Rendidos a las plantas de María Auxiliadora
Este año se conmemora el 150º aniversario de la fundación de la Asociación de María Auxiliadora (ADMA), una institución que agrupa al sector más numeroso de la gran familia salesiana y al que se debe, en buena parte, la propagación de una de las devociones marianas más arraigadas en nuestro contexto: María, Auxilio de los cristianos.
Los salesianos cuentan en la Archidiócesis de Sevilla con una destacada presencia, centrada sobre todo en el sector 
educativo. Sin entrar en otros ámbitos de su apostolado, pensemos que los salesianos dirigen siete centros educativos, tres en la capital (Trinidad, Triana y Polígono Sur) y cuatro en otras localidades de la provincia (Alcalá, Morón, Utrera y Carmona). Por su parte, las Hijas de María Auxiliadora cuentan con otros colegios: Nervión, Sor Eusebia, Torneo, Écija y Utrera. Esta riqueza educativa da como resultado una cifra muy a tener en cuenta de jóvenes sevillanos que se educan en la pedagogía salesiana. Un estilo que hunde sus raíces en el sistema preventivo y que, más allá del ámbito estrictamente pastoral, cultiva la devoción a María Auxiliadora.
El propio Don Bosco lo tuvo muy claro: “La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora; los tiempos que corren son tan difíciles que tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana”. Es “la Virgen de los tiempos difíciles”, como recalca Eleana Salas, secretaria ejecutiva de la Comisión de Misión y Espiritualidad de la Conferencia Episcopal Peruana.
De Utrera al resto de España
La historia de la presencia salesiana en España pasa necesariamente por Sevilla, concretamente por Utrera –“Ecco Utrera”-, lugar elegido por la Sociedad de San Francisco de Sales para dejar su primera semilla en nuestro país. Corría el año 1881 cuando los seis primeros enviados por Don Bosco a España hicieron un alto en esta localidad de la Campiña sevillana para fundar el Colegio de Nuestra Señora del Carmen. Como curiosidad, en la capilla de este colegio se cantó por primera vez el ‘Rendidos a tus plantas’, himno universal a María Auxiliadora cuyo autor es Salvador Rosés. Luego vinieron más fundaciones, innumerables iniciativas no solo en la esfera educativa, y todas ellas bajo la protección y el amparo de la referencia mariana que identifica inequívocamente parte de la espiritualidad salesiana.
En esta tarea, los salesianos tuvieron destacados colaboradores. El que fuera cardenal arzobispo de Sevilla, el beato Marcelo Spínola, fue cooperador salesiano y autor de la primera biografía de Don Bosco en castellano. Son años de una pobreza instalada casi estructuralmente en algunas barriadas de la capital andaluza, una situación a la que se hace frente desde los centros salesianos con un componente devocional que arraigaría enseguida. Como recuerda Emilio Ramírez, “la misma misión salesiana, que tiene la necesidad de atender el tiempo libre, pero que observa que hay una necesidad de formación humana, cristiana, técnica y profesional para forjar el futuro de jóvenes que se encontraban en absoluta pobreza, hace que el pueblo vea en su título de Auxiliadora, una utopía hecha realidad. El concepto de Auxilio está visible, palpable en lo material, en lo humano y en lo laboral. La gente ve hechos”.
24 de mayo, día de María Auxiliadora
Desde entonces hasta nuestros días, decenas de miles de sevillanos han crecido bajo el prisma de la educación y la espiritualidad salesianas. Así se explica la identificación de tantas generaciones con María Auxiliadora, una vinculación latente durante todo el año pero que alrededor del 24 de mayo –fecha que se debe al papa Pío VII-, se hace patente de numerosas formas, entre ellas los cultos y las procesiones en los entornos de las comunidades salesianas. Se da el caso, incluso, de localidades como Fuentes de Andalucía, donde hubo presencia salesiana hasta el año 1948, y que hoy conserva un legado que se manifiesta en la romería del último domingo de mayo.
Esperanza, Rocío, Divina Pastora, Rosario, Fátima, Carmen…, y María Auxiliadora. Como no podía ser de otra forma, la andaluza fue tierra fértil para que arraigara esta devoción de aires salesianos que hunde sus raíces en los primeros años del cristianismo, como María ‘Boeteia’, “la que trae auxilios venidos del cielo”.
