Entrevista a Pablo Guija, delegado diocesano de Pastoral Universitaria: “La fe está llamada a comunicarse, y la Pastoral Universitaria es ese cauce para poder expresarla libremente”

Entrevista a Pablo Guija, delegado diocesano de Pastoral Universitaria: “La fe está llamada a comunicarse, y la Pastoral Universitaria es ese cauce para poder expresarla libremente”

Nacido en Córdoba y bautizado en Sevilla, Pablo Guija dirige desde el pasado mes de septiembre la Delegación diocesana de Pastoral Universitaria, que incluye el Servicio de Assistencia Religiosa de la Universidad de Sevilla, conocida también por las siglas SARUS, y la Asociación Celestino Mutis de la Universidad Pablo de Olavide, entre otras responsabilidades,

Ha asumido el reto de coordinar un servicio presente en un sector, el universitario, que también demanda respuestas desde la fe a los signos de nuestro tiempo. No está solo en este cometido, y cuenta con la implicación de un buen número de alumnos, profesores y personal de administración y servicio.

Su nombramiento como delegado de Pastoral Universitaria no es su primera responsabilidad pastoral. Antes de asumir este reto fue párroco en Martín de la Jara y Los Corrales ¿Qué queda de esa experiencia?

Son los primeros destinos, entonces la huella imborrable en el corazón, eso pasa a la posteridad. Aparte todo lo que implica de aprendizaje. Yo me estrenaba con ellos y ellos me han ayudado a ser cura. El trato cercano de la gente, la sencillez, compartir las vidas, ser uno más, en los momentos de alegría y de dificultad, eso va formando el corazón del pastor, es una experiencia que me ha enriquecido y por la que le doy muchas gracias a Dios.

No sería el primero que nos dice que hay que vivir esa experiencia de cura en el ámbito rural, tan enriquecedora e intensa. Deja huella…

Jesús dice que quien deje padre, madre, hermanos, hermanas, por Él y por el Evangelio recibirá cien veces más. Al poder sentirte padres de todos ellos, te das cuenta de que evidentemente Cristo no miente, y está esta experiencia de que, efectivamente, ahí está tu familia, que son tus fieles, tus feligreses, los hermanos con quienes caminas y los hijos a los que pastoreas.

Ahora tiene otros feligreses, los de la Pastoral Universitaria ¿Qué idea tenía de este sector diocesano? ¿Llegó con una idea preconcebida de lo que había que hacer?

Sí que lo conocía, primero porque Álvaro Pereira, mi predecesor, se mueve muchísimo, y la pastoral universitaria, el SARUS, en mi época de Seminario tenía mucho movimiento. También lo conocía de oídas de mi época en la universidad, pero ideas preconcebidas no. Yo sabía que era un servicio necesario, y que demanda mucho, que exige mucho, porque la sociedad es cada vez más exigente, nos exige dar razones de nuestra esperanza, como dice la primera de Pedro. Y sobre todo es una oportunidad de evangelización en un campo que también lo necesita. Como nos decía san Juan Pablo II, la fe y la razón van de la mano para llegar a la contemplación de la verdad.

¿Cómo ha sido recibido?

Como decía, Álvaro Pereira lo ha hecho tan bien que ha concienciado a todo el mundo para que lejos de falsas lealtades se muestren todos dispuestos a trabajar todos a una, en la viña del Señor. Porque no somos ni de Apolo, ni de Cefas ni de Pedro, sino que somos de Cristo. Y ha sido precioso nada más poner el primer pie allí, tantas personas saludando amistosa, afablemente, para lo que necesite, tanto profesores, como personal de administración y servicio como estudiantes.

Ya ha tenido tiempo de asumir lo que conlleva esta responsabilidad ¿Qué puede aportar este cordobés licenciado en Medicina? ¿Cuál va a ser su sello?

Mi sello tiene que ser el de Cristo. Tampoco es que yo venga a dejar una impronta personal, cada uno tiene la suya. Pero evidentemente vamos a tratar de dar continuidad a lo que ha hecho Pablo, primero porque después de nueve años la experiencia es un grado y eso no es nada desdeñable, con lo cual sería una locura por mi parte desechar todo el trabajo anterior, no solo de Álvaro sino de los anteriores delegados. Y segundo, lo que vaya suscitando el espíritu. Yo puedo ir con una idea preconcebida, pero es absurdo, hay que conocer la realidad. No tiene la realidad universitaria que acomodarse a mis parámetros, a mis deseos, sino que soy yo el que tiene que servirla. Eso ya lo iremos descubriendo poco a poco.

¿Qué aporta la presencia de la Iglesia en el ámbito universitario?

Aporta algo esencial. Porque todo ser humano está constituido por su cuerpo, su espíritu, y hace falta formar a la persona en todos sus ámbitos, y que encuentre ese espacio para dar respuesta a sus inquietudes. La Pastoral Universitaria precisamente lo que hace es permitir dar respuesta a esas inquietudes que surgen, permitir que todos compartan la fe frente a ese prejuicio por el que se nos está intentando inocular que la fe es algo íntimo, que se tiene que vivir de puertas adentro, cuando en realidad la fe está llamada a comunicarse, y el SARUS o Celestino Mutis es ese cauce para poder expresarla libremente. Y, sobre todo, compartirla, vivirla comunitariamente.

La Universidad de Sevilla ya no es la única. Ahora comparte espacio con la Olavide, la Loyola, el campus del CEU… ¿Cómo se divide para atender tantos campos?

Se lleva bien porque Álvaro lo había trabajado muy bien. Estaba organizado. A mí me corresponde también la Olavide, donde nos vemos todos los miércoles, y también atiendo la Escuela Universitaria de Osuna. Todavía no está implantado el Servicio de Asistencia Religiosa como tal, pero todos los viernes por la tarde estoy allí, y vamos a tratar de abrir allí un programa de Cáritas Universitaria, como hay en la Olavide y en la Hispalense. Las otras universidades tienen sus respectivos capellanes.

¿Ya es hermano de Los Estudiantes?

Sí, sí, por supuesto.

 


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