“La Iglesia nunca puede estar tranquila si hay sufrimiento humano”

“La Iglesia nunca puede estar tranquila si hay sufrimiento humano”

 

 

 

El paro es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad, sino el que más. Todas las encuestas avalan una preocupación que se ramifica en múltiples variantes que perfilan un panorama desalentador en los niveles personal, familiar y social. La Iglesia de Sevilla lleva décadas aportando iniciativas con las que paliar esta lacra que, en este curso pastoral, se ha situado en el centro de las preocupaciones de las parroquias y comunidades eclesiales. Varias instituciones diocesanas, con el arzobispo al frente, trabajan coordinadamente en un proyecto ilusionante: la Acción Conjunta contra el Paro. El día 20 se celebró el segundo encuentro programado para este curso, con aportaciones concretas que trascienden el ámbito diocesano. Uno de los responsables de este proyecto es Diego Márquez, delegado diocesano de Pastoral Obrera.

 

¿Qué destaca de estos primeros meses de andadura de la acción conjunta contra el paro?

Está siendo un momento de gracia de Dios. Los encuentros de esta acción conjunta están propiciando ocasiones para compartir experiencias, animarnos y celebrar juntos. Un gran impulso para la tarea que llevamos entre manos.

 

 ¿Cuál podría ser una conclusión positiva de  esta Acción Conjunta?

Me conformaría con que se desencadenara un proceso de análisis, reflexión y construcción conjunta de alternativas en las parroquias, movimientos y otras instancias eclesiales, que se promueva una nueva organización del trabajo, fomentando su creación y cuidando el trato cercano con los parados.

 

Lamentablemente se trata de una aspiración que podríamos calificar como ambiciosa…

Queremos dar una vuelta de tuerca, imaginar una nueva economía en que la persona sea el centro, no el mercado. Tenemos que inventar una  nueva economía desde el testimonio,  acercándonos  a los parados en todas sus situaciones y eso entre todos, porque  somos más los que queremos un cambio.  La novedad es que esta vuelta de tuerca la queremos hacer conjuntamente.

 

¿A día de hoy han conseguido lo que se pretendía?

En los encuentros celebrados y el trabajo diario no hemos querido dar más datos de los que ya teníamos. Se han hecho grandes análisis, os remito al último que ha publicado FOESSA sobre  la situación del empobrecimiento que sufre la sociedad española, el paro y las consecuencias que traen las desigualdades. Pretendíamos ofrecer situaciones de esperanza y se han cubierto los dos primeros objetivos: traer experiencias de Iglesia que se están dando en otras partes del mundo y presentar testimonios de experiencias de lucha contra el paro en nuestra diócesis.

 

¿Algunas de estas experiencias?

Destaco el testimonio de Marcelo Villarreal, argentino. Nos ha dado mucho ánimo por su testimonio de vida, de fe y de compromiso desde abajo. El pierde el trabajo y llega a encontrarse en la situación que hoy se encuentran muchas personas: aislado, sin sustento para él y su familia de seis hijos. De estar en una situación de trabajador se ve en lo más bajo, rebuscando y reciclando basura y, desde la solidaridad con otras personas en su misma situación, ha logrado salir adelante. Ha conseguido el sustento y ha recobrado la dignidad de hijo de Dios en esa solidaridad. Ellos han hecho posible crear el Movimiento de Trabajadores Excluidos para conseguir ser reconocidos por la sociedad y la política.

 

¿Cómo os planteáis los encuentros de este curso?

En los Encuentros, como en la Acción Conjunta contra el Paro, existen tres momentos: ver, juzgar y actuar. En el primero hemos visto experiencias que iluminan, despiertan y activan las conciencias ante el parado, las personas y las comunidades cristianas para encontrar nuevas respuestas, aunarlas y potenciarlas.  En el segundo llevamos lo que consideramos una riqueza de la Iglesia, la economía de comunión como la llaman los Focolares. Es una experiencia de economía desde la Doctrina Social de la Iglesia que trabaja el bien común. Y el tercer encuentro será en abril. La intención es que sea celebrativo y público. Queremos exponer a la sociedad lo que quiere la Iglesia y que capten la implicación de toda la diócesis.

 

¿Se están dando nuevos pasos desde los planteamientos originales?

Lo novedoso de este año es conocer que en la Archidiócesis se están haciendo muchas cosas. Había que dar un paso más. Queremos que se conozcan las experiencias que hay en parroquias y en todas las zonas y, entre todos, encontrar nuevas respuestas en comunión a esta lacra. Es una actividad diocesana, no sólo de las asociaciones que promovemos, sino de que lo hacemos  en toda la diócesis. La sociedad está cambiando y tenemos que dar una nueva respuesta que en nosotros los cristianos es la comunión.

 

¿Cómo se concreta esa comunión?

Es un proceso. Todos, con la ayuda del Espíritu Santo y en comunidad, desde esa realidad sufriente obramos e intentamos dar esa respuesta. La Iglesia no tiene la solución a estos grandes problemas, es verdad, pero somos parte de la solución. Los cristianos tenemos una cosa que la sociedad necesita: la comunión y el bien común. La Doctrina Social de la Iglesia no da respuestas pero sí dice que los cristianos tenemos que aportar los valores del Evangelio y, desde ahí, encontrar  nuevos  caminos. Hay que empezar por una conversión personal, desde los pobres, desde el sufrimiento concreto de los parados y por eso decimos ‘activa tu conciencia ante el parado’. Es decir, no es una idea teórica, como una abstracción; somos nosotros, ante el parado que tenemos al lado.

 

¿Propuestas concretas?

Una de las comodidades es decir que las cosas no tienen solución. Pero nosotros como cristianos podemos aportar a la sociedad la esperanza, porque lo que nosotros no podemos Dios lo puede. Con esa nueva confianza tenemos que lanzarnos a la calle, “remar mar adentro” o "echar las redes” de nuevo. La Iglesia nunca puede estar tranquila si hay sufrimiento humano, y lo que proponemos es un proceso de reflexión, ver la realidad de los parados con los ojos de Jesús, juzgar con los sentimientos de Jesús y actuar, dar la respuesta que daría Jesús, como Iglesia, en la que todos seamos uno.

 

¿Cómo llegamos a los no cristianos?

Toda acción de la Iglesia tiene que ser misionera, evangelizadora. Nuestro objetivo principal  es participar en la nueva evangelización que nos propone la Iglesia, y nuestros primeros destinatarios son nuestras comunidades diocesanas, pero con el afán de llegar a los demás. Nosotros tenemos que aportar, desde la experiencia del paro, que somos sal, luz y levadura. Tenemos la vocación de llevarlo al conjunto de la sociedad.

 

¿Qué respuestas estáis encontrando?

Lo resumiría con una frase que  me ha dicho más de una persona: “ya nos hacía falta esto”. La iniciativa la están recogiendo instituciones de todo tipo, y tenemos una secretaría permanente que recibe numerosas peticiones. La respuesta es bastante buena y solidaria de parte de los sevillanos. Sin embargo todos tenemos la sensación de que falta algo más y queremos buscarlo juntos, poder dar esperanza y decir que estamos ahí y queremos, entre todos,  encontrar la solución. Esto sería una gran respuesta.

 

accioncontraelparo@archisevilla.org


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