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EL CORAZÓN DE LA ARCHIDIÓCESIS

 

Si el corazón es el órgano que vitaliza cada rincón de nuestro cuerpo, y a cada impulso es capaz de llevar esa vida hasta la punta de los dedos, qué acertado es decir que el Seminario es el corazón de la Archidiócesis. Lo dice en su carta pastoral del pasado domingo el Arzobispo, retomando lo que a su vez dijo el Concilio Vaticano II, en su decreto Optatam Totius n. 5, dedicado a establecer las líneas maestras de la formación de los futuros sacerdotes. Si el Seminario es el corazón de la Archidiócesis, esto quiere decir que cuidarlo nos atañe a todos, y que de su salud depende que nuestra Iglesia de Sevilla esté fuerte y dispuesta a acoger a Cristo y a anunciarle al mundo.

 

Y como difícilmente se puede amar lo que no se conoce, el pasado viernes el Seminario abría sus puertas como viene haciendo desde hace unos años en los días previos a la fiesta de San José, patrón de los seminaristas y cuya fiesta es la señalada como el Día del Seminario. Una jornada en la que todo el que lo desee puede conocer sus dependencias y cómo viven nuestros seminaristas, aunque lo más importante es el encuentro fraterno con ellos y la oración vocacional conjunta con la que tradicionalmente se cierra la jornada. Verdaderamente es una buena iniciativa, ya que esto es imposible hacerlo en el desarrollo normal del curso, puesto que el Seminario no es una residencia de estudiantes, sino ante todo una casa cuyo silencio e intimidad hay que preservar para facilitar la oración, la liturgia, la vida comunitaria y el estudio, que son los cuatro pilares sobre los que se sustenta la preparación de los sacerdotes.

 

El Seminario Metropolitano de Sevilla, bajo el título de Santa María del Buen Aire y San Isidoro, sito en la calle Tarfia, cuenta con un edificio amplio y moderno, dotado de las instalaciones necesarias para cumplir sus funciones. Con la capilla en el centro, a un lado está la zona académica (sede de las distintas instituciones de enseñanza eclesiástica de la Archidiócesis, destacando el Centro de Estudios Teológicos y el Instituto Superior de Ciencias Religiosas) y al otro la zona residencial. Todo ello dentro de una gran sencillez y austeridad, como reclama una adecuada formación sacerdotal para los que se preparan también a servir a los pobres. Los seminaristas tienen su jornada muy bien definida, abriéndola y cerrándola con la oración, teniendo la Eucaristía como fuente y cumbre del día, y con las clases por la mañana y el estudio y la formación por la tarde. De similar manera funciona el Seminario Menor en su sede de San Juan de Aznalfarache. El Seminario Redemptoris Mater Ntra. Sra. de los Reyes, recién erigido por el Arzobispo para las vocaciones procedentes del Camino Neocatecumenal, tiene de momento otro esquema hasta que se adapte su futura sede de Montequinto, en la casa cedida por la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla.

 

Si conocemos a los seminaristas, como Armando Parejo o Carlos Romero, a quienes tuvimos como invitados en “El Espejo de Sevilla” del pasado viernes en los estudios de Cope Sevilla, nos daremos cuenta de que son chicos alegres y sanos, gozosos por la vocación recibida y comprometidos en su seguimiento de Cristo. Muchos les dicen que adónde van, qué están locos, mira que meterse a cura en estos tiempos. Pues sí, un poco locos sí que estamos, la verdad. Una locura que se parece mucho a la de los que se enamoran y no encuentran otra vida más que en la persona amada. A nosotros, por qué negarlo, nos quema el amor de Cristo por dentro. San Pablo decía: ay de mí si no evangelizo. Pues así es: ay de mi, si paso de largo ante la llamada de Jesucristo, ay de mi si no le digo que sí, dejo las redes en la barca y le sigo. Y entonces la vida, no exenta de cruces y dificultades (obviamente no vamos a ser más que el Maestro), se vuelve plena y con sentido. Y aunque te sigan diciendo que adónde vas, que te equivocas, de nuevo como dice San Pablo: sé de quién me he fiado.

 

¿Cómo ayudar al Seminario? Primero, con nuestra oración por las vocaciones. Segundo, animando y ayudando directamente a los muchachos que se sientan llamados al sacerdocio en nuestra familia o en nuestra parroquia. Y tercero, siendo generosos en la colecta del Día del Seminario. No quiero dejar de mencionar la importante aportación de varias hermandades de Sevilla quienes, con sus becas, posibilitan los estudios de muchos seminaristas, como ocurrió con el que esto suscribe.

 

En cualquier caso, la pastoral de vocaciones es tarea de todos y, principamente, un don de Jesucristo quien llama a los que Él quiere. También pedimos la intercesión de la Stma. Virgen María, Ntra. Sra. de los Reyes y Madre del Buen Aire, del Bendito Patriarca Señor San José y de San Isidoro de Sevilla.

 

PD: No te pierdas en el Antiquarium de la Plaza de la Encarnación (entrando por la calle Imagen) la exposición sobre la Sábana Santa, abierta hasta el 28 de Junio. Verdaderamente impactante. Una exposición que roza el alma, despierta el corazón y reta a la inteligencia.

 

 

Marcelino Manzano.

(Twitter: @Marce_Manzano)


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