Archidiócesis de Sevilla

“Uno de los mayores tesoros patrimoniales de la Hermandad” así califica Ricardo Morales, Diputado de Caridad de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Triana, un proyecto, el de las Colonias de Verano, que en este año ha celebrado su edición número 44 del 15 al 29 de julio. Una quincena en la que los 180 niños participantes, provenientes de contextos poco apropiados para el desarrollo físico y psíquico de los pequeños, han podido cubrir una serie de necesidades básicas como la alimentación, la higiene, el sueño regular y en muchas ocasiones hasta la falta de cariño. Este ha sido el principal objetivo de los 46 monitores, la gran mayoría pertenecientes a la Juventud de la Hermandad, que sacrificando buena parte de sus vacaciones estivales se han afanado por hacer disfrutar a los más pequeños de estos días en los que pueden olvidarse de los problemas que a diario ven en sus contextos familiares y sociales. Estos 180 niños han tenido que ser seleccionados de entre las más de 300 solicitudes que este año ha recibido la Hermandad a través de Centros de Acogida, Cáritas parroquiales, ONGs y por supuesto las familias de la Bolsa de Caridad.

Para poder desarrollar estas Colonias se necesita un importante apoyo económico, en torno a 30.000 €, que sufraga la Hermandad con la ayuda de muchos donantes, más de 120 en este 2017, sin cuyas aportaciones económicas o en especie el proyecto no sería posible. El otro gran apoyo es el logístico. Más de 25 personas diariamente, junto con otras que ayudan de forma intermitente, cuidan de que todo esté listo.

Aunque las Colonias tienen un objetivo primordial que son sus niños, no se puede olvidar uno secundario que es la experiencia de sus monitores. Si durante todo el año estos jóvenes de la Hermandad han participado del Plan Pastoral impulsado por la Diputación de Formación con el seguimiento del Director Espiritual y varios seminaristas, en las Colonias llega el momento de poner en práctica toda la formación recibida. Porque, aunque esta actividad no tiene como objetivo principal la evangelización de los pequeños (algunos no están bautizados, otros incluso pertenecen a otras confesiones), sí se trabajan durante las actividades valores cristianos y, con su ejemplo, los monitores dan el mejor testimonio posible de nuestra fe. Además, los jóvenes tienen la oportunidad de vivir una auténtica experiencia vital que en muchas ocasiones marca el devenir de su compromiso cristiano.

Pero las colonias no acaban cuando los niños se bajan del autobús en Sevilla. En ese momento empieza el seguimiento que durante todo el año hace la Hermandad de ellos, organizando actividades y, sobre todo, tratando de cubrir las necesidades sociales y familiares detectadas durante estos quince días. Son las otras colonias, quizás menos conocidas, al igual que las Colonias de Verano son el otro Rocío: una muestra de amor a la Virgen a través de sus hijos más necesitados.

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