Los Reyes Magos reparten sus regalos entre los internos de los centros penitenciarios de Sevilla a pesar de las dificultades
No ha sido fácil, pero lo han conseguido. Las lógicas precauciones que se han adoptado en los centros penitenciarios de Sevilla como consecuencia de la pandemia del coronavirus hacían temer que los Magos de Oriente tendrían que suspender su tradicional paso por los cinco centros penitenciarios de Sevilla, una iniciativa de la Pastoral Penitenciaria en colaboración con diversas entidades, entre ellas la Fundación Padre Leonardo (Costaleros para un Cristo Vivo) y la Obra Social de la Caixa.
Este programa social en el interior de los establecimientos penitenciarios recibe el nombre de ‘Ilusión entre rejas’ y este año ha podido cumplir su vigesimosexta edición, no sin dificultades. Como recuerda el delegado diocesano de Pastoral Penitenciaria, Pedro Fernández, los miembros de la Pastoral Penitenciaria llevan siete meses sin poder acceder al interior de la cárcel de Morón. Como no podía ser de otra manera, las 2.500 personas que componen la comunidad penitenciaria de Sevilla sufren en su entorno una pandemia que condiciona todo, con “medidas preventivas y protectoras, todas ellas lógicas y muy razonables, para evitar posibles contagios dentro de la población reclusa”.
Mientras en el exterior se sucedían las suspensiones de las cabalgatas, los internos de los centros penitenciarios han podido recibir la visita de los Magos de Oriente. Fernández Alejo comenta que “teníamos cierto temor de no poder cumplir este año con el sueño de realizar esta tradición tan ilusionante para los presos y presas, pero –subraya- en el camino de la vida siempre nos encontramos con personas de buena voluntad, dispuestas a enderezar lo torcido y escabroso y facilitar el mejor bien posible para los privados de libertad”. De esta forma agradecía el trabajo de los directivos y funcionarios de los centros penitenciarios, de forma puntual del nuevo director del Sevilla II, Eduardo Miñagorri, “al facilitar que la Pastoral Penitenciaria pueda cumplir con la misión de que también los presos del Sevilla II puedan recibir los Reyes”. Lo mismo sucedió en el Sevilla I, el CIS Luis Jiménez de Asúa, en la Unidad de Madres o el Hospital Psiquiátrico Penitenciario.
Un año más, y este con una carga especial de incertidumbre, los voluntarios de Pastoral Penitenciaria han podido ver cumplidos sus sueños de “poder llevar a cabo cada año este programa de llenar de ilusión y profunda satisfacción el corazón de tantas personas que padecen las consecuencias de fallos y errores personales, pero que también necesitan el impulso y el acompañamiento para que vayan trazando caminos de esperanza y libertad”.