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Laudato si´ II

En el post anterior Cecilia preguntaba: “qué podemos hacer las personas sencillas” ante esta encíclica.

El papa lo dice muy claramente no en la encíclica, sino en la exhortación Evangelii Gaudium: “Un cambio en las estructuras sin generar nuevas convicciones y actitudes dará lugar a que esas mismas estructuras tarde o temprano se vuelvan corruptas, pesadas e ineficaces” (n189). Es decir, lo primero que tenemos que hacer es convencernos de que todos tenemos un  origen común, una dependencia mutua y un futuro compartido. Con esta convicción yo recomiendo leer el capítulo VI de la encíclica del que voy a extraer algunas ideas.

Paisaje1.- Es necesario un nuevo estilo de vida. Este consumismo desmesurado que solo una parte de la humanidad puede llevar a cabo únicamente puede provocar violencia y destrucción recíproca. La continua publicidad que sufrimos en la que se nos ofertan permanentemente productos que nos prometen el éxito, la felicidad, el bienestar… no hacen sino crearnos inseguridad e insatisfacción. Cuando las personas se aíslan de su propia conciencia, se acrecienta en ellas la necesidad de consumir. “Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer  y consumir” (n 204). Si en la sociedad llegase a dominar el tipo de personas dominadas por el consumismo, las normas solo serán respetadas en la medida en que no contradigan las propias necesidades.

Pero el papa abre una vía de esperanza y se muestra confiado en que los  hombres que son  capaces de degradarse en extremo también pueden sobreponerse y abrirse al bien, a la verdad y a la belleza, mirarse a sí mismos con honestidad y sacar a la luz su propio hastío para iniciar caminos hacia la verdadera libertad. Es necesario que incrementemos la capacidad de salir hacia el otro y procurar el cuidado de los unos por los otros.

2.- Educar para la alianza entre la Humanidad y el ambiente. El progreso actual y l mero sumatorio de objetos y placeres no bastan para darle sentido y gozo al corazón humano, pero no se siente capaz de renunciar a lo que el mercado les ofrece (n209). Una educación medio ambiental en la actualidad lleva a la crítica de los mitos de la modernidad tales como el individualismo, progreso indefinido, competencia, consumismo, mercado sin reglas. También nos lleva a restablecer el equilibrio con uno mismo, el solidario con los demás, el natural con todos los seres vivos y el espiritual con Dios.

Pero todo esto no es suficiente si no se cultivan también sólidas virtudes y convicciones hacia la protección del medio ambiente. Vivir más austeramente, tratar de ahorrar energéticamente: menos calefacción, menos aire acondicionado, más caminar o utilizar el transporte público, reciclar, reutilizar, reparar, no a la práctica  de usar y tirar, usar los contenedores específicos que tenemos en las ciudades para depositar nuestros desechos… todo ello deberían convertirse en hábitos normales de cada uno de nosotros.  Podemos seguir avanzando en esta conciencia ecológica y plantearnos el origen de los productos que consumimos y si se pueden sustituir por otros que hayan viajado menos (las frutas y verduras a veces hacen unos recorridos enormes con lo que supone de gasto energético para su traslado) o que hayan sido producidos en lugares respetuosos con los derechos humanos y el medio ambiente. Con razón decía Benedicto XVI en Caritas in veritatis (n 66) que comprar es siempre un acto moral.

3.- paisaje IIConversión ecológica. No se trata solo de ideas sino de motivaciones que surgen de una espiritualidad para alimentar una pasión por el cuidado del mundo. Esta espiritualidad nace del encuentro personal con Jesucristo, no es algo opcional, ni algo secundario de la experiencia cristiana. Debemos revisar nuestras vidas y reconocer en qué ofendemos a la creación de Dios con nuestras acciones y nuestra incapacidad de actuar.

El papa nos propone cultivar dos virtudes: la austeridad y la humildad, que deben ir de la mano de una actitud de paz con uno mismo, con los demás, con la creación y con Dios. La gratitud por lo recibido y la gratuidad hacia los demás, nos deben acompañar siempre.

Sin embargo, no basta con ser mejores personas, a problemas sociales se responde con respuestas comunitarias. La conversión ecológica que se requiere para crear un dinamismo de cambio duradero es también una conversión comunitaria. (n 219)

 


1 comentario

  1. SAETA 18:49, Jul 17, 2015

    Me gusta este resumen. Es claro y da pistas concretas de actuación. Parecen pequeñas cosas pero que pueden ser importantes si se asimilan e incorporan a nuestro estilo de vida. A ver si caen estos granos en tierra fertil y dan frutos, aunque si sólo fructifica uno ya es algo.

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