La Sevilla cofrade se prepara para una Semana Santa con procesiones tras dos años de restricciones

La Sevilla cofrade se prepara para una Semana Santa con procesiones tras dos años de restricciones

El pasado 10 de enero, la Hermandad del Amor anunció el comienzo del reparto de papeletas de sitio para una estación de penitencia que se llevará a cabo, Dios mediante, justo tres meses después. A finales de enero, la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía difundió unas recomendaciones a tener en cuenta por las cuadrillas de costaleros en unos ensayos que comenzaban a tomar las calles de una ciudad ávida de cualquier signo que revelara la inminencia de la Semana Santa. Y en este contexto, la sustitución de los besamanos y besapiés por actos de veneración, con la debida distancia de seguridad en cumplimiento de un estricto protocolo sanitario, dejó de ser noticia desde que los primeros estados de alarma establecieran un marco desconocido en nuestra esfera devocional. Y es que de estas saldríamos mejores, decían.

Está por ver que el nuevo orden post-covid suponga una mejora, si acaso aparente, en nuestros usos cívicos. En cualquier caso, los prolegómenos de la Cuaresma nos han adelantado evidencias de una nueva rutina cofrade, no tan distinta de lo que marcaba la tradición, pero sin duda más aséptica a la fuerza.

“Este año hay que procesionar”

Hace pocas fechas, el Arzobispo de Sevilla se hizo presente en uno de los primeros ensayos de costaleros de la Hermandad de La Paz, y sus palabras delataron un anhelo que comparte el resto de la ciudad tras dos años sin procesiones: “Después de la pandemia, María Santísima y Nuestro Señor se merecen la procesión… Y nosotros también nos la merecemos, porque –añadió- otro año no podemos aguantar, este año hay que procesionar”. En efecto, el deseo del arzobispo, ya abiertamente y sin reservas, es el de toda la Sevilla cofrade.

El caso es que los pronósticos sanitarios apuntan a una mejoría largamente esperada en los indicadores de la pandemia, y parece que, efectivamente, sólo cabe esperar que la meteorología nos devuelva unos cielos que nunca perdimos para que se cumplan los deseos que monseñor Saiz Meneses compartió ante la parihuela de la Virgen de La Paz.

Uno de los hábitos que nos dejaron los confinamientos fue el recurso a las modalidades online. Ya sea para la participación en la Misa dominical o para el seguimiento de ciclos formativos y reuniones de trabajo, las aplicaciones virtuales se han revelado como un recurso más que útil para agilizar tareas que tradicionalmente urgían una presencialidad que, en la situación actual, resulta poco recomendable. Es el caso de las reservas de papeletas de sitio, un trámite que, en teoría, este año no debe colapsar las sedes de nuestras corporaciones. Máxime si, como es el caso de la corporación de la Colegial del Divino Salvador, se adelantan hasta tres meses los plazos para realizar la conveniente reserva.

Al cierre de esta edición, aún no se han ofrecido detalles sobre los cortejos procesionales. Según se ha adelantado desde algunas hermandades, a priori, las juntas de gobierno extremarán las cautelas para que los templos acojan únicamente a quienes vayan a participar en los mismos. Hasta ahí nada que no se haya observado ya con anterioridad al año 2020 en numerosas cofradías. Está por ver en qué medida afectarán las normas sanitarias a la organización de los tramos de nazarenos y el transcurrir de estos por las calles. Pero el proceder de las hermandades, como de toda la Iglesia, durante estos años hace que pensemos en un retorno normalizado de las procesiones.

Comportamiento “ejemplar” de las hermandades

Marcelino Manzano, delegado diocesano de Hermandades, subraya esta circunstancia y califica de “ejemplar” el comportamiento de las hermandades. En su opinión, la Semana Santa “habrá de ser como siempre ha sido”, ya que “no caben muchos cambios porque tiene ya una tradición muy marcada, una estructura de organización de las procesiones que conforma su identidad”.

Sin duda, se observarán precauciones sanitarias que antes no teníamos, pero que, en opinión del delegado de hermandades y de numerosos hermanos mayores que ya se han manifestado en este sentido, “no habrán de afectar al desarrollo de la Semana Santa como la entendemos”. Así, habrá que dar cumplimiento a medidas que tenemos ya interiorizadas, y la experiencia de estos dos años avala una predicción razonablemente optimista.

Precedentes optimistas

Las hermandades en particular, y la ciudad en general, ya han comprobado que se puede hacer estación de penitencia observando las cautelas derivadas de las recomendaciones que nos vienen haciendo las autoridades sanitarias. El ejemplo de la salida de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder con motivo de la Santa Misión a Tres Barrios demuestra la capacidad de cofrades y público en general de adaptarse a una coyuntura desconocida hasta ahora. Lo mismo se puede decir de la salida extraordinaria de la Hermandad de la Candelaria o de la patrona de Sevilla, la Virgen de los Reyes. La multitud que se congregó en todos esos casos en torno a los pasos no se tradujo en una incidencia llamativa del Covid en la capital andaluza.

No obstante, todas las llamadas a la prudencia son pocas. Tanto el Arzobispo, como el delegado diocesano de Hermandades y los responsables de las corporaciones cofrades, reiteran cada vez que hay ocasión esta apelación a una actitud consecuente con lo que ha supuesto el paso de la pandemia por nuestras vidas. La universalización de las vacunaciones y la actitud mayoritariamente responsable de la ciudadanía hacen que encaremos las procesiones de Semana Santa, después de dos años en blanco, con ciertas garantías.


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