iglesia Católica.

Salvador Diánez es el vicario episcopal de Pastoral Social y delegado diocesano de Migraciones.

El papa Francisco ya nos ha propuesto cuatro verbos concretísimos para abordar desde las comunidades parroquiales este fenómeno: Acoger, proteger, promover e integrar. Ahora nos plantea para esta jornada: “Libres de elegir si migrar o quedarse”.

El lema de la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado para este año, es sin duda, innovador. Acostumbrados tantas veces a las migraciones forzosas como consecuencia de los conflictos, las persecuciones…el papa Francisco nos invita a poner en el centro de nuestra reflexión la libertad de elegir el lugar dónde desarrollar nuestra vida con dignidad.

En su mensaje nos pide que, como Iglesia, trabajemos para que toda migración pueda ser fruto de una decisión libre.  Todos estamos llamados a tener el máximo respeto por la dignidad de cada migrante; y que esto significa acompañar y gobernar los flujos del mejor modo posible, construyendo puentes y no muros, ampliando los canales para una migración segura y regular.  Poniendo el acento en la libertad de elegir si migrar o quedarse, el Papa no olvida los cuatro verbos que hacen posible la hospitalidad a la que es llamada la Iglesia universal y particular, a través de sus comunidades cristianas; dondequiera que decidamos construir nuestro futuro, en el país donde hemos nacido o en otro lugar, lo importante es que haya siempre una comunidad dispuesta a acoger, proteger, promover e integrar a todos, sin distinción y sin dejar a nadie fuera.

El lema de este año, una vez más, nos invita a la reflexión para ver que estamos haciendo en nuestra comunidad parroquial, movimiento, hermandad… en la acogida y acompañamiento de estos hermanos nuestros.

Esta pastoral diocesana organiza todo el año diversas actividades para visibilizar la realidad de los migrantes y desplazados. Celebraciones eucarísticas, círculos de silencio, charlas y encuentros culturales ¿Qué proponen desde la Delegación para esta jornada?

Esta jornada es precisamente el punto de partida del curso pastoral que ahora comienza y, en el que se llevarán a cabo múltiples acciones encaminadas a la sensibilización de la comunidad cristiana sobre la realidad sangrante que, una inmensa mayoría de personas migrantes viven desde el primer instante que comienzan sus procesos migratorios en sus países de origen y que, no en pocos casos, culmina tras años de vulnerabilidad e inseguridad jurídica en el nuestro.

Como es habitual, se ha enviado a todas las parroquias el material relativo a la jornada, además del subsidio litúrgico para celebrar la misa dominical con la comunidad parroquial. Se ha enviado también una revista editada por la Conferencia Episcopal Española donde se ofrecen dos catequesis, una para niños y otra para jóvenes y adultos con miras a profundizar en el fenómeno migratorio desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia.

Desde la Delegación de Pastoral de Migraciones proponemos, para este día, la celebración de la Eucaristía con la comunidad parroquial, y durante el curso, iniciar o dinamizar, según las circunstancias de cada parroquia, la pastoral con personas migrantes para que formen parte de la comunidad en los distintos grupos (liturgia, catequesis, pastoral de la salud, Cáritas…)

Durante la pandemia, Cáritas Diocesana y la Delegación de Migraciones pusieron en marcha el programa ‘Hermano migrante, no estás solo’. ¿Cuál es el balance a día de hoy?

El balance ha sido y sigue siendo positivo, al igual que todas las iniciativas cuyo objetivo principal es salir al encuentro de las personas que, en determinados momentos de sus vidas, pasen dificultades. Además, todo lo que se lleve a cabo desde la unión y la coordinación, en este caso entre el Proyecto Nazaret de Cáritas Diocesana y la Delegación Diocesana de Migraciones, es positivo, pues nos ayuda a tomar conciencia de la importancia de vivir y trabajar desde la fraternidad. Somos familia, somos Iglesia y esto nos tiene que llevar a trabajar juntos por el bien de todos.

Un objetivo prioritario de este proyecto es la sensibilización en las comunidades parroquiales. ¿No es así?

Sí, es un objetivo prioritario del proyecto. La sensibilización y la concienciación tienen como objetivo fundamental mirar con ojos de misericordia la realidad migratoria. Esto nos ayuda a ver las migraciones, no como un problema, sino como una oportunidad, no como un fenómeno, sino como una realidad que viven muchos hermanos y hermanas con rostro, con nombre, con historia personal y familiar, con sus miedos, incertidumbres e inseguridades, pero también con sus sueños y esperanzas. No sólo se basa en la sensibilización, sino que tiene, además, un doble objetivo. Por un lado, acompañar y asesorar a aquellas comunidades cristianas que, según sus posibilidades, estén en un proceso de discernimiento sobre qué o cómo hacer una pastoral con personas migrantes. Por otro lado, se atiende y acompaña a aquellas personas que están al margen de toda ayuda, aquellas personas migrantes que, por circunstancias, no son atendidos por ninguna institución.

Los interesados en formar parte de esta pastoral, ¿a dónde pueden dirigirse para más información?

La Delegación de Migraciones cuenta con un equipo maravilloso; sacerdotes, religiosas y laicos sin los cuales sería imposible llevar a cabo el trabajo que se realiza de evangelización, sensibilización y de acompañamiento. De ahí mi agradecimiento y reconocimiento infinito.  Para aquellas personas que quisieran formar parte de la Delegación Diocesana de Migraciones, les diría lo mismo que nos dijo el papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud del pasado verano, pero referido a esta delegación diocesana. “En la Delegación de Migraciones caben todos, todos, todos”. Más aún si queremos poner en marcha el proyecto de la Mesa de Hospitalidad Diocesana para participar de los Corredores de Hospitalidad, iniciativa puesta en marcha por la CEE.

A todos vosotros que queréis formar parte de la delegación o informarse sobre cualquier tema relativo a la misma podéis dirigiros a, migraciones@archisevilla.org ¡Os esperamos!

 

 

 


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