Archidiócesis de Sevilla

En aquel tiempo, fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:

-¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? ¿Y sus hermanos no viven con nosotros aquí?

Desconfiaban de él. Jesús les decía:

-No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.

No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos al alrededor enseñando.

Comentario de Pablo Díez

(Ez 2,2-5; Sal 122; 1Cor 12,7b-10; Mc 6,1-6)

El hecho de que la primera reacción por parte de sus paisanos a la enseñanza de Jesús sea positiva, indica que el evangelista presenta la predicación jesuánica como un acontecimiento revelador. La fe sabe acerca del origen auténtico de Jesús: es el Hijo de Dios. La palabra de sabiduría le ha sido dada por el Padre permitiéndole predicar con pleno poder por encargo de él, y confiriéndole una actuación poderosa con signos que producen el acercamiento salvador de Dios a los hombres. Pero, para su auditorio, la pretensión divina está en contraposición con el origen terreno de Jesús, de manera que el conocimiento del entorno donde residió se convierte para sus paisanos en impedimento casi insuperable para reconocer su revelación.

Marcos presenta al Hijo de Dios malinterpretado y abandonado en este mundo. No obstante, al afirmar que su predicación resultó escandalosa y que no pudo hacer milagros en su tierra, no pretende poner en duda el poder de Jesús ni la eficacia de su enseñanza, pues, al igual que le ocurría a Ezequiel, su misión es para la palabra y depende del mandato divino, no de la aceptación humana (Ez 2,5); lleva en sí una fuerza tal que aun rechazada se impone. Lo que el evangelista quiere decir es que donde se rechaza por completo la palabra y el ofrecimiento de salvación que se contiene en el milagro, éste resulta prácticamente imposible.