Archidiócesis de Sevilla

El pasado 23 de noviembre falleció el sacerdote diocesano Gonzalo Flor Serrano, a la edad de 73 años. Ordenado en 1969, desarrolló su labor pastoral como párroco de San Cristóbal Mártir (Burguillos) y párroco de Ntra. Sra. de Guía (Camas). Además, fue durante casi cuarenta años profesor del Centro de Estudios Teológicos. Uno de sus alumnos, el también sacerdote y profesor Antonio Guerra, le recuerda en el siguiente texto:

Para ti, amigo Gonzalo

Decir Gonzalo y no pensar en la Biblia y en el CET es muy difícil. Gonzalo, has tenido el arte de transmitir el amor a la Sagrada Escritura. Todavía me acuerdo cuando de seminarista, sentado en las aulas del Centro de Estudios Teológicos, escuchaba con atención tus explicaciones tan ocurrentes y llenas de pasión sobre la Biblia. Y reconozco que algunas veces te puse verde, porque “desmontabas” la creencia que tenía yo de este libro de libros. Clases magistrales con magníficas programaciones que ayudaban a conducir nuestro entendimiento a un Bosque lleno de sorpresas, al cual nos animaste a adentrarnos como humildes peregrinos. Y dentro de este amor a la Escritura te sobresalía una especial pasión: LOS SALMOS, que de un modo genial nos lo acercaste. Las gracias son pocas, Gonzalo, porque has tenido una maestría propia de artistas. Un rostro, en principio serio, pero que escondía detrás un respeto y un cariño sin igual. Estoy seguro que esta Palabra, que tanto meditaste y estudiaste, fue la causante de tanto bien que con tanta generosidad derrochaste. Y, qué bien supiste compaginar tu labor de docente, con tu labor de secretario en el CET, en esta institución a la que tanto has querido y trabajado por ella. Como no acordarme de esas memorias, al principio del año académico. Todos esperábamos tu narración, porque sabíamos seguro que nos lo ibas a contar todo, pero con tu toque irónico; sencillamente, nos encantaba. Y si por si fuera poco, no se me olvida que eras cura de mi pueblo de Camas, del barrio de Coca de la Piñera. Además de estudioso de la Palabra y de secretario del CET, eras el pastor de una parroquia. Mucho te recordarán, porque les hablaste del Dios de Jesucristo que encontramos en la Biblia. No puedo, sino darte las gracias. Te tengo que hacer una confidencia: cada vez que preparo el comentario mensual a la palabra dominical, me acuerdo de ti, porque muchos años hiciste tú este servicio. Te pido que cuando veas a la Palabra hecha carne, les hables de nosotros. Un saludo y hasta pronto.