DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA, Carta del 07-11-10

DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA, Carta del 07-11-10

 

Queridos hermanos y hermanas:

El próximo domingo, día 14 de noviembre, las diócesis españolas celebraremos el Día de la Iglesia Diocesana, que este año tiene como lema «La Iglesia, comunidad de fe, caridad y esperanza». Su finalidad es acrecentar nuestra conciencia de que, además de pertenecer a la Iglesia universal en virtud del bautismo, y al núcleo más elemental de la vida de la Iglesia, que es la parroquia, formamos parte de la Iglesia particular o diócesis, presidida por el obispo, reunida por él por medio del Evangelio y de la Eucaristía, y en la que está presente la Iglesia de Cristo, una, santa, católica y apostólica. Ella es el vínculo que nos une a la Iglesia de Roma, presidida por el sucesor de Pedro, y a las demás Iglesias, presididas por los obispos en comunión con él.

En esta jornada todos estamos llamados a reflexionar sobre lo que la diócesis significa en nuestra vida: ella custodia la memoria viva de Jesucristo y nos garantiza su presencia vivificadora como cabeza de la Iglesia; ella nos sirve la Palabra de Dios y nos brinda la mediación sacramental de los sacerdotes; a través de ellos nos llega la gracia santificante y ella nos introduce en la comunión de los Santos, estableciendo una relación misteriosa, pero real y benéfica, con nuestros hermanos del Cielo y con las almas del Purgatorio. La Iglesia propicia nuestra formación cristiana, nos permite vivir y celebrar comunitariamente la fe y nos impulsa al testimonio  al apostolado. Sin la Iglesia diocesana, estaríamos condenados a vivir nuestra fe a la intemperie, de forma aislada e individual y sin referencias comunitarias.Ella nos permite vivir nuestro compromiso cristiano acompañados, apoyados y como llevados por una auténtica comunidad de fe, caridad y esperanza.

La diócesis es el seno materno en el que hemos sido engendrados como hijos de Dios por el Bautismo. Ella nos ofrece los bienes de la salvación, la vida divina y el pan de la Eucaristía, el alimento que robustece nuestras fuerzas. Es además el ámbito natural de nuestro encuentro con el Señor. Todas ellas son razones poderosas para amar a nuestra Archidiócesis, para colaborar con ella, para implicarnos y comprometernos en su vida diaria, en sus acciones y proyectos, cada uno desde su propia vocación. El día de la Iglesia Diocesana debe adquirir en nuestra Archidiócesis mayor vigor y consistencia. Esto dependerá de todos nosotros, del Arzobispo, de los sacerdotes y consagrados y de cuantos trabajamos a su servicio.

Permitidme algunas recomendaciones para celebrarla auténticamente: En las misas del domingo, 14 de noviembre, los sacerdotes procurarán explicar con sencillez a los fieles la naturaleza de la Iglesia particular, el peculiar servicio salvífico que presta a sus hijos y la misión del Arzobispo. Sería también muy conveniente que les den a conocer la historia gloriosa de nuestra Iglesia y su impresionante patrimonio de santidad, con el fin de renovar y acrecentar el amor a nuestra Archidiócesis, dar gracias a Dios por pertenecer a ella, y valorar, sentir como propio y amar con sentido filial todo lo diocesano. Finalidad de esta jornada es también rezar por la Iglesia que peregrina en Sevilla, por su Arzobispo, por sus sacerdotes, consagrados y fieles para que cada día crezcamos en comunión con el Señor, en comunión con el Santo Padre y su magisterio, en unidad y comunión fraterna y en compromiso apostólico y evangelizador.

No podemos olvidar en este día la obligación de colaborar en las actividades y necesidades de nuestra Archidiócesis, pues si es verdad que es el Señor quien sostiene a su Iglesia, ha querido contar también con nuestra generosidad. La Iglesia en Sevilla necesita medios económicos para cumplir su misión pastoral y evangelizadora, para retribuir mínimamente a los sacerdotes, garantizar el funcionamiento del Seminario y de los servicios pastorales, servir a los pobres, ayudar a las Misiones, cuidar su patrimonio artístico y cultural, tan cuantioso como bello, y construir nuevos templos, una verdadera necesidad en la ciudad de Sevilla y en las poblaciones más crecidas de la Archidiócesis. Entre las necesidades más urgentes quiero también mencionar el Seminario Menor, que si Dios quiere abrirá sus puertas en el próximo mes de septiembre y cuyas instalaciones habremos de preparar a lo largo de este año. Por ello, invito a los sacerdotes a hacer la colecta de esta jornada con todo interés y a los fieles a ser generosos, pues el sostenimiento económico de la Iglesia depende fundamentalmente de nosotros, bien a través de nuestras donaciones directas, en forma de cuotas, suscripciones o donativos, bien a través de la Declaración de la Renta, en la que decidimos destinar el 0,7 % de nuestros impuestos a la Iglesia católica.

Lo decisivo es que el Día de la Iglesia Diocesana contribuya a robustecer nuestra conciencia de familia, a amar con sentimientos de gratitud nuestras raíces religiosas y a crecer en actitudes de colaboración con nuestra Iglesia.

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición,

? Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla


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