Archidiócesis de Sevilla

La ciudad de Sevilla debe buena parte de su repercusión histórica, religiosa y literaria durante la Edad Media a un obispo santo cuyos restos, por vicisitudes históricas quizás trufadas de ciertas dosis de leyenda, se veneran hoy día en León. Isidoro de Sevilla, patrono principal de la Archidiócesis y, desde hace pocos años, de internet, tiene su lugar reservado en el santoral, concretamente el 26 de abril.

Hijo de Severiano y Tórtola (si bien su nombre sigue siendo objeto de investigación a día de hoy), hermano de Leandro, Fulgencio y Florentina, obispo de Sevilla durante más de tres décadas, y doctor de la Iglesia desde 1722, está considerado una de las figuras más relevantes del panorama cultural sevillano. José Sánchez Herrero, catedrático emérito de la Universidad de Sevilla, va más allá y lo considera la figura “más importante de la historia cultural de la ciudad” que lo vio nacer en torno al año 560.

Su producción literaria le avala como referente cultural al más alto nivel. De hecho, en la publicación diocesana en la que se recogen los principales datos biográficos de los santos propios de la Archidiócesis de Sevilla se destaca que el hermano y sucesor de Leandro “escribió con erudición”. Efectivamente, fue un escritor incansable, que en Las Sentencias nos dejó su principal legado en materia teológica, una obra muy difundida de la que se conservan doscientos manuscritos, y en Sinónimos reflejó su camino espiritual más allá del contenido en Gramática. Pero no se puede analizar el contexto cultural de la época sin dejar constancia de la aportación decisiva de Isidoro de Sevilla por medio de sus Etimologías. No en vano, esta obra está considerada como la primera enciclopedia hispana y, muy probablemente, del mundo latino. Dividida en veinte libros, en ella se aborda todo el saber de su tiempo y, en consecuencia, podemos afirmar que el patrono principal de la Archidiócesis escribió una de las obras más referenciadas durante siglos. El hecho de que en la actualidad se conserve un millar de colecciones completas atestigua su rápida difusión durante la Edad Media.

Patrono de internet

Asimismo, el concepto compilador de la obra y la forma en la que Isidoro aborda todo el saber de su tiempo, convierten al titular de la sede hispalense en patrono de internet. En pleno siglo VII, suya es la primera base de datos reconocible, lo que lleva al sitio catholic.org a aconsejar a los 4.388 millones de usuarios de internet que inicien su navegación por la red pidiendo la intercesión del autor de Las Etimologías.

Más allá de su producción literaria, San Isidoro es un personaje crucial en la Iglesia de su tiempo. Celebró tres concilios en Sevilla y presidió el cuarto de Toledo. Éste último con una evidente repercusión en un contexto político bastante convulso. El canon 75 del Concilio de Toledo acaba, entre otras cosas, con la permisividad del regicidio como fórmula para la sucesión al trono: «Aquellos, como es sabido, se matan con su propia mano olvidándose de su propia salvación, cuando dirigen sus fuerzas contra sí mismos o contra sus reyes, diciendo el Señor: No toquéis a mis ungidos».

De Sevilla a León

El hecho de que sus restos se veneren en la preciosa colegiata leonesa que lleva su nombre probablemente ha condicionado el legado de su memoria. No exageramos si afirmamos que San Isidoro debe a las instituciones y el pueblo de León buena parte de su herencia histórica. En la capital del antiguo reino hay una cultura isidoriana que impregna muchos ámbitos, más allá del estrictamente religioso, y, por consiguiente, no faltan voces que sostienen que el santo está “donde tiene que estar”. Los estudios actuales sobre la figura y el legado de San Isidoro los localizamos en León, Salamanca y Sevilla. Destaca la aportación de la universidad salmantina, gracias sobre todo al impulso del grupo de estudios que dirige la catedrática Carmen Codoñer.

Finalmente, en la capital hispalense no faltan iniciativas litúrgicas y culturales en honor del obispo santo. Ya no resultan tan extrañas las convocatorias para misas extraordinarias, algunas en rito hispano-mozárabe, y en los últimos años estamos asistiendo a la revitalización de las investigaciones isidorianas, gracias a iniciativas como las del Scriptorium Isidori Hispalensis, grupo de trabajo que acaba de celebrar sus sextas jornadas anuales sobre un sevillano que “trabajó con celo y sabiduría por la fe católica y por la observancia de la disciplina eclesiástica”.