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Diez reflexiones para el 26J

 

DEF.Compo.Urna.Mano.RodinUn lector impaciente, ávido de una solución rápida quizás, me pregunta qué podemos hacer los cristianos por el bien común de nuestro país en este tan próximo día 26 de junio. Responder a esta complicada cuestión es meterse muy dentro del ámbito ideológico más íntimo de cada cual, pero sí es verdad que se pueden sugerir ideas comunes, sugerencias comunes a la hora de reflexionar el voto de cada ciudadano, sobre todo desde una perspectiva cristiana.

Si se piensa bien, la carencia de alternativas políticas de corte cristiano es una consecuencia del mensaje evangélico, en cierto modo: el Evangelio, el mensaje de Jesucristo, es tan inmenso en su perfección, que llevarlo a práctica en una opción política es cuando menos una esperanza simplista, sin perjuicio de que los cristianos estamos llamados a realizarlo en toda la extensión de nuestras posibilidades. Partiendo de esta limitación, tal vez debamos hacer un planteamiento pragmático, pues la Política, es decir “el arte de las cosas del Estado” si atendemos a la etimología griega de la palabra, es algo que nos atañe y nos concierne, hasta tal punto, que estamos incluso obligados a hacernos un planteamiento cristiano de toda la cosa política, es decir, estamos obligados a hacernos una valoración de cada opción política, de cada ideología y de cada medida, desde una perspectiva evangélica. En suma, resumiendo enormemente, estamos llamados a pensar y reflexionar en cada opción política desde una perspectiva cristiana, lo que supone sencillamente preguntarnos “¿qué haría Jesucristo?” ante cada alternativa.

La falta de candidaturas cien por cien creíbles o beneficiosas para el bien común entre los grandes partidos nos lleva a platearnos una serie de reflexiones para la emisión del voto:

– La primera, la opción por la abstención, votar en blanco o presentar un voto nulo, no más que por transmitir un voto de castigo o de indiferencia hacia la clase política que nos pretende gobernar, con sus corruptelas, incumplimientos y faltas tan graves a la Democracia. Quizás sea una forma de transmitir un mensaje a nuestros representantes, si bien probablemente no sea el mejor ni el más útil. Ni tan siquiera, el más cristiano realmente.

– La segunda reflexión sería votar a algún partido minoritario, que no haya accedido aún al gobierno, dando opción a nuevas alternativas políticas, que quizás puedan suponer un golpe de timón importante a la situación que estamos viviendo.

– La tercera reflexión es que hace falta rezar y mucho por España, rezar por la Política, rezar por los que gobiernan, en la confianza de que poniendo en manos de Dios todo cuanto pueda venir, sabremos sobrellevarlo y vivir en la esperanza de que será lo mejor para todos, aun cuando las perspectivas no sean las más halagüeñas. Hay que rezar también para que nos lleguen representantes políticos decentes y honrados, coherentes, para que Dios nos regale personas verdaderamente honestas, no supeditadas a otros intereses personales o de otra índole ideológica.

– La cuarta reflexión es reflexionar, valga la redundancia, reflexionar bien nuestro voto y formarnos adecuadamente para ejercer ese derecho inalienable. Una reciente encuesta de la publicación Vida Nueva (que les enlazo aquí) hace una imagen fiel de cómo el voto cristianos se reparte casi indistintamente entre las cuatro opciones políticas principales de nuestro país, sin que las orientaciones de la Iglesia, de la Conferencia Episcopal o de otras instituciones del ámbito religioso católico, parezcan ejercer ningún tipo de influencia sobre nuestro voto. Parece especialmente grave y preocupante que se vote al mal menor, o que se vote a la opción más utilitarista echando mano de criterios algunas veces antievangélicos: votar opciones políticas que promueven el aborto, la eugenesia, el daño al bien común o simplemente opciones que poyan determinadas ideologías claramente contra el Hombre y contra los derechos del Ser Humano, no pueden ser una opción en el voto de un cristiano.

– La quinta reflexión es que hay que ser valientes y votar verdaderamente en conciencia, es decir, hay que decidir en conciencia lo que consideramos más beneficioso para el bien común de nuestra sociedad, y eso requiere algo más que una profunda reflexión. Quizás sea el momento de poner ante Dios este dilema en que nos encontramos, social y políticamente hablando, y reflexionar en la oración lo que verdaderamente sea mejor y más bueno para nuestra sociedad, para nuestro futuro y para el futuro de nuestros hijos.

– La sexta reflexión, es votar a favor de los más Pobres. Si revisamos los programas políticos, hay que profundizar mucho en ellos para encontrar alguna opción que anteponga cualquier política, a la necesidad de luchar y trabajar por los más pobres, construyendo una sociedad más justa y equilibrada. Mientras eso no sea así, ninguna opción será cuando menos aceptable.

– La séptima reflexión es votar por la opción política que parta de la realidad, es decir, del país que somos, el país que tenemos y el país en el que vivimos, la España real, con sus dificultades y handicaps históricos. Es necesario votar por quienes nos ofrezcan un programa de gobierno realista, objetivo, basado en el interés por construir una sociedad equilibrada, en la que no nos arrullen con cantos de sirena, ni falsas prebendas, ni posibles ayudas que nos calienten el bolsillo con dinero fácil para hoy que nadie sabe de dónde va a salir.

– La octava reflexión es votar por aquél partido que ofrezca una perspectiva de esfuerzo común, de construcción de una comunidad cohesionada, sin diferencias ni separatismos atávicos y falseados, esa opción política que construya un país, un sólo país en el que quepamos todos, sin que nadie tenga interés por irse o posibilidad de ser echado de él.

– La novena reflexión es votar por aquella opción política que nos construya como una comunidad abierta al exterior, una comunidad que aporte a la sociedad internacional, valores y principios morales que hagan el Mundo más humano y habitable, una sociedad que luche por la libertad de todos, dentro de un marco de respeto al planeta que Dios nos ha regalado.

– La décima reflexión será votar por cualquier opción política que respete abierta y claramente la libertad para pensar, para actuar y para decir “Yo creo” sin ser tachado de nada que vaya contrariamente contra esa creencia.

Estoy seguro que si evalúan los programas políticos desde estas diez orientaciones, es posible que descarten algunas opciones políticas y elijan otras. En suma, se trata de reflexionar cómo queremos que sea la sociedad que vamos a construir para nuestros hijos, la sociedad que deseamos para un futuro de paz y prosperidad para todos. En fin, sé, en cualquier caso, que cualquier opción política es válida, mientras no sea cualquiera de las que han envilecido la vida social del País, las que lo han corrompido con intereses y corruptelas, las que lo pretenden envilecer con sus sometimientos a ideologías caducas, las que venden neoliberalismo neocon o neocomunismo 3.0… Cualquier opción es válida, mientras sea en favor del bien común, de los más pobres y de una comunidad más justa e igual.


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