Monseñor Valdivia presidió la misa de inicio de curso de la Universidad Loyola
Monseñor Ramón Valdivia, obispo auxiliar de Sevilla, presidió la Eucaristía de inicio de curso en la Universidad Loyola, la mañana del pasado miércoles 11 de septiembre, en la capilla del campus de Sevilla.
Durante su homilía, monseñor Valdivia, aseguró que “en el reto educativo de generar personas conscientes de nuestro mundo; competentes para servir en las circunstancias más adversas; comprometidas en la iluminación de una realidad que no esté sofocada por la ambición sino abiertas a la lógica del don y de la gratuidad; y compasivas ante las lacerantes debilidades de nuestra humanidad; estará siempre la gracia y el poder del Resucitado. En Él confiamos, ante su Misericordia nos acogemos, y por Él, comulgamos”.
En este sentido, invitó a la comunidad académica a participar “del gran don que recibirá la Iglesia” con la celebración del próximo jubileo ordinario que ha convocado el papa Francisco. “Seguro que será una oportunidad para que la novedad que todos anhelamos no sea fruto ocasional del azar, sino la experiencia de una eternidad que entra para transformarlo todo, como aquel domingo de Resurrección. Buen inicio de curso. Buena novedad de vida para todos”.
Universidad Loyola
Durante su alocución, monseñor Valdivia Giménez, ha reflexionado sobre la esperanza y la misericordia. “Podemos esperar algo en este nuevo tiempo porque Él, el Señor Jesús, irrumpe también en este cenáculo de la Universidad Loyola para contagiar de esperanza a la comunidad que ha sido convocada”. Por este motivo, “el Señor Jesús también nos envía a nosotros a impregnar de misericordia el mundo que ansía la novedad, que supere el malestar de la rutina que cosifica la vida”.
Relación comunitaria
En esta línea, don Ramón ha afirmado que, “la excelencia a la que aspira ofrecer esta Universidad a nuestro mundo consiste en ofrecer este magis: la presencia del Resucitado, que viene de la otra orilla y que cuenta con nuestra libertad para ofrecerla al mundo, a través del conocimiento de una realidad abierta para que sea iluminada desde la fe”.
“El reto educativo de ayudar a la comunidad universitaria a ser hombres y mujeres para los demás requiere, como el día de Pentecostés, un lenguaje común entre los discípulos que, sorprendentemente, pueda ser accesible a todos, con la que todas las personas de los cuatro puntos cardinales puedan sentirse reconocidos. El conocimiento, no nace exclusivamente de la capacidad individual, sino de una relación comunitaria entre quien instruye y abre las puertas cerradas y quienes aprenden y se integran en el conocimiento, cuando antes estaban ajenos a él”.
La santa misa ha sido concelebrada por el sacerdote Pablo Guija, delegado diocesano de Pastoral Universitaria y presbíteros de la Compañía de Jesús.
Fotografías: Guillermo Aguilar