Archidiócesis de Sevilla

Celebramos en este domingo VI de Pascua la llamada Pascua del Enfermo, jornada que tiene como finalidad acercar a los cristianos al mundo de la enfermedad. Los Evangelios nos muestran el lugar importante que ocupan los enfermos en la vida de Jesús. Su ministerio se inicia anunciando el Reino de Dios y sanando las enfermedades del pueblo. La cercanía de Jesús a los enfermos es constante. Cura a los enfermos como signo de la verdad de su mensaje, como revelación del amor y de la misericordia de Dios. Los enfermos son los preferidos por Jesús.

La Iglesia ha heredado esta predilección del Señor por los enfermos. Él nos ha encargado vivir cerca de ellos. Lo cumplimos cuando los visitamos y nos acercamos a ellos con amor, compasión y generosidad, con respeto, misericordia y deseos de servir. Ante un enfermo, los cristianos tenemos que ver siempre la imagen dolorida de Jesús, identificado por amor con todos los dolores y sufrimientos de los hombres.

En este domingo recuerdo a todos los cristianos de la Archidiócesis que la atención preferente, el cuidado esmerado y el servicio solícito a los enfermos debe estar en el centro de interés de las comunidades parroquiales y de cada uno de nosotros. Ellos son la viva imagen del Señor crucificado. Ellos, ofreciendo sus dolores a Dios como sacrificio de holocausto, son un auténtico tesoro para nuestras comunidades y una auténtica fuente de energía sobrenatural para la Iglesia.

En ellos nos espera el Señor, pues Él se identifica especialmente con los pobres y nadie es más pobre que aquel a quien le falta un bien tan preciado como es la salud. Cuando visitamos, servimos y ayudamos a los enfermos, estamos sirviendo, visitando y ayudando en ellos al Señor (Mt 25,36 y 43).

+ Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla