La Delegación de Migraciones agradece la muestra de caridad de los sevillanos en favor de los ucranianos desplazados
“La caridad no conoce de fronteras”, ha expresado el delegado diocesano de Migraciones, Salvador Diánez, ante las reiteradas muestras de caridad de las decenas de familias sevillanas que se han ofrecido a acoger y apoyar las iniciativas en favor de los desplazados ucranianos, según evidencia la base de datos recogida por esta pastoral.
“Nos han llegado ofrecimientos de toda la provincia, lógicamente la mayor parte provienen de Sevilla capital, pero es una cuestión de estadísticas, a mayor número de habitantes, mayor número de ofrecimientos”, explicó.
Así, “el compromiso por parte de los sevillanos dispuestos a acoger desplazados muestra un gran sentido de la caridad”. Diánez insiste, además, en la necesidad de hacer un ejercicio de reflexión importante sobre la acogida a los menores no acompañados, “que siguen un proceso legal al que la Delegación de Migraciones no tiene acceso”, añadió.
Ante la respuesta inmediata de las más de 500 familias sevillanas que han contestado al formulario elaborado por la Delegación de Migraciones, “solo tenemos palabras de agradecimiento ante las muestras de solidaridad con el pueblo ucraniano y animo a que esta generosidad mostrada en estos primeros meses del conflicto no se diluya con el tiempo”, dijo.
Por otro lado, recomendó a aquellos que estarían dispuestos a acoger a una unidad familiar en sus domicilios, “el ejercicio del discernimiento profundo y claro de hasta dónde se puede llegar, teniendo presente, siempre, el bienestar de los acogidos y sus procesos de integración”. Advirtió también que, “si bien es una iniciativa de una gran solidaridad, también es verdad que requiere de un proceso de reflexión, maduración y preparación”.
Acogida, acompañamiento y promoción
Esta pastoral diocesana sigue los protocolos establecidos desde el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, desde donde se están articulando la acogida, acompañamiento y promoción integral de los desplazados ucranianos por el conflicto.
En Sevilla, la primera acogida vinculada con la expedición de documentación y asesoramiento jurídico se ha encomendado al Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). “De ahí la importancia que todos apoyemos esos protocolos y no nos saltamos las instancias con iniciativas particulares porque al final serán los desplazados los que no tengan acceso a las ayudas destinadas exprofeso a ello”, resaltó.
“Nuestra base de datos se ha puesto a disposición de CEAR para que hagan uso de los ofrecimientos de las familias cuando sea necesario; aunque todos soñamos en que no haga falta, porque eso sería señal de un diálogo sincero y abierto que posibilitara, en un espacio breve de tiempo, un acuerdo de paz definitivo”.
En este sentido, explicó Diánez que CEAR tiene especial interés en espacios amplios para acoger a familiar numerosas.
Trabajo coordinado
El delegado de Migraciones ha detallado que en dicho formulario se proponían cuatro formas de participar vinculadas con la acogida en viviendas, ayudas económicas y apoyo a otras iniciativas extraescolares. “En realidad, nosotros lo que hemos pretendido es elaborar una base de datos, por si llegado el caso, es necesario poner a disposición de la Administración los ofrecimientos particulares de los sevillanos que se han puesto en contacto con nosotros. Por eso, hemos de tener claro, que como Iglesia estamos para acompañar el dolor de aquellas personas que pasan por situaciones de dificultad, pero no se nos puede olvidar que, también como Iglesia, tenemos el deber de caminar con la Administración Pública”.
Una llamada a la oración incesante
“La mejor forma de ayuda es la oración. Una oración personal y comunitaria, desde dónde las comunidades cristianas nos reunamos para rezar por la paz en el mundo, no sólo en Ucrania, sino en los cerca de setenta conflictos bélicos vigentes en nuestro mundo, que son causa de sufrimiento, incomprensión, dolor y muerte”, ha destacado Diánez.
En esta línea, anima a no desfallecer en la generosidad y a no cansarse de rezar por la paz en el mundo.
Fotografías: Acnur
