‘Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales’, carta pastoral del Arzobispo de Sevilla

‘Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales’, carta pastoral del Arzobispo de Sevilla

Queridos hermanos y hermanas:

En este domingo, solemnidad de la Ascensión del Señor, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Los modernos medios de comunicación fueron calificados por el Concilio Vaticano II “como maravillosos inventos de la técnica que,… el ingenio humano, con la ayuda de Dios, ha extraído de las cosas creadas” (IM 1). Vivimos en la sociedad de la información. Las comunicaciones sociales, en sus distintos modos y expresiones, están protagonizando quizás la revolución más decisiva y de más profundas consecuencias desde la segunda mitad del siglo XX y en los inicios del nuevo milenio.

Es tan grande su influencia en la conformación de la sociedad, que la Iglesia pecaría de omisión si no creyera en la necesidad de los medios -prensa, radio, televisión cine e internet- para su misión evangelizadora. Por esta razón, el Concilio estableció la celebración anual de una jornada específica, con el fin de sensibilizar a los cristianos sobre la importancia de los medios, orar por cuantos en ellos intervienen, fomentar su uso responsable y pedir la colaboración económica necesaria para la creación y sostenimiento de los medios de comunicación de la Iglesia (IM, 18).

Los medios son el principal instrumento informativo y formativo, de orientación e inspiración de los comportamientos individuales, familiares y sociales. Por ello, deben estar al servicio del desarrollo integral del hombre. El respeto debido a sus destinatarios exige de ellos y de sus profesionales respetar el derecho a la información de los usuarios, lo cual exige informar verazmente, más allá de ideologías, prejuicios, intereses o consignas, que puedan conducir a deformar, manipular o negar la verdad, relativizar lo importante y magnificar lo intranscendente, al servicio de intereses particulares o de grupo.

La libertad de expresión es a los medios lo que el aire al ser humano. Pero la libertad tiene unos límites: la verdad y los derechos humanos. A veces, en nombre de la libertad de expresión, se pueden cometer los mayores atropellos de la libertad de las personas o de sus derechos fundamentales. Por el contrario, la libertad, bien usada y regulada por la justicia, el respeto, la equidad y la veracidad, sirve al bien común y contribuye a la conformación de una sociedad más justa y transparente.

Los medios deben ser siempre camino de humanización y formación en los verdaderos valores en el plano individual y, desde una perspectiva social, vehículos de conocimiento, comunión, cooperación y ayuda recíproca entre los hombres; en definitiva, medios para el entendimiento entre los pueblos y los grupos sociales. Por ello, la Iglesia, desde su deber inexcusable de promover el respeto, la defensa y la promoción de la verdad y de los auténticos derechos del hombre, invita a los medios de comunicación social a servir permanentemente a aquellos valores que dan consistencia y estabilidad a la vida de las personas y de la sociedad, sin dejarse arrastrar por la seducción del sensacionalismo, el amarillismo, la banalidad o la superficialidad.

Porque los medios deben estar al servicio del desarrollo integral de la persona, deben ser instrumentos de comunión, creadores de un clima favorable a la justicia, el servicio al bien común, el respeto a las personas y sus derechos y muy especialmente a los derechos de los más pobres y desfavorecidos.

Es muy grande la tarea que todos, también la Iglesia, tenemos por delante para hacer de los medios instrumentos de comunión y colaboración. Para ello será necesario fomentar en los responsables de los medios, públicos o privados, empresas y profesionales, el amor a la verdadera libertad, propia y ajena, el respeto exquisito a la verdad, la pasión por la justicia y el compromiso eficaz a favor de la solidaridad y fraternidad.

Pero no podemos infravalorar el papel fundamental que tenemos los usuarios. Generalmente se nos brindan los medios que deseamos consumir. En otros casos, los poderosos intentan seducirnos para que deseemos aquello que previamente han concebido y diseñado para obtener un lucro mayor. Educar en el uso libre, responsable y crítico de los medios de comunicación social constituye hoy una de las más urgentes tareas de la familia, de la escuela y de la Iglesia, comenzando por los niños y jóvenes.

Termino mi carta semanal invitándoos a todos a tomar conciencia de la gran importancia que tienen los medios de comunicación en la tarea evangelizadora de la Iglesia y a ser responsables en su uso. Os invito también a orar por los profesionales y ser generosos en la colecta de este domingo. Es necesaria para sostener o crear en la Iglesia medios de comunicación y para ayudar a formar comunicadores cristianos, que anuncien la buena noticia del amor de Dios por cada uno de nosotros. No sería pequeño el fruto de esta jornada si todos, sacerdotes, consagrados y laicos, nos comprometiéramos a difundir más y mejor nuestra hoja diocesana Iglesia en Sevilla.

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición. Feliz día de la Ascensión del Señor.

 

+ Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla


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