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Pila bautismal de la Parroquia de Santiago (Castilleja de la Cuesta)

Terminamos el ciclo litúrgico de la Navidad con la fiesta del Bautismo del Señor, que nos debe hacer recordar nuestro propio bautismo como nos advierte el Papa Francisco, ya que es la fecha en que “el Espíritu Santo vino a permanecer en nosotros” y por ello debemos celebrarlo cada año.

De entre las pilas bautismales que se hallan en todas las parroquias de nuestra Archidiócesis, nos detenemos hoy en la pila de la Parroquia de Santiago de Castilleja de la Cuesta, valiosa pieza cerámica vidriada de color verde, fechable en el último tercio del siglo XV, aún hoy en uso, que ha sido estudiada por el historiador del arte y experto en temas cerámicos Manuel Pablo Rodríguez, a quien agradecemos su colaboración. Relacionada con otras pilas como la de la Parroquia de San Pedro de Carmona o la que se expone en el Museo de Bellas Artes de Sevilla procedente de la Iglesia del Hospital de San Lázaro, su origen se encuentra en los alfares trianeros, los cuales junto con los de Toledo monopolizaron la fabricación de estas piezas, si bien parece que fueron más numerosas las salidas de los alfares de Triana debido al puerto fluvial que facilitaba y abarataba grandemente las exportaciones de estas pilas, cuyo destino era especialmente las Islas Canarias y América; las primeras noticias del envío de estas pilas al Nuevo Mundo datan del año 1509, conociéndose un curioso documento conservado en el Archivo de Indias, referido por Gestoso, del envío a Jamaica de dos pilas bautismales en el año 1514. En el siglo XVII comienza a decaer la fabricación de pilas cerámicas ya que diversos sínodos, como el de Málaga de 1671, prohíbe expresamente la utilización de este material pidiendo que sean sustituidas por pilas de piedra.

La pila de Castilleja, que se halla en la capilla bautismal, presenta la taza o copa circular, como era propio en las realizadas en Triana frente a las fabricadas en Toledo que solían presentar la copa poligonal, generalmente octogonales. Presenta un característico color verde manganeso y presenta su superficie completamente decorada con relieves que, como especifica José Gestoso en su obra “Historia de los barros vidriados sevillanos”, se moldeaban aparte y se aplicaban sobre la superficie lisa de la pila. No parecen tener una intención iconográfica al no presentar entre sí los motivos decorativos una relación clara. Así, rodeando el filo de la taza aparece un cordón con nudos del tipo franciscano y a continuación, otro reborde liso deja paso a una franja más ancha que presenta una decoración a base de ramas con hojas de cardo, ocupando los huecos libres diferentes elementos como leones, castillos, perros, flores de lis, así como figuras humanas. En el pie o fuste de la pila aparecen cinco franjas superpuestas decoradas con figuras humanas cuyo desgaste vuelve imposible su identificación, pero que deben representar casi con toda seguridad apóstoles y santos.

Antonio Rodríguez Babío

Delegado diocesano de Patrimonio Cultural

Fotografías de Manuel Pablo Rodríguez

 

 

 

 


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