Archidiócesis de Sevilla

Los analistas solían achacar el `enfriamiento bíblico` al contagio de las corrientes seculares en ámbitos eclesiales. Y esta puede ser una causa general, que afecte a muchos ámbitos de la vida de fe, si bien no es la única aplicable al desconocimiento generalizado de las Escrituras. `A nivel divulgativo, el principal defecto es que no se conoce la Biblia, sobre todo las claves de lectura con las que hay que afrontarla`, afirma Antonio J. Guerra, doctor en Sagradas Escrituras por la Universidad Gregoriana de Roma y uno de los cuatro especialistas –junto a Pablo Díez, Álvaro Pereira y Miguel Ángel Garzón– que colaboran en la sección ‘Luz del mundo’ del semanario Iglesia en Sevilla. A su juicio, competimos con la literatura, el cine y otros formatos más adaptados a modas y tecnologías, `y la gente quizás se ha hecho una idea equivocada de lo que es la Biblia`.

 

Pablo Díez, doctorado en Granada, reconoce que hace un par de décadas se detectó cierta `ebullición por el tema bíblico`. Ahora nota un poco de `enfriamiento` en este sentido, y su receta pasa por la metodología de aproximación: `en los últimos años los métodos sincrónicos han ayudado mucho. También la narrativa`. Guerra, por su parte, sostiene que todo pasa por `poner en manos de la gente la misma palabra de Dios`. La siguiente recomendación abunda en `la necesidad de un aprendizaje y una pedagogía para que la persona sepa qué va a leer, qué se va a encontrar, tenga claves de lectura`.

 

Disciplina dinámica y con incidencia en la Teología

Podría pensarse que ya está todo dicho en esta materia, que se trata de una disciplina cerrada y poco dada a novedades. Nada más lejos de la realidad. Álvaro Pereira, que se doctoró en Roma con un trabajo sobre San Pablo, aclara que estos estudios son los que más están evolucionando en los últimos años dentro de la Teología. `De hecho es una de las pocas materias en las que está habiendo grandes avances, entre otros motivos por el descubrimiento de nuevos manuscritos`. Ello se refleja en el interés de universidades civiles, sobre todo en Estados Unidos y Alemania, por los estudios en Sagradas Escrituras. El filipense Miguel Ángel Garzón, que al igual que Pablo Díez se doctoró en Granada, apostilla que `la evolución en el campo bíblico hace desarrollar la Teología. No en vano –añade- ésta tiene su primera fuente en las Sagradas Escrituras`.

 

Pereira aporta un dato llamativo sobre la incidencia de los estudios bíblicos en la vida de la Iglesia: `en los últimos 30 años se han leído las cartas de San Pablo desde una nueva perspectiva, más judía y sacándola de la polémica con los protestantes. Y eso –recuerda- ha motivado que hace unos años protestantes y católicos llegaran a la Declaración de Augsburgo, en la que se concluía que ya estamos de acuerdo en la lectura de San Pablo acerca, por ejemplo, de la gracia`.

 

¿Los sevillanos conocen la Biblia?

Los cuatro biblistas coinciden al afirmar que los fieles quedan `fascinados` ante la `presentación atractiva de las historias bíblicas`. Álvaro Pereira lamenta que no haya arraigado lo que denomina ‘cultura de Biblia’, y ello motiva que `la gente religiosa en España de por sabida la Biblia, tenga quizás más cultura de otra disciplina pero no sienta la necesidad de la lectura diaria`. Es particularmente incisivo en este aspecto, hasta el punto que considera que `no solo hay que hablar del placer de leer la biblia, sino también de la obligación de leerla`. Va más allá: `como cristianos todos deberíamos leerla, un capítulo al día, porque ahí es donde nos habla Dios, ahí nos ha dejado su palabra escrita, en las Sagradas Escrituras`. `Tenemos el deber de escuchar lo que Dios nos dice a través de ella`, reitera.

 

Esta invitación a su lectura no presentaría demasiados problemas, a la vista del estudio que demuestra que en buena parte de los hogares españoles hay al menos un ejemplar de la Biblia. A raíz del Concilio Vaticano II se incrementó el interés por poner la Biblia en manos de los fieles, y fruto de ello ha sido la creación de grupos bíblicos en parroquias, comunidades, etc. Una fórmula que goza de buena aceptación es la lectio divina.

 

Otro dato a favor de la pastoral bíblica en Sevilla es que las asignaturas de Sagradas Escrituras que se imparten en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas son las que registran más matriculaciones, `porque la gente –sostiene Pereira- se siente fascinada por la belleza de la revelación bíblica`. Destaca también la labor que se desarrolla desde la revista Según tu Palabra, el grupo que dirige el marista José Pedregosa o los encuentros de lectio divina que se celebran todos los jueves a las seis y media de la tarde en la capilla de Santa María de Jesús. Esta corriente, `saber que los fieles necesitan seguir alimentándose de la Palabra, que es Jesucristo`, seguramente sea un signo esperanzador de los nuevos tiempos.

 

Una recomendación…

Pablo Díez (Villamanrique de la Condesa, 1966): `La parábola de los invitados a trabajar en la viña a diversas horas de día, una forma de entender la misericordia divina, que a todo el mundo le rompe los esquemas`.

Álvaro Pereira (Montellano, 1979): `Yo no puedo dejar de citar a San Pablo. Filipenses, 1-24. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir… ¡Es precioso!`

Miguel Ángel Garzón (Baeza, 1975): `Por experiencia personal parto del relato de la Anunciación. Jesucristo se hizo carne, se hizo visible, palpable, se hizo vida para todos por el sí de María`.

Antonio J. Guerra (Sevilla, 1971): `El texto del sembrador. Salió el sembrador a sembrar con la esperanza de que siempre va a haber frutos. Es la esperanza de quienes hemos dedicado la vida al sacerdocio`.