V Domingo de Pascua (2017)
Yo soy el camino y la verdad y la vida
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto». Felipe le dice: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Jesús le replica: «Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo me voy al Padre.
Juan 14, 1‑12
Comentario de Pablo Díez
Hch 6,1-7; Sal 32,1-2.4-5.18-19; 1Pe 2,4-9; Jn 14,1-12
El único remedio válido contra la angustia es la fe. Jesús pide a sus apóstoles superar el drama de la inminencia de la Pasión creyendo sin reservas en él, porque comunica la palabra del Padre, la única que salva y elimina toda turbación. No hay verdadera fe en Dios sin fe en Cristo, pues Dios se ha revelado como Padre de Jesús y Cristo ha manifestado el rostro del Padre (Jn 14,9). Los sustantivos: camino, verdad y vida, indican sus funciones específicas de mediador, revelador y salvador. Jesús no es solo la única persona que puede dar acceso al Padre, sino que al mismo tiempo manifiesta de modo perfecto la vida y el amor de Dios por la humanidad, y comunica al mundo la salvación divina.
La partida de Cristo mediante su muerte y resurrección tiene como objetivo preceder a los suyos para que cada discípulo tenga su sitio junto al Padre como hijo, al tiempo que los cualifica ya en este mundo, adheridos a Él piedra angular (1Pe 2,4-6), para participar de su triple ministerio (1Pe 2,9) continuando su obra salvadora, de modo que a través de Jesús, el amor del Padre se revele a los hombres en la misión de sus discípulos.
Apuntes para una lectura espiritual.
- Acceder al Padre a través de Jesús.
- El semblante de Dios que se desvela en Cristo.
- Continuadores de la misión de Jesús, propagadores del amor de Dios.