#HazMemoria | Diego Márquez, delegado diocesano de Pastoral Obrera: “Es necesario reformularlo todo desde los empobrecidos”

#HazMemoria | Diego Márquez, delegado diocesano de Pastoral Obrera: “Es necesario reformularlo todo desde los empobrecidos”

Primero de mayo, festividad de san José Obrero y Día del Trabajo. Nuevamente, la Iglesia levanta su voz y aporta al debate sobre el mundo obrero la esencia del Evangelio, con la primacía del hombre, de sus derechos y su dignidad, y la reivindicación de las condiciones que favorezcan un trabajo decente, “como Dios manda”.

¿Qué escenario deja el paso de la pandemia en el ámbito laboral?

La crisis de la COVID-19 está dejando una profunda huella que incide en los lastres de la Gran Recesión de 2008-2013, que no fueron plenamente resueltos en el siguiente período de recuperación. Pese a las cifras positivas de la tasa de desempleo -que aún sigue siendo muy elevada. Seguimos teniendo un mercado de trabajo caracterizado por la inestabilidad e inseguridad, que pervive incluso en tiempos de crecimiento económico, intensificando la precariedad y las posibilidades de estar en situación de desempleo.

Por tanto, las condiciones de trabajo…

Siguen sin ser dignas. Esto hace que muchas personas, a pesar de tener un trabajo, no consiguen salir de la pobreza. Continúa teniendo un gran peso el desempleo juvenil, más de un millón de hogares tiene a todos sus miembros activos en situación de desempleo y la desprotección frente al mismo es muy alta. Estas situaciones de exclusión se intensifican entre las personas de origen extranjero.

¿Qué denuncia hace la Iglesia de esta situación?

Reclamamos, junto al papa Francisco, el trabajo, “especialmente trabajo decente y no de cualquier modo”, como garantía para la inclusión, el desarrollo y la dignidad de las personas. El Papa ha señalado que para la Iglesia el trabajo no es “una simple labor”, sino que es “esencial para el desarrollo espiritual; es sobre todo una misión” y mediante él colaboramos con la obra creadora de Dios al cultivar y custodiar la creación.

Jóvenes, extranjeros, mujer… ¿Son muchos los ámbitos necesitados de medidas concretas?

Pedimos la creación de empleo juvenil de calidad, para que las jóvenes desempleadas y en precario tengan acceso a un trabajo digno relacionado con sus estudios o vocación. Pedimos que se genere empleo de calidad y la gestión de medidas necesarias para disminuir el desempleo juvenil, la migración de jóvenes y la temporalidad. Pedimos también políticas sociales y de género que permitan a las mujeres el acceso a las mismas oportunidades laborales que los hombres, garantizando la conciliación de la vida personal y laboral. Así como el acceso a medidas de protección social para aquellas personas que no puedan contar con un empleo. No perdamos de vista la promoción de un entorno de trabajo seguro, la regularización urgente de las personas migrantes en situación administrativa irregular, para que puedan tener acceso a sus derechos de ciudadanía, y la promoción de una Iglesia con rostro samaritano como expresión del amor encarnado de Dios.

¿Dónde está el plus eclesial? ¿Qué aporta la Iglesia en este debate más allá de lo que reivindiquen los sindicatos o el resto de los actores sociales y políticos?

El Papa, la Iglesia, propone una nueva lógica para la construcción de nuestras vidas y de nuestro mundo: la de la fraternidad y la amistad social, tantas veces arrinconadas y que los movimientos especializados de Acción Católica y la Pastoral Obrera siempre hemos propuesto. No estábamos muy equivocados. Necesitamos cambios en profundidad fundamentados en el amor social y político, en la caridad política.

¿Qué enfoque hace el Papa?

Hace una lectura desde los empobrecidos. Nos propone volver a otra situación, a refundarlo todo, no a la normalidad que nos proponen. Habla de ir a otra situación, desde los últimos, desde los empobrecidos. Este es el reto hoy para la iglesia, no podemos perder otros veinte siglos.

¿En la Pastoral Obrera sentís el respeto o la atención del resto del mundo obrero?

Respeto y reconocimiento sí, tanto la Pastoral Obrera de la Iglesia como los movimientos especializados en la evangelización del mundo obrero, así como de los militantes obreros cristianos presentes en las organizaciones obreras. Las reflexiones que realizamos y los testimonios de vida son muy valorados y tenidos en cuenta en programas y acciones.

Seguramente la agenda del papa ayuda

Los encuentros del Papa con sindicatos y movimientos populares han sido muy valorados, han sido una gran aportación, acompañamiento y estímulo. El Papa pide a los sindicatos construir una economía de trabajo y no de mercado.

¿Hay barreras o clichés que haya que ir desmontando dentro de la Iglesia?

Existe escasa conciencia social y política. Muchas veces se percibe como algo ajeno e incluso contradictorio con la fe de la Iglesia. Vivimos la cercanía y el servicio a los empobrecidos, pero no buscamos el origen de la desigualdad y la injusticia, y las causas del empobrecimiento. Se produce una separación entre amor y justicia. Además, creo que no se reconoce el valor fundamental que el trabajo tiene en el proceso de humanización de las personas. Hay escasa conciencia de que la mayoría de los pobres lo son como resultado de las condiciones de trabajo o de la ausencia de este.

¿Hace falta quizás una movilización interior?

La Iglesia requiere hoy un laicado que actúe y dé testimonio de los valores evangélicos en la vida y la salud, en la cultura, la educación y la vida social, en sus grandes temas: la economía, el trabajo, la mujer, la paz, la ecología…

¿Cuál sería su llamamiento?

Se invita al compromiso con los empobrecidos y a la implicación en la defensa de la justicia, pero pesa demasiado el ambiente pietista e individualista, que separa la fe y la vida, y la persistencia de un catolicismo que prefiere el mantenimiento a la acción misionera. Algo que se expresa en la escasa presencia pública de las comunidades y de los mismos cristianos. Hay poca formación de la conciencia cristiana y de la dimensión política de la misma, y un gran desconocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia, así como falta de discernimiento sobre la situación social, cultural, política o económica.

¿Cuál es su diagnóstico, qué escenarios se atisban en las reivindicaciones obreras?

Se ha producido un empeoramiento de las condiciones de trabajo que genera más trabajadores pobres y trabajadores más pobres y menos realizados personal y socialmente. Es necesario reformularlo todo desde los empobrecidos, tenemos que volver a otra situación, a refundarlo todo, no a la normalidad que nos proponen. Ir a otra situación, desde los últimos, desde los empobrecidos con varias propuestas: Reduzcan la hiperflexibilidad en los contratos laborales, mejora salarial, mantener de manera estable para el futuro las medidas provisionales tomadas en el caso de la salud, la vivienda o la protección social con las necesarias adaptaciones a periodos de estabilidad económica, mejorar la cobertura del Ingreso Mínimo Vital, reimpulsar el modelo de Estado de bienestar en su conjunto… Y entre los retos pendientes, garantizar un sistema de salud público de calidad, políticas frente a la exclusión residencial, superar la brecha educativa provocada por el apagón digital, etc.

 


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